Ejm.de monologo para iniciar la conciliaion
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artista y su obra desaparecen con la sociedad en que vivieron. No sólo los poemas deMarino eran leídos por los cortesanos y los letrados sino que los príncipes y los duqueslo perseguían con sus favores y sus odios; hoy el poeta, sus idilios y sonetos son apenasnombres en la historia de la literatura. Picasso no es Marino. Tampoco es Rubens, quefue embajador y pintor de corte: Picasso rechazó los honores y los encargos oficiales yvivió al margen de la sociedad —sin dejar nunca de estar en su centro. Para encontrar aun artista cuya posición haya sido parecida a la de Picasso hay que volver los ojos haciauna figura de la España del XVII. No es pintor sino un poeta: Lope de Vega. Entre Lope ysu mundo no hay discordia; hay sí, la misma relación
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En los momentos débiles, es maestría era mera habilidad; en otros, losmejores, se confundía con la más feliz inspiración. El tiempo es el tema del artista, sualiado y su enemigo: crea para expresarlo y, asimismo, para vencerlo. La abundancia esun recurso contra el tiempo y, también, un riesgo: hay muchas obras de Lope y dePicasso fallidas por la prisa y la facilidad. Otra, sin embargo, gracias a esa mismafacilidad, poseen la perfección más rara: la de los objetos y seres sobrenaturales. La dela hormiga y la gota de agua.En la vida pública los dos artistas encontraron la misma desconcertante fusión entreextravagancia y facilidad. La agitación de la vida privada de Lope y su nomadismosentimental contrasta con su aceptación de los valores sociales y su docilidad frente alos grandes de este mundo. Picasso tuvo más suerte: la sociedad en que le tocó nacer ha sido mucho más libre que la en la España del siglo XVII. Pero soy injusto al atribuir laindependencia de Picasso a la suerte: fue intransigente y leal consigo mismo y con lapintura. Nunca quiso agradar al público con su arte. Tampoco fue el instrumento de lasmaquinaciones de las galerías y los mercaderes. En esto fue ejemplar, sobre todo ahoraque vemos a tantos artistas y escritores correr con la lengua de fuera tras la fama, eléxito y el dinero. Dos lepras y una sola degradación: la sumisión a los dogmasideológicos y la prostitución ante el mercado. El partido o el best—sellerismo y la