Autobiografía De Octavio Paz
A veces triunfaba la segunda, a veces la inspiración.
Otra potencia que intervino en la redacción de este poema: la memoria. Esta palabra quizá no es sino otro nombre de la inspiración. Para mí, a diferencia de los surrealistas, la memoria es el origen de la poesía. Por ser obra de la memoria, Piedra de sol es una larga frase circular. El poema acaba donde comienza. Tiene 584 versos. Me asombró la analogía con el tiempo circular precolombino. Tiene 584 líneas porque el tiempo que tarda el planeta Venus -Quetzalcóatl para los antiguos mexicanos- en hacer la conjunción con el sol, es también de 584 días. El planeta Venus aparece como estrella de la mañana y como estrella de la tarde y esa dualidad ha impresionado a todos los hombres de todas las civilizaciones. El poema está fundado en esta dualidad, en esta ambigüedad.
En 1959 volví a París. A poco de mi llegada murió ese gran amigo mío que conocí en la época de la segunda guerra mundial, en México, Benjamin Péret. Fue un amigo ejemplar, un revolucionario incorruptible y un poeta admirable. Continué mi amistad con André Breton. En muchas ocasiones escribo como si sostuviese un diálogo silencioso con Breton: réplica, respuesta, coincidencia, divergencia, homenaje, todo junto. No olvidaré nunca, entre todas nuestras conversaciones, una que sostuvimos en el verano de 1964, un poco antes de que yo regresase a la India. No la recuerdo por ser la última