Los caminos y los bandidos
En el siglo XIX, la mayoría de las personas viajaba poco. A caso visitaban de forma ocasional poblaciones cercanas, pero no era común que se trasladaran con frecuencia a lugares distantes. Los viajes entre una ciudad a otra podían durar varios días, los caminos eran malos, los transportes incómodos, aunque se intentó mejorar las comunicaciones.
Ya en 1832 un viajero escribió: “No hace todavía muchos años era necesario emplear dos días a caballo para ir (desde Puebla) a México; ahora se sale en la diligencia a las seis de la mañana y se llega en la noche a buena hora “
Las personas tenían que usar esos caminos, ya fuera que viajaran a pie o a caballo, en diligencias tiradas por mulas, sillas de mano o …ver más…
Una de las rutas más peligrosas era la de México-Veracruz, recorrida a diario por gente adinerada a bordo de diligencias, así como por numerosos arrieros que traficaban con mercancías entre ambas ciudades. Sobre ese camino, en el monte de Río Frío, entre los valles de México y de Puebla, operaba una famosa banda de asaltantes, Los Bandidos de Río Frío En el primer asalto a la diligencia que encabezó el capitán de bandidos llamado Evaristo, éste apareció de pronto en el camino al frente de un grupo de enmascarados montados en buenos caballos y bien armados. ¡Alto!, gritó Evaristo al cochero, haciendo girar y pararse de manos a su caballo alazán y apuntando su pistola en todas direcciones. Cuando el carruaje se detuvo, se acercó a la portezuela derecha, y apuntando dijo: Al que se mueva o grite le vuelo la tapa de los sesos. Entre los pasajeros se hallaba don Manuel Escandón, uno de los empresarios más poderosos de la capital mexicana, otros dos ricos empresarios, dos señoras ancianas que regresaban a Puebla con sus dos criadas, y dos comerciantes que bajaban a Veracruz a hacer sus compras de invierno. Todos ellos habían oído hablar del peligro que había en ese punto del camino, pero también sabían que si no oponían resistencia, podían salvar la vida. Ante el terror de sus compañeros de viaje, don Manuel Escandón dijo