El Gran Laberinto Verde
lfonso está pegado a la ventana del avión. Afuera, sobre un manto verde, el Gran Río parece una serpiente infinita. Sin despegar los ojos del paisaje, Alfonso pregunta a su papá: —Papá, ¿sabes por qué los ríos son marrones? El papá está a punto de responder, pero Alfonso se adelanta: —Porque tienen lodo. ¿Lo sabías? Alfonso sabe muchas cosas. Y sabe que sabe mucho. Es un niño seguro e inteligente que, según dice, nunca tiene miedo. Este viaje a la selva es lo que siempre había soñado. —Papá, ¿sabes a qué velocidad está volando este avión? —vuelve a preguntar Alfonso. —No, hijo, no lo sé. —Pues a ochocientos kilómetros por hora. ¿Increíble, no? —Sí, hijo —responde el papá con poco entusiasmo—. Increíble. El …ver más…
Alfonso se esconde bosque adentro. —Noventa y ocho, noventa y nueve… ¡SAAALGOOOOO! —grita Santiago. Santiago mira a su alrededor y no ve a su primo. Ni por la laguna, ni por las cabañas. Se acerca despacio hacia donde empieza el bosque. Penetra tímidamente. De Alfonso, ni el aliento. Se abre paso por un camino delgado invadido por las plantas. Unos pasos más allá se detiene. Cuando mira hacia atrás, ya no sabe por dónde vino. Empieza a regresar sin saber cuál es el camino. Conforme más camina, más se va alejando. Mientras tanto, la cabeza de Alfonso se asoma por detrás de unas hojas enormes que lo tapan por completo. No reconoce el árbol donde Santiago contó hasta cien. Espera un poco, pero nadie viene por él. Piensa que Santiago se ha quedado inmóvil y muerto de miedo. En su cara se dibuja una mueca de burla. Empieza a buscarlo sin sospechar que cada paso lo separa más de su primo.
El susto de los papás
L
a mamá de Santiago, aún entre sueños, se da cuenta de que los niños no hacen bulla. Algo, por cierto, muy extraño. Atacada de pronto por el temor, camina apurada hacia donde estaban jugando. Luego avanza hacia el borde de la laguna. Al no ver a nadie, empieza a llamarlos, primero suavemente y luego a gritos. —¡¡¡No están… Santiago… Alfonso!!! —la madre grita con las manos en la cabeza. Los padres de Alfonso y el papá de Santiago se despiertan con sobresalto. Vuelven a buscar alrededor de la