Salvador Garmendia es una de las plumas del género de la cuentística que ha consolidado un espacio relevante en la narrativa contemporánea venezolana. Nos hemos topado con un realizador o hacedor en el estricto sentido del término. El Inquieto Anacobero (1976) es un libro de cuentos que destaca su afán por reflejar la ciudad, esta vez a partir de la recuperación de la oralidad de sus habitantes. La voz narrativa se desliza afincándose en el diálogo de los personajes que recrean la historia, desde la barra del bar, el ámbito festivo del prostíbulo o la sala velatoria de la funeraria, el laberinto de concreto, polución y asfalto que es la ciudad de Caracas:
“Eso fue en el 53, me parece. La Gata tenía el mejor burdel de Catia en esos años. …ver más…

La época del Inquieto Anacobero según mi abuela.

A Daniel Santos, o como se le conocía “El Jefe” y “El Inquieto Anacobero”, nació en Puerto Rico en la década del 1910 por allá en el siglo XX, mi abuela quien goza de una lucidez admirable a sus 78 años, cuenta que fue a comienzos de los 50 cuando él visitó Venezuela por primera vez, era la época de los cantantes Julio Jaramillo, Leo Marini, Benny Moré y donde las orquestas amenizaban los esplendorosos carnavales de Caracas, según ella una etapa muy bonita y lanza un suspiro.
También recuerda que Alberto cortéz llegó a Caracas con banda y todo para inaugurar La Boite Pasapoga durante unos carnavales de esa década dorada. En Venezuela se vivían unos años de opulencia comenta, y nuestro país era un excelente mercado para espectáculos, visitaron el país Josephine Baker, Bola de Nieve y El Negrito del Batey (el de aquélla canción que le cantaban a mi primo Eliecer por ser moreno) entre tantos otros. Alfredo Sadel, Felipe Pirela los antes mencionados en el primer párrafo y Daniel Santos, hacían de las suyas en el mundo de la canción en el país y en casi en todo el continente.
Recuerdo que la Billo´s llegó a Venezuela un poco antes y se presentaron en el primer local danzante de prestigio en el centro de Caracas, ubicado frente a la Plaza bolívar, El Roof Garden. Sus dueños, los hermanos