"El amor es una
abstracción (…) en realidad sólo existe el acto
de amar, que es una actividad productiva. Implica cuidar, gozar
de una persona, de un
árbol, de una pintura, de
una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un
proceso que se
desarrolla y se intensifica a sí mismo".
¿Tener o ser? Erich Fromm.
INTRODUCCIÓN
Según el Diccionario
Filosófico de Pelayo García Sierra, la
clasificación principal de las doctrinas
filosóficas posibles sobre la libertad
humana será aquella que las ordena en estos dos grupos:
El primero lo caracterizaremos por la tendencia a concebir el
horizonte de la libertad como impersonal. Estamos aquí
ante todas aquellas connotaciones de la libertad humana que
terminan formulando la antinomia (contradicción entre dos
términos que parecen verdaderos), de la libertad por medio
de la oposición dialéctica entre un orden natural y
la actividad operatoria humana. Se comprende que la causalidad
incorporada a este horizonte sea del tipo de la causalidad
eficiente.
Un segundo grupo
caracteriza a la libertad dentro de un horizonte concebido
él mismo como operatorio. Cabría llamarlo personal; la
causalidad incorporada a este grupo será del tipo de la
causalidad final. Aquí la persona no será esclava
de su propia naturaleza,
sino que sólo puede ser prisionera de otras personas o
esclava de otras entidades análogas.
Desde una perspectiva filosófica la posición
respecto del problema de la libertad puede resolverse como la
posibilidad de ser libres o no respecto de nuestra naturaleza; o
de ser libres o no frente a otros sujetos.
El clásico problema del determinismo o el libre
albedrío ha de resolverse si la libertad es considerada
como un rasgo esencial de la existencia humana. Si estamos
"condenados a ser libres" como afirmaba el filósofo
existencialista J. P. Sartre, no
podemos escapar al designio existencial de elegir entre una u
otra opción, y esa elección será nuestra
responsabilidad frente al estilo de vida
que llevamos.
Somos libres, ¿cuál es entonces el problema?.
Sin duda esta primera afirmación viene acompañada
de la cuestión acerca de los límites
para el ejercicio de la libertad y la resolución de un
segundo problema: es la naturaleza o la cultura que
limitan el horizonte de nuestra libertad.
Erich Fromm trata de resolver esta problemática a
partir de la libertad como cuestión
psicológica.
Al dilema "natura" o "nurtura" él intenta resolverlo en
términos del sujeto psicológico; y de esto se
ocupará el siguiente trabajo de
indagación.
PRESENTACIÓN DEL AUTOR
Erich Fromm nace en Frankfurt, Alemania, en
el año 1900. Hijo único de Naftalí Fromm,
judío ortodoxo, y de Rosa Krause. En 1918 finaliza su
bachillerato y estudia dos semestres de derecho en su ciudad
natal. Un año más tarde, realiza los estudios de
Sociología, Psicología y Filosofía en Heidelberg.
En 1922, se especializó en Psicoanálisis en la universidad de
Munich y en el Instituto Psicoanalítico de Berlín,
este último fundado por Sigmund Freud.
Recibe su doctorado y comienza su carrera como psicoterapeuta;
en el mismo año recibe orientación para el
Doctorado en Filosofía por parte de Alfred Weber y
realiza su tesis titulada
"La ley
judía".
En 1924 es psicoanalizado por Wilhelm en Munich y conoce a
Frida Reichmann, una psicoanalista con la cual se casa dos
años más tarde. Junto con Karl Landauer hace el
intento de continuar el psicoanálisis en Frankfurt y
renuncia a la práctica de un judaísmo
ortodoxo hasta llegar a un ateísmo
místico.
En 1927 hace sus primeras publicaciones como psicoanalista
ortodoxo. Dentro de los siguientes dos años, funda en
Frankfurt el Instituto de Alemania del Sur; igualmente, crea el
Instituto de Berlín y Psicoanálisis con la ayuda de
Hans Sachs.
Entabla contacto con la escuela de
Frankfurt donde trabaja en conjunto con Herbert Marcuse, Walter
Benjamín y Theodor Adorno. En
1930 es miembro activo del Instituto de Investigación Social en Franfurt y finaliza
su formación en Berlín. Posteriormente, comienza su
práctica profesional en esa misma ciudad.
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