Cuentos de autores hispanoamericanos
Aroldo Moisés PESCADO TOMÁS
Se acercaba el tiempo de las luciérnagas en el aire, esas pequeñas luces que con las primeras lluvias dan la idea de ser chispas de fuego al extinguirse el incendio que quemaba la tierra en el verano.
La noche que no era noche delineaba figuras chinescas por el camino de tierra, de piedra, de polvo, de lodo. En el lento vaivén del alarido de un viento quejumbroso flotaba la frescura de un cielo estrellado, sin nubes, sin sombras. Cuando pasaba por el camino de pedregales el sonido se hizo grande, que cubría todo, que lo envolvía todo y el firmamento se movía como si viajara en barco. De pronto se sintió caer en un profundo abismo, sintió volar hacia atrás, de espaldas por un …ver más…
Un colibrí hecho con cabellos de luna volaba entre las gotas de lluvia y de sus alas se desprendían fracciones de tiempo color del arco iris en el crisol de la tierra seca y sedienta. Los trabajadores con su trabajo honrado y noble son los verdaderos héroes de la historia, de la patria, de esta tierra milagrosa y legendaria. Aroldo Moises Pescado Tomás
Guatemala, Centro América.
Una taza
Marcela VEGA
En otro tiempo, Zoraida hubiera rehecho la cama esperando a que algún día alguno de los durmientes se apeara. Pero el terror estaba pronto y no había tiempo de tales delicadezas, delicadezas impropias para un momento tan álgido. Noemí colocó entonces sus pequeños zapatos de lona al pie de la cama, tan anciana desde niña, nunca pareció superar su encorvamiento, el persistentemente instruido miedo a mirar de frente, pero miedo era lo que faltaba por vivir.
Zoraida sintió venir algunos pasos decididos y su vagina se endureció: se aprieta, duele de seca tan amarga, toda su estructura arde, finalmente se duerme adolorida sin comprender qué ha sucedido, me inquiere desconcertada recordándome que no hay placer alguno en el terror, como si fuese la vagina de una niña resguardada debajo de una mesa… pasan los pasos sin darse cuenta del mutismo con el que hemos tenido que ir existiendo, luego miro sin moverme y no hay nadie, nadie ha estado aquí, sólo ha sido mi vulva trastornada y sola.
Pero los pasos