Le_quitaron_el_zapato_izquierdo

801 palabras 4 páginas
Le quitaron el zapato izquierdo
Marino Zapete Corniel

1. En mis 20 años de ejercicio periodístico no he escrito ningún otro relato que me haya producido un sabor tan amargo en la boca y una tristeza tan profunda en el corazón, como el que les narro a continuación.

2. Ocurre que el fin de semana pasado, un agrónomo amigo y compañero de trabajo se trasladaba a una finca ganadera, acompañado por dos personas, y no pudo pasar de Villa Altagracia. Mi amigo transitaba por la autopista Duarte, y sorpresivamente, recibió un golpe en la parte trasera de su vehículo, perdió el control, salió de la autopista, dio varias volteretas y fue a parar en unos matorrales. El vehículo quedó totalmente destruido. Mi amigo, que conducía, quedó alocado y
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5. Para un periodista que se ha pasado 20 años defendiendo la nobleza de la mayoría de los dominicanos y atribuyendo nuestras miserias a los que les ha tocado dirigir los destinos nacionales, es sumamente doloroso pensar que en un grupo de personas comunes y corrientes no haya aparecido alguien con la sensibilidad necesaria para enfrentarse a la barbarie allí ejecutada.

6. Duele profundamente en el alma de cualquier humano sensible, y particularmente en mi alma, tener que aceptar que existan dominicanos tan perversos, capaces de atrincherarse al lado de una autopista, agredir a personas desconocidas que transitan por allí, sin saber si se trata de niños, ancianos o mujeres, y provocar un accidente, para luego ir como los buitres por la carroña.

7. Siempre he asumido que la mayoría de los políticos, los jefes, los empresarios y los delincuentes comunes, son capaces de cualquier cosa. Pero jamás se me había ocurrido pensar que hombres y mujeres simples de este país se queden de brazos cruzados mientras se esfuma la vida de un accidentado y un grupo de bándalos los despoja de sus pertenencias.

8. La luz de la esperanza se encendió en el corazón de mi amigo cuando vio a aquel joven que se le acercaba con su zapato derecho en las manos, pues creía que le ayudaría a salvar a su compañero moribundo, pero todo se derrumbó cuando comprobó que sólo buscaba el otro zapato.

9. Ante un drama tan deprimente como ese, cabe

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