A principios del siglo XVIII se plantea en España la cuestión sucesoria con la muerte de Carlos II sin sucesión. Los candidatos al trono son Felipe de Anjou y el archiduque Carlos y tras una dura Guerra de Sucesión accede al trono el primero de los dos como Felipe V. Este es un monarca absolutista, que sin embargo facilita la entrada en nuestro país del pensamiento ilustrado y las ideas inglesas y francesas. Se promueven en España varias reformas en el siglo XVIII pero sin demasiado éxito por la oposición del clero, de la nobleza y de los propios destinatarios, el pueblo llano, que manipulado por la Iglesia seguía anclado en la tradición y mantenía el espíritu contrareformista contra las ideas inglesas y francesas.