Capítulo VI.- EL CASTILLO DE LA VOLUNTAD Y DE LA OSADÍA
El Caballero llega al último castillo, quiere entrar pero la puerta se atasca trata de forzarla sin logro alguno, trata de entrar por una ventana pero esta también está atascada, el Caballero grita: “¡ya ábreme sirviente de pacotilla deja de andar espiando a las plebeyas mientras se cambian!”, al ver que nadie le abría corrió hacia el otro lado, se arrojó hacia adentro del castillo por una ventana, ya dentro cayó sobre el anciano sirviente pervertido, el Caballero le pidió disculpas y el sirviente se quedo con cara de what?, ya que este era gringo, después de aquella lingüística disculpa , el Caballero no se había dado cuenta de que había un timbre al lado.
Fue en busca de la …ver más…

Capítulo VII.- CAÍDA Y CORTE!!!
Escobedo culpo al Caballero de la muerte de los amigos lacayos, el Caballero al no saber qué hacer utilizó psicología inversa e hizo creer a Escobedo que él fue quién los mató, Escobedo al ser un simple lacayo y al creer que él había matado a sus únicos amigos del mundo, aparecieron sus amigos a la orilla de donde pensaba lanzarse estos lo incitaron, se lanzó a lo que él pensó que era un río, pero en realidad era un acantilado de más de 800 metro de altura.
El Caballero observó todo desde su cómoda silla, comiendo palomitas (a saber de dónde saco la silla y las palomitas), después el caballero quiso seguir los nobles pasos de su amigo Escobedo, mientras caminaba a lo que si era un río, iba recordando el tiempo que pasó con su familia, cuando se casó con Julieta, los momentos cuando la engaño con su amada Paris, la primera caída de Julieta que el Caballero le provocó apropósito estando embarazada, la primer película de adultos que vio con su hijo (para colmo era de gays).
El Caballero siguió andando y no se percató de que había una piedra salida tropezó rodó como cuando Vallo cayó por las escaleras y en eso salió disparado de la armadura para su buena suerte cayó en el agua, para la mala iba directo a una catarata, el Caballero, cayó, cayó y cayó... siguió cayendo, y siguió cayendo cuando alguien gritó: “¡Corte! ¿Dónde está el doble?”.
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