El cardenismo
Uno de los actos iniciales de una de nuestras mitologías mayores es el asesinato de un hermano. Era tras era, siglo tras siglo, hasta la actual versión del periódico de esta mañana, la realización humana se ha visto casi siempre acompañada por la violencia humana. Entonces ¿a qué tomarse el trabajo de preguntar, por qué hemos sobrevivido hasta ahora? Hemos recorrido una larga distancia como especie ¿por qué no seguir sencillamente como hasta ahora, viviendo nuestras vidas y protegiéndonos cada cual como mejor pueda? ¿Por qué preocuparse? Hay dos razones. Una es que, como especie, queremos comprender. Una de las cualidades de los seres humanos en general es su ansia de comprender llámese curiosidad, mente inquisitiva, sed de conocimiento o lo que fuere-, comparable solo con su voluntad de hacer un esfuerzo notable con ese fin, aún cuando en ese momento no sea clara su futura utilidad práctica. La otra razón para intentar comprender nuestra agresividad es que ha llegado el momento de hacerlo. Tras 5 ó 6 millones de años de existencia humana sobre este planeta, la violencia de los hombres amenaza con arrebatar las riendas al espíritu cooperador e inventivo y conducirnos a la extinción. Hasta ahora nos hemos equilibrado bastante bien como especie, y de hecho no hemos dejado de crecer y desarrollarnos. Pero hoy, trabajando nuestro ingenio a toda máquina, hemos creado modos de borrarnos con una velocidad y un rigor antes desconocidos. Si