Affect y literatura
En general, las teorías conductistas aplicadas a la afectividad, en su afán por crear jerarquías y sistematizaciones “[a]re far removed from the subjective experience of emotion, and their proponents try, although they do not always succeed, to keep cognition out of the action.” (Strongman 47) Para ellos es de menor interés la formación de los afectos que su manifestación en términos del comportamiento. Esta manera de abordar la afectividad no es productiva desde el punto de vista literario por razones obvias: no me propongo analizar comportamientos de personas, sino textos.
Sobre estas características somática y conductual se desarrollaría la investigación de los afectos desde la sicología y lo neurociencia. Jenefer Robinson (2005), por ejemplo, al explorar el papel de las reacciones emotivas provocadas por obras literarias y musicales sustentándose en los más recientes hallazgos empíricos sobre el tema, propone una teoría procesual de los afectos, cuando explica que el sujeto recibe un estímulo del exterior el cual es evaluado instintivamente, produciendo cambios fisiológicos y de comportamiento. (57-59) Esta teoría contradice la noción cognitivista al desestimar la función racional a favor de la evaluación afectiva automática. La función de los afectos es, para esta autora, similar a la asignada por Tomkins en el sentido de que son monitores de la