Fragmento De La Iliada Y Odisea
Canto III.
Iris, por otro lado, a Helena de blancos brazos, llegó mensajera, a una de sus cuñadas parecida, la que Helicaon, el hijo de Anténor, tenía por esposa, Laodica, por su semblante la más distinguida de las hijas que Príamo tenía.
Hallóla en su palacio, donde ella un gran lienzo de púrpura tejía, un doble manto en el que bordaba numerosos trabajos de troyanos, domadores de potros, y de aqueos de broncíneas corazas pertrechados, los que por causa de ella iban sufriendo bajo las palmas de las manos de Ares.
Y plantándose cerca, díjole Iris, la de pies ligeros:
«Ven aquí, mi querida jovencita, para que hazañas veas portentosas, de troyanos, de potros domadores, y de …ver más…
Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la vela, la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al remo, blanqueaban de espumas el mar con las palas pulidas.
Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de cera y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto.
Uno a uno a mis hombres con ellos tapé los oídos y, a su vez, me ataron de piernas y manos en el mástil, derecho, con fuertes maromas y, luego, a azotar con los remos volvieron al mar espumante.
Ya distaba la costa no más que el alcance de un grito y la nave crucera volaba, mas bien percibieron las Sirenas su paso y alzaron su canto sonoro:
"Llega acá, de los dánaos honor, gloriosísimo Ulises, de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro canto, porque nadie en su negro bajel pasa aquí sin que atienda a esta voz que en dulzores de miel de los labios nos fluye.
Quien la escucha contento se va conociendo mil cosas: los trabajos sabemos que allá por la Tróade y sus campos de los dioses impuso el poder a troyanos y argivos y aún aquello que ocurre doquier en la tierra