Cátedra Vallejo: análisis del cuento Los dos soras y el poema los anillos fatigados
3564 palabras
15 páginas
ESCUELA ACADÉMICO-PROFESIONALINGENIERÍA EMPRESARIAL
PROFESIONAL
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:
OBRAS DE CÉSAR VALLEJO
AUTORES DEL CUENTO LOS DOS SORAS:
CHUNQUE DIESTRA, SNAYDER
MONDRAGÓN CASTAÑEDA, LAURALICIA
AUTORES DEL POEMA LOS ANILLOS FATIGADOS:
BERROSPI LÓPEZ, MIULER
CALATAYUD VALENCIA, ANDREA
AUTORES DEL ARTICULO PERIODISTICO LOS ÍDOLOS DE LA VIDA CONTEMPORÁNEA:
DIONISIO CHÁVEZ, ROSSY
MURGA CANORIO, LEAVIT
DOCENTE:
REYES COLQUICOCHA, OLINDA
ESCUELA:
EAP INGENIERÍA EMPRESARIAL
AULA:
321 - mañana
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN DE LA ESCUELA:
LA IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA DE NEGOCIOS EN LAS ORGANIZACIONES
LIMA, JULIO DE 2013
ESQUEMA SUBTEMÁTICO NUMÉRICO
TEMA: Obras de César Vallejo
1. …ver más…
Tratábase de un servicio de difuntos. El altar mayor se hallaba cubierto de paños y
crespones salpicados de letreros, cruces y dolorosas alegorías en plata. En el centro de la nave aparecía el sacerdote, revestido de casulla de plata y negro, mostrando una gran cabeza calva, cubierta en su vigésima parte por el solideo. Lo rodeaban varios acólitos, ante un improvisado altar, donde leía con mística unción los responsos, en un facistol de hojalata. Desde un coro invisible, le respondía un maestro cantor, con voz de bajo profundo, monótona y llorosa.
Apenas sonó el canto sagrado, poblando de confusas resonancias el templo, Juncio se echó a reír, poseído de un júbilo irresistible. Los niños, que no apartaban un instante los ojos de los soras, pusieron una cara de asombro. Una aversión repentina sintieron por ellos, aunque Analquer, en verdad, no se había reído y, antes bien, se mostraba estupefacto ante aquel espectáculo que, en su alma de salvaje, tocaba los límites de lo maravilloso. Mas Juncio seguía riendo. El canto sagrado, las luces en los altares, el recogimiento profundo de los fieles, la claridad del sol penetrando por los ventanales a dejar chispas, halos y colores en los vidrios y en el metal de las molduras y de las efigies, todo había cobrado ante sus sentidos una gracia adorable, un encanto tan fresco y hechizador, que le colmaba de bienestar, elevándolo y haciéndolo ligero, ingrávido y alado, sacudiéndole, haciéndole cosquillas y