Ensayo 'la vida después del colegio'
26/10/11
Joyce Carol Oates
(Lockport, New York, 16 de junio de 1938) es una novelista, cuentista, autora teatral, editora, y crítica estadounidense. Desde 1978, es profesora de escritura creativa en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey). Oates ha escrito también bajo los pseudónimos "Rosamond Smith" y "Lauren Kelly."
Trayectoria
Oates nació en Lockport (Nueva York), y creció en el campo, en una granja, asistiendo a la misma pequeña escuela que lo había hecho su madre. Empezó a escribir con una máquina de escribir regalo de su abuela, cuando contaba 14 años de edad. Pronto destacó en los estudios y trabajó en el periódico de su instituto, el Williamsville High School. Obtuvo una …ver más…
Cuando llega al sitio de origen, nota que quien emitía aquél sonido era un perro atado con una cadena, con el cuello cubierto de sangre. Él seguía ladrando, pero Donna trataba de amansarle, -¡Perro bonito! -repetía ella. Y de repente sintió a una extraña mujer, un poco vieja, preguntando si era a ella quién buscaba. La señora empezó a indagar sobre Donna, preguntándole cosas, y Donna respondía de puro temor. -¡Calla Balín! -replicó la señora, -¿se llama Balín? -preguntó Donna temerosa. –Balinazo, en realidad - Dijo la mujer entre risas. Luego Donna empezó a hacer preguntas acerca de la salud del perro, pero parece que estás preguntas ofenden a la señora, que se torna agresiva y protectora, según se delataba ya habían quejas de vecinos por los ladridos de Balín. Al final Donna se vio amenazada por la temerosa señora, y debió salir corriendo hasta su casa. Y jamás volvió a pensar en eso, ni lo comentó a sus padres.
Por qué no te vienes a vivir conmigo ya es hora: Claire siempre sufrió de insomnio, pero no insistió en contarle a sus papás, porque sabía lo que dirían, una respuesta de -“tranquila hija, ve a dormir” -Así que se volvió rutina, ir a despedirse, acostarse en su cama, y empezar a imaginar cosas hasta que amaneciera. Ya un poco más grande, lo único que hacía tan pronto simulaba irse a acostar, era encender la luz del cuarto