RICARDO SALVATORE, “Consolidación del Régimen Rosista (1835-1852)”

Para sus enemigos, Rosas fue un tirano que gobernó mediante métodos despóticos, instaurando un régimen de terror e intolerancia política. Responsable de numerosos asesinatos políticos, Rosas es visto también como el gobernante que obstaculizo el arreglo constitucional del país.

Para sus admiradores, por el contrario, Rosas fue un hacendado y agricultor progresista, un líder aclamado por los sectores populares , un gobernante sagaz que supo comprender la necesidad de pacificar el país antes de organizarlo constitucionalmente, un defensor de la soberanía nacional frente a las agresiones de las potencias europeas más poderosas.

Una manera de apartarse estas visiones …ver más…

Para el régimen una forma efectiva de excluir a los opositores consistió en etiquetarlos de “unitarios”. Listas de unitarios circulaban entre los distintos juzgados y policías, sirviendo de advertencia o amenaza.

Otra medida de debilitar a la oposición consistió en confiscar las propiedades de aquellos sospechados de unitarios. Mientras que las estancias eran por lo general retenidas para usufructo de los ejércitos federales, sus muebles y utensilios, vendidos en subasta pública, servían para retribuir los servicios de los que habían contribuido a la causa federal.

Otra forma de exclusión política fue el uso mandatario de la divisa y el cintillo federal, así como la prohibición de expresar opiniones contradictorias al régimen.

Pero fue el terror ejercido desde el gobierno lo que contribuyo más poderosamente a crear el estado de miedo que hizo gobernable la provincia.

La Sociedad Popular Restauradora estaba encargada de llevar adelante la identificación y separación de los unitarios del cuerpo de la Republica. Su fuerza de choque, La Mazorca, llevaba adelante las intimidaciones y asesinatos políticos ordenados.

El terror de Estado, además de ser aplicado de forma selectiva, no fue constante en su magnitud e intensidad. El terror apareció en oleadas de exaltación y calma. Cuando la Federación parecía amenazada, el terror se intensificaba. Así, Buenos Aires vivió su periodo de mayor terror entre los años 1838 a 1842. Por el contrario,