Análisis de memorias de mamá blanca
Memorias de Mamá Blanca; análisis.
Se acabó trapiche.
Se acabó trapiche fue una frase de Evelyn, que por ser inglesa no utilizaba artículos. Durante un día Violeta jugaba peligrosamente con unos cuchillos y otra criada le había pedido repetidamente que dejara de jugar con ellos hasta que Evelyn se los quitó y Violeta dijo una grosería y fue entonces cuando Evelyn dijo: se acabó trapiche; ella pensaba que era allí donde Violeta había aprendido semejante grosería.
El trapiche quedaba en la hacienda piedra azul; era donde se procesaba la caña para luego verter su jugo en grandes pailas para ser convertidas en panela, melaza y otros derivados. Para las niñas este era un castigo muy injusto porque para ellas significaba mucho más …ver más…
En el corralón cada niñita tenía su vaso de leche a las seis de la mañana, en compañía de Evelyn y del vaquero Daniel. Cuando las niñas veían a una vaca con su becerro atado a la pata, era señal de que ya estaba ordeñada. Las hermanitas rodeaban a Daniel y lo bombardeaban de preguntas. Para esto Daniel tenía que cargarse de paciencia ya que lo molestaban mucho.
Según las niñas las vacas tenían nombres semejante y más que eso, considerado por ellas, un plagio. Daniel tenía la libertad de escoger los nombres de las vacas; él era poeta y provenía del llano y por consecuencia los nombres de las vacas tenían versos y líricas.
Entre las vacas estaban: flor de saúco, noche buena, viuda triste, Niña Bonita, Amapola, No me Dejes, entre otras.
Cada una tenía sus cualidades como una que tenía una mancha negra en su frente se llamaba estrella.
El padre de las hermanitas decía que Daniel tenía una práctica excelente con las vacas pero las tenía muy consentidas lo cual él no quería, pero no había alguien que lo reemplazara.
Daniel era el corazón del llano pero toda su juventud la había pasado en los valles de Aragua de donde se había traído su excelente personalidad.
Un nuevo vaquero que había reemplazado a Daniel por unos días se quejó de que las vacas no querían ser ordeñadas y el señor Juan Manuel, padre de las niñitas, reconoció el talento de Daniel puesto que gracias a su canto las vacas se mantenían alegres, y le reclamó que hiciera lo