3 Marias y 1 Rosa Escena
CUADRO CUARTO
Pasó el tiempo. En la radio se escucha “Pobrecito mortal”; MARUJA y ROSITA extienden un plástico sobre el patio. Luego sacan una gran cantidad de trapos multicolores de dos grandes bolsas y los desparraman sobre el plástico. De rodillas, comienzan a ordenarlos.
ROSITA: ¡Que me gusta el Florcita Motuda a mí! Lo encuentro tan simpático… igual al Rafa. Claro que el Rafa dice que él es mucho más pintiao. Si lo imita igual… (Hace imitación)
MARUJA: No se mueva tanto, Rosita.
ROSITA: ¿Qué están lindos estos materiales, no? ¡Mire este pantaloncito! Pal’ Chapulín…
MARUJA: Lléveselo.
ROSITA: ¿Y pa’l Rafita?
MARUJA: Esta chalequita.
ROSITA: Está bonita, ¿ah?
MARUJA: Si esta es ropa importada, Rosita. Déjese algo …ver más…
ROSITA: ‘Sea que la señora Luchita me había dicho que le dijera…
MARUJA: No tiene na’ que venir a decirme usted.
MARIA LUISA: Es que pasó una desgracia tan grande, señora Maruja…
MARUJA: ¿Sabe qué más, María Luisa? Me tiene hinchá con sus desgracias, usted.
MARIA LUISA: Bueno, si no le interesa lo que le pasó a la Estercita en la vista… Tendríamos que irnos yendo, entonces…
MARUJA: ¿Qué le pasó en la vista, Estercita, por Dios?
MARIA LUISA: Quedó igual que “La Zulianita” (Personaje ciego de una teleserie).
(MARIA ESTER se saca los lentes)
MARUJA: ¡Pero si tiene los dos ojos morados!
MARIA ESTER: Es que me pegué en una puerta, señora Maruja…
MARIA LUISA: En dos puertas se pegó.
MARUJA: Donde lo tiene mal acostumbrado al Román…
MARIA LUISA: ¡Claro! ¿No ve que el hombre es un animal de costumbres?
MARIA ESTER: De malas costumbres.
MARIA LUISA: ¿Estas lanitas son pa’hacer arpillera, Rosita?
MARUJA: ¡Deje las lanitas tranquilas! (A MARIA ESTER) Usted va a tener que ponerle una denuncia al Román, pa’que la corte.
MARIA ESTER: ¡Pero si no fue el Román!
MARUJA: ¿Quién le pegó entonces?
MARIA ESTER: La vieja del almacén.
MARUJA: ¿Cómo se mete en esas peleas, Estercita, por Dios?
MARIA ESTER: ¿Cómo no me iba a meter? Me pasaron el dato que la vieja y la hija de la vieja le pasan plata al Román pa’que les haga el favor. Me sentí tan ofendida, que hasta pensé en tirarme al Mapocho. Claro que después me dio una rabia tan