Encuentro Resumen Octavio Paz
Paz, Octavio (1960). Libertad bajo palabra. Lecturas Mexicanas.
Fondo de Cultural Económica SEP. México, pp. 182-183
Al llegar a mi casa, y precisamente en el momento de abrir la puerta, me vi salir. Intrigado, decidí seguirme. El desconocido –escrito con reflexión esta palabra- descendió las escaleras del edificio, cruzó la puerta y salió a la calle.
Quise alcanzarlo, pero él apresuraba su marcha exactamente con el mismo ritmo con que yo aceleraba la mía, de modo que la distancia que nos separaba permanecía inalterable. Al rato de andar se detuvo ante un pequeño bar y atravesó su puerta roja. Unos segundos después yo estaba en la barra del mostrador, a su lado. Pedí una bebida cualquiera mientras examinaba de reojo las …ver más…
Tuve que sonreír. Todos lo encontraban simpático. Tomamos algunas copas. Él me mira con benevolencia.
Usted es forastero, señor, no lo niegue. Pero yo voy a tomarlo bajo mi protección.
¡Ya le enseñaré lo que es México, Distrito Federal!
Su calma me exasperaba. Casi con lágrimas en los ojos, sacudiéndolo por la solapa, le grité:
-¿De veras no me conoce? ¿No sabe quién soy? Me empujó con violencia:
-No me venga con cuentos estúpidos. Deje de fregarnos y buscar camorra.
Todos me miraban con disgusto. Me levanté y les dije: -Voy a explicarles la situación.
Este señor los engaña, este señor, es un impostor…
-Y usted es un imbécil y un desequilibrado gritó.
Me lancé contra él. Desgraciadamente, resbalé. Mientras procuraba apoyarme en el mostrador, él me destrozó la cara a puñetazos. Me pegaba con saña reconcentrado, sin hablar, Intervino el barman:
-Ya déjalo, está borracho.
Nos separaron. Me cogieron en vilo y me arrojaron al arroyo: sí se le ocurre volver, llamaremos a la policía. Tenía el traje roto, la boca hinchada, la lengua seca. Escupí con trabajo. El cuerpo me dolía. Durante un rato me quedé inmóvil, acechando. Busqué una piedra, algún arma. No encontré nada. Adentro reían y cantaban. Salió la pareja; la mujer me vio con descaro y se echó a reír. Me sentí solo, expulsado del mundo de los hombres. A la rabia sucedió la vergüenza. No, lo mejor era volver a casa y esperar otra ocasión. Eché a