Léperas contra mocosos
Las léperas damas
En la calle de La Soledad de la Colonia Maravilla, de Ciudad Torrealta, había una vez tres mujeres que no eran muy queridas por los niños, aunque sí apreciadas por los papás de estos niños. Se llamaban Dulcilanda Colorada, Reina Cristina de los Cielos y la señorita Chucha Torres.
Dulcilanda Colorada era flaca y larga como un bambú. Lo que más le gustaba en la vida era el color rojo. Disfrutaba – hasta chuparse los dedos – de la sandía, el jitomate, las fresas, el betabel y la mermelada de cereza. De beber: agua de Jamaica revuelta con vino tinto y, según cuentan algunos niños que la vieron, con tres gotas de sangre fresca de gallina. Su coche era rojo, al igual que todos sus …ver más…

Sobra decir que todos huían de ella.
De Pacorro el Guapo se podían decir muchas cosas menos que fuera un niño guapo. Por el contrario, tenía una mirada tan horrorosa como los gestos que hacía con la boca. Sus orejas eran afiladas y grandes, los dientes amarillentos y hasta un poco verdes, tenía los pelos parados como erizo de mar y la frente arrugada. El apodo salió de sus propios padres, que no dejaban de decirle que era el niño más guapo de la colonia. Tenía doce años y sabía mucho de electrónica. Una de sus principales virtudes era que patinaba como nadie, ya fueran sobre ruedas o hielo.
Aunque vivían en casas distintas, todas las tardes y los fines de semana los tres niños la pasaban juntos. Había varias cosas en las que eran iguales: los tres eran muy buenos estudiantes. A pesar de que tenían malas calificaciones en conducta y en asistencia, en todas las materias sacaban sólo dieces.
Al igual que sus papás, ellos estaban orgullosos de sí mismos, ya que, además de tener tan buenas notas en la escuela, siempre ayudaban en las labores de la casa, especialmente en la cocina. También se parecían en que casi siempre uno de los tres andaba enfermo y con el moco suelto.
Por si fuera poco, los tres eran expertos en hacer galletas, pasteles, flanes, gelatinas, aguas de sabor y paletas heladas. Alguna vez