La moral anarquista, kropotkin
La moral anarquista, Kropotkin
Kropotkin comienza su trabajo hablando de cómo el poder corrompe a los niños, por ser más fáciles de manipular, y les hace creer en sus reglas y leyes (tanto divinas como humanas) para asegurar la siguiente generación bajo su control. Al convertirse en seres acríticos, la moral de la sociedad desciende.
Pero al llegar a la juventud, el hombre despierta y comienza a criticar toda esta ley impuesta. Piensa el porqué de obedecer la moral impuesta por el poder, y así se incrementa la moral social.
Kropotkin se pregunta porqué el hombre es un ser moral, haciendo alusiones a Kant, a Bentham… y declara: «No inclinarse ante ninguna autoridad por respetada que sea; no aceptar ningún …ver más…
En el reino de los animales pasa lo mismo, el apoyo entre unos y otros es el camino de su progreso. Pone un ejemplo perfecto de esta “asociación para la supervivencia”, y es que la cooperación fue el inicio de la vida, con las primeras agregaciones de células; si no se hubieran unido para sobrevivir, no estaríamos aquí.
La solidaridad es observable en todo tipo de comunidades, actuales o ya extinguidas. Esta solidaridad, afirma Kropotkin, es la base de la anarquía. Para una anarquía estable hay que tratarse con igualdad, y de la igualdad surge inevitablemente la solidaridad. La clave está en “tratar a los otros como si quisiera ser tratado por ellos en análogas circunstancias”.
Por la necesidad orgánica del hombre de obrar bien, éste es capaz de incluso quitarse la vida en caso de poder poner en peligro a sus seres queridos. Kropotkin pone el ejemplo de un médico que es mordido por un perro rabioso, contagiándole. En el momento en el que la rabia está a punto de hacer mella en él, le pide a un amigo médico que le mate, por miedo a morder y contagiar a los demás.
En la parte VII, Kropotkin aborda el tema del inconsciente, que según él juega un papel muy importante en nuestra vida cotidiana. El inconsciente tiene parte de costumbre, y por costumbre solemos obrar bien o mal, sin pararnos a pensar en cada situación (no siempre es así). Por su parte, la Iglesia no deja lugar al inconsciente y predestina las acciones del hombre a base de amenazas con el