Libro de biologia ii autor rosalino vazquez conde
14688 palabras
59 páginas
LA RANITA QUE NO SABIA CANTARCuentos infantiles escritos por: Mapy.
Érase una vez en un bosque muy lejano vivían tres ranitas pequeñitas. Eran hermanos, dos hermanas y nuestro protagonista el pequeño Croky. A él le gustaba mucho cantar, pero al contrario que sus hermanas que cantaban muy bien, Croky cuando cantaba parecía un globo deshinchándose.
Su voz era fina y chillona. Por este motivo Croky se sentía muy desdichado. Era bastante infeliz, cuando oía cantar a sus dos hermanitas siempre pensaba que por qué él no lo podía hacer tan bien como ellas. Croky se esforzaba por intentarlo. Se adentraba en el bosque, donde nadie lo veía, y se ponía a cantar y cantar. Pero su voz siempre sonaba igual, por mucho que lo intentara.
[pic]
Un día …ver más…
Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dió a él.
En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas?. ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!
Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los animales!!
Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos
El Gran Palacio de la Mentira
Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto,