La economía moral de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII
Con todo esto podemos resaltar una economía moral de la multitud: se distinguen nociones de bienestar del pueblo que son defendidas por éste mismo y que se apoyan de cierta manera en el modelo paternalista. Pero también cabe mencionar una resistencia, ligada por relaciones sociales, a una nueva economía política que no satisface las necesidades de los más pobres. Esta nueva economía se basa en el libre-mercado y en el “laisser-faire” (propio de A. Smith), es decir que se tenía que dejar que el mercado se auto-regulase para que no hubiesen periodos de escasez y el estado no que intervenía en la comercialización de los productos. Se podría decir que busca “demoler” las reglas de mercado ya establecidas por el paternalismo y por ende va en contra de la economía moral del pueblo. Para Thompson este modelo era el mejor adaptado a las realidades del siglo XVIII pues al retener el grano se evitarían periodos de escasez y el pueblo tendría comida durante todo el año; sin embargo nos dice que era una simple suposición de lo que podría pasar si el estado no interfiriese en la distribución de la comida y en la regulación de los precios, de la calidad y de las medidas. Entonces el motín, más que un mecanismo, es un ritual que responde no solo a un impulso económico pero también a otros factores que no convienen a la distribución equitativa de la comida, como lo es el cambio de un modelo paternalista a un modelo de libre-mercado. La instauración