Hay tiempos en los que los temas de la muerte son recurrentes, se vuelven preguntas a tiempo, muchos, son los que generan miedos, odios, rencores, frustraciones o simples malos recuerdos. Mi amigo Rafael Loret de Mola, acaba de publicar un nuevo libro que lleva por título: Las tumbas y yo, de la editorial Grijalbo. La portada negra es terrible, nos hace pensar muchas cosas, sobre todo, cuando abrimos al azar y descubrimos una de las partes en donde cuenta que una bella mujer, adinerada de niña, al paso del tiempo, sin perder la coquetería, lastimosamente va terminando sus días sin dinero y sin nada, sin poder desprenderse de la silla y comenta: "Cuando me reciba el Creador nada más podré decirle que durante toda mi vida sólo estuve …ver más…

Cada afecto es un interés más que te obliga a perder la objetividad cuando te piden dar la cara por él".
Y continúa: "Pero la soledad asfixia, y a veces destruye. No sirvo para simular la amistad; tampoco podré ser nunca un ermitaño. Como comunicador no puedo estar aislado; y en mi condición de ser humano no sería capaz de privarme del calor de las querencias".
Sin embargo, los amigos, pocos, de Rafael, decimos entre en broma y verdad que no nos puede dejar porque sabe él que somos muy poquitos y si no somos, se queda totalmente solo. No es tampoco la verdad, hay muchos lectores que