Los tres pecados de los buendía
El primero es el pecado original que hay en los Buendía, el fundador del pueblo, está casado con su prima Úrsula Iguarán, y desde el primer de su matrimonio viven espantados ante la posibilidad de engendrar un hijo con cola de cerdo: " ya existía un precedente tremendo. Una tía de Úrsula, casada con un Tío de José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que paso toda la vida con unos pantalones englobados y flojos, y que murió después de haber vivido cuarenta y dos años en el puro estado de la virginidad, porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de pelos en la punta".
Cuando todos pensaban que lo de tener hijos con cola de cerdo no es más que una vulgar creencia, el …ver más…
Los tres hijos naturales de la pareja y hasta la hija adoptada también cometieron incesto, cada uno de una índole diferente. José Arcadio, el mayor, fue víctima de un complejo de Edipo. Al iniciarse sexualmente con Pilar Ternera, la imagina como si fuera su propia madre, Úrsula. “Donde trataba de acordarse del rostro de [Pilar Ternera] se encontraba con el rostro de Úrsula, confusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hacía mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer” (115). Sin embargo, al tener este pensamiento incestuoso siente, entre otras cosas, una “soledad espantosa” (115).
“Pilar Ternera es exactamente un doble de Úrsula Iguarán y la acompaña toda la novela. La acompaña como la sombra de Úrsula en la cual puede realizarse libremente lo que quiere hacerse con Úrsula y no se puede”.
No obstante, José Arcadio toma parte en otra relación incestuosa, al casarse con Rebeca, su hermanastra. Aunque no eran hermanos de sangre, lo incestuoso de la relación impera en que ellos se consideraban como tales de todas maneras. En una ocasión, “José Arcadio la miró el cuerpo con una atención descarada, y le dijo: «Eres muy mujer, hermanita»” (190). Y más adelante “José Arcadio le acariciaba [...] los muslos, murmurando: «Ay hermanita: ay, hermanita» (190).
Además, cuando Pietro Crespi le dijo que no podía casarse con ella porque era su hermana, él no lo contradijo sino que le contestó: “«no me importa»” (191). Por lo tanto, hay una