El Misterio del Pollo en la Batea
Eran las 11 de la mañana de un sábado soleado y caluroso. Humberto flotaba sobre el agua de la batea, pico abajo, con las alas extendidas, junto a las medias de la suerte de mi papá
-¿Qué lamentable accidente?. Pero yo le dije que esto no debió ser un accidentes, Humberto era un pollo de apenas una semana, él sólo no pudo haber subido hasta la batea, Humberto había sido asesinado.
Mi relación con Humberto había iniciado una semana antes, estaba en el mercado con mi madre y me llamó la atención una canasta de pollitos recién nacidos que tenía una señora, y mi mamá me compró uno y me prometió que la abuela no lo cocinara cuando hubiera crecido.
Cuando llegó a casa, llamé a mi padre para que me ayudara a …ver más…
Me dijo que interrogara a Lutzgarda, pues ella había estado lavando en la azotea, además en su conciencia ya pesaba la muerte de otro animal, el perico de mi prima.
Lutzgarda dijo que ella no había sido, que había estado lavando, pero que en ningún momento vio al pollo. Así que sólo quedaba Miluska, pero ella dijo que había estado lavándole el cabello a su muñeca. Miró a mi madre y le dijo: ¿Tía verdad que yo no he matado al pollo?, y mi madre dijo: No hijita, tú no lo has matado.
Mi madre explicó que cuando había subido a la azotea, lo había encontrado muerto en su jaula, y lo había puesto en la batea para que pareciera un accidente, pues pensó que Miluska había tenido algo que ver en el incidente y no quería que yo me enojara con ella.
Cuando la abuela llegó interrogó a Miluska, para saber si ella había matado al pollo, pero mi prima insistía que ella no había sido.
Así que subimos a la escena del crimen, la abuela examinó a Humberto y dijo que tenía el buche muy hinchado y determinó que el pollo tenía una infección pues no lo supieron alimentar, así que murió de frío y estreñimiento pues no le habían preguntado a ella cómo se cría un pollo.
Cuando bajamos las escaleras me sentía muy mal porque Humberto había muerto pues yo no lo supe cuidar, además me puse a buscar culpables, y yo había sido quien había tenido la culpa. Mi papá para animarme me invitó a jugar