La vispera del hombre
• Capítulo 1: o Cuando Pirulo vio el mar por primera vez casi se quedó sin respiración… y todavía estaba lejos. Cuando se acercó, no podía ni parpadear de lo maravilloso que era. o Él estaba en un equipo de campo traviesa y cuando viajó con ellos, empezó a ver la costa poco a poco. o Antes de llegar a la playa, se encontró con un hombre solo y le preguntó cómo llegar a Carrizal. El señor le dijo que era cuando viera el molino rojo, en medio de una mancha verde. Cuando llegó, más allá de la mancha verde estaba la playa con agua color añil. SE ENAMORÓ. o Desde allí se veía la cordillera. Al lado, estaba Lares y al lado, estaba San Isidro, donde vivían Don Rafa y su padrastro. o La mamá de …ver más…
Nadie tiene derecho de vender la tierra, pero el hombre no siempre vive de acuerdo al derecho”. o Se montó en el carro y TODO se fue y Pirulo se dio cuenta de que “la seguridad y la paz ya no estaban en la casa grande.”'
• Capítulo 5 o Aún en ausencia de Don Rafa & Doña Irene, vinieron a la casita de Juana los regalos grandes. Mandaron cama, ropero, sillas, mesa, ropa, manteles, cortinas, etc. y el velocípedo de Raúl que no servía pq solo se podía usar en el glacis y Pirulo nunca volvería a allá. o Un abogado de Don Rafa vino pa que Juana firmara un papel pq les iban a dar 5 cuerdas de San Isidro. La casita parecía un bazar de pueblo pq estaban vendiendo los regalos. o Como el padrastro estaba tan excitado, se ensombreció y empezó a decir que les estaban robando y que el viejo era un maceta dándoles SOLO 5 cuerdas. o A Pirulo, desde un principio no le habían interesado los regalos y no le importó mucho que los vendieran. Y las 5 cuerdas tampoco eran nada. San Isidro un todo; su corazón, la casa grande, su cerebro, Don Rafa. o Cercaron las 5 cuerdas con alambres de púas. Serían de Pirulo cuando Juana muera. Pero él no las consideraba suyas, aunque trabajaba ahí todos los días y se alimentaba de productos que sacaban de ahí. o Los alambres de púas achicaron el mundo de Pirulo. Pero eso no fue lo único que lo amarraba, también eran los ojos tristes de Juana y el dolor de San Isidro en manos extrañas.