Ensayo argumentativo de padres e hijos
En la adultez, ya los padres se apartan, y ese hijo o hija, hace su propia vida, mientras los padres van envejeciendo. Cuando llegamos a eso, es posible que nos olvidemos de esas personas que nos dieron la vida. Nos olvidamos, precisamente, porque nuestro corazón se ha cansado demasiado pronto de ellos. Porque hemos perdido la paciencia, porque hemos permitido que el egoísmo gobierne nuestras vidas. En ese estado de independencia, olvidamos todas las cosas que hicieron nuestros “viejos” por nosotros, muchas veces dejándolos como seres inútiles, sin brindarle el tiempo que ellos nos dieron a nosotros cuando empezamos a vivir. Comenzamos a apartarlos de las reuniones o fiestas familiares, dejándolo a un lado como si fuese un trozo con olor a viejo, mandándolos a callar diciéndole: ¿Qué sabes tú? No toleramos que repitan lo mismo y nos reímos de sus vivencias en tono burlón. Los ancianos están totalmente desprotegidos en esta sociedad. En una sociedad en la que se huye de todo lo que signifique dolor, enfermedad, sacrificio, manteniendo a esas personas, completamente en el olvido. Para la mayoría de los adultos, los ancianos solo son personas que han vivido demasiado. Y no solo para los adultos, también los adolecentes y niños olvidan a sus abuelos e incluso a sus padres. Muchas veces nos creemos que nunca llegaremos a tener esa misma edad. Sería mucho mejor que escucháramos con atención lo que esos "viejos" pueden aún enseñarnos, ayudarnos a crecer con