El si de las niñas
[Teatro: Texto completo]
Leandro Fernández de Moratín
PERSONAJES
DON DIEGO.
DON CARLOS.
DOÑA IRENE.
DOÑA FRANCISCA.
RITA.
SIMÓN.
CALAMOCHA.
La escena es en una posada de Alcalá de Henares.
El teatro representa una sala de paso con cuatro puertas de habitaciones para huéspedes, numeradas todas. Una más grande en el foro, con escalera que conduce al piso bajo de la casa. Ventana de antepecho a un lado. Una mesa en medio, con banco, sillas, etc.
La acción empieza a las siete de la tarde y acaba a las cinco de la mañana siguiente. Acto I
Escena I
DON DIEGO, SIMÓN.
Sale DON DIEGO de su cuarto, SIMÓN, que está sentado en una silla, se levanta. DON DIEGO.- ¿No han venido todavía?
SIMÓN.- No, señor.
DON …ver más…
Y muy vanidosa y muy remilgada, y hablando siempre de su parentela y de sus difuntos, y sacando unos cuentos allá que... Pero esto no es del caso... Yo no he buscado dinero, que dineros tengo. He buscado modestia, recogimiento, virtud.
SIMÓN.- Eso es lo principal... Y, sobre todo, lo que usted tiene ¿para quién ha de ser?
DON DIEGO.- Dices bien... ¿Y sabes tú lo que es una mujer aprovechada, hacendosa, que sepa cuidar de la casa, economizar, estar en todo?... Siempre lidiando con amas, que si una es mala, otra es peor, regalonas, entremetidas, habladoras, llenas de histérico, viejas, feas como demonios... No señor, vida nueva. Tendré quien me asista con amor y fidelidad, y viviremos como unos santos... Y deja que hablen y murmuren y...
SIMÓN.- Pero, siendo a gusto de entrambos, ¿qué pueden decir?
DON DIEGO.- No, yo ya sé lo que dirán; pero... Dirán que la boda es desigual, que no hay proporción en la edad, que...
SIMÓN.- Vamos, que no parece tan notable la diferencia. Siete u ocho años a lo más...
DON DIEGO.- ¡Qué, hombre! ¿Qué hablas de siete u ocho años? Si ella ha cumplido dieciséis años pocos meses ha.
SIMÓN.- Y bien, ¿qué?
DON DIEGO.- Y yo, aunque gracias a Dios estoy robusto y... Con todo eso, mis cincuenta y nueve años no hay quien me los quite.
SIMÓN.- Pero si yo no hablo de eso.
DON DIEGO.- Pues ¿de qué hablas?
SIMÓN.- Decía que... Vamos, o usted no