Aunque fue un pensador polifacético y poco o nada sistemático, Voltaire se convirtió en un símbolo del enciclopedismo y de las modernas ideas ilustradas que defendían la libertad de pensamiento, la tolerancia y la justicia como instrumentos superadores de la ignorancia, el dogmatismo y las supersticiones de toda índole. Frente al oscurantismo no solo ideológico, sino académico, esgrimirá Voltaire el buen hacer de su pluma, la cual gozaba de una enorme claridad crítica y de una demoledora y mordaz franqueza que le hicieron granjearse numerosos problemas y enemistades. Su escritura se mofa de la utilizada por los abstrusos escolásticos o, como sarcásticamente escribe en el Cándido, de los que se dedicaban a enseñar la metafísica