La historia se inicia cuando un hombre que manejaba su auto, para en un semáforo y de repente se queda ciego, pero no fue una ceguera que lo haya sumergido en la oscuridad, sino que todo lo percibía como en una niebla blanca, como si estuviera dentro de un mar de leche. Al no poder manejar y ante los reclamos de los demás conductores, por fin un hombre se ofrece a manejar el carro y llevarlo a su casa, al llegar no encuentran estacionamiento al frente y dejan el carro a la vuelta de la casa, el hombre lo ayuda a subir a su departamento y se ofrece a acompañarlo hasta que llegue su esposa, lo cual rechaza el ciego por desconfianza, dándole las gracias y cerrando la puerta. A llegar la esposa le cuenta lo sucedido y deciden acudir a un