El concepto de
gerencia de
aula es nuevo y de cierta manera incomprendido, se lo confunde
con manejo de disciplina o
con el mero control de la
relación estudiante – docente; para aclarar esta
confusión es necesario definirlo.
Empezaremos por decir que gerencia de aula esta referida
a todo lo que el docente hace en el aula que no es
instrucciónal, no constituye ningún desacierto en
afirmar que el docente debe ser en el aula, aparte de un
eficiente y efectivo MAESTRO, un efectivo gerente de
tiempo, tarea
social, conflicto,
comunicación, toma de
decisiones, cambio,
diseños físicos, ambientes físicos, tarea
académica, motivación, innovación, etc., etc..
Es evidente que muchas cosas de las que "hace un docente
en el aula deben depender del tipo de ambiente en el
que trabaja. Es decir, que por ser el aula ese especial ambiente
de trabajo, el
docente o gerente de esa aula está condicionado por
algunas características típicas del aula y de la
institución en la que se desenvuelve.
Debemos acostumbrarnos a mirar al aula no como un cuarto
estanco de cuatro paredes, que reúne estudiantes para
aprender un determinado tema, la verdad que muchos docentes no
conocemos nuestro ambiente de trabajo a profundidad, su real
dimensión; ¿qué tipo de profesional
sería un docente que no conozca a fondo el entorno o las
implicaciones de su ambiente en la cual labora?
Se debe establecer en primer lugar, la relación
existente entre un docente y un gerente, para demostrar que ambos
comparten roles y funciones
similares; tanto el gerente de cualquier organización, como el docente, se enfrentan
con retos comunes, por ejemplo: adelantar los procesos de
trabajo de la
organización a través de la asignación y
realización de tareas, que son vitales para las organizaciones
productoras de bienes o de
servicios.
Un segundo elemento de este trabajo, demostrar que el
aula es una organización social, para ello es necesario
demostrar primero, que la institución es también
una organización social; para ello se requiere de
explicaciones que involucren conceptos basados en la psicología y la
sociología, así como también
conceptos gerenciales.
Cambell y otros(1957)manifiestan: … "se
partirá del hecho de que las organizaciones sociales son
susceptibles de ser administradas, de ser gerenciadas…
concebida básicamente como una jerarquía de
relaciones superior – subordinado dentro de un sistema
social".
En términos funcionales, esta jerarquía de
relaciones es el ámbito para distribuir e integrar los
roles para el logro de las metas del sistema social. Es
allí donde la asignación de cargos, la
provisión de materiales, la
organización de procedimientos,
la regulación de actividades y la evaluación
del desempeño se suceden y se logra en un ambiente
democrático o autoritario.
A la luz de estos
fundamentos teóricos se dá por aceptado que existen
en las organizaciones dos dimensiones fundamentales. La normativa
y la personal. En la
normativa se establecen las tareas y las normas de la
institución, aplicadas al aula, los roles a ser asumidos y
las expectativas de la institución en cuanto a las
actividades y resultados del proceso de
trabajo en el aula., y la personal representado en el aula
por los individuos: estudiantes y docente; sus personalidades y
sus formas de conducta y sus
necesidades de aprendizaje y
desarrollo
integral, cuyo trabajo debe ser controlado y mejorado de manera
eficaz y eficiente, por las normas y procedimientos manejados o
gerenciados por el docente, quien a su vez es también
parte de la dimensión personal.
Todo lo anterior apunta a que las necesidades de los
individuos sean satisfechas adecuadamente, en base análisis cuidadoso de las individualidades
y personalidades.
La eficiencia es una
parte vital de la
administración. Esta se refiere a la relación
entre recursos y
productos. Si
se obtiene más producto con
determinados recursos, hay aumento en su eficiencia. En forma
análoga, si puede obtener la misma cantidad de productos
con menores recursos, de nuevo aumenta la eficiencia; los
administradores tratan con recursos o insumos que son escasos
—dinero, gente,
equipo— se ocupan del empleo
eficiente de estos recursos. Por tanto, la administración busca minimizar los costos de los
recursos.
No basta ser eficiente. La administración también tiene que
conseguir que se terminen las actividades; es decir, busca la
eficacia.
Cuando los administradores alcanzan las metas de sus
organizaciones, se dice que son efectivos. Por tanto la
eficiencia tiene que ver con los medios
(recursos), y la eficacia con los fines (objetivos).
FIGURA
La
administración busca la eficiencia y la
efectividad
La eficiencia y la efectividad están
interrelacionadas. Por ejemplo, es más fácil ser
efectivo si uno pasa por alto la eficiencia. Por tanto, la
administración se preocupa no sólo por conseguir
que se terminen las actividades (eficacia), sino también
lograrlo de la manera más eficiente como sea
posible.
¿Pueden ser las organizaciones eficientes y, sin
embargo, no ser efectivas? ¡Sí, al hacer bien las
cosas equivocadas! Por ejemplo: Cierto número de
universidades se han vuelto muy eficientes en procesar a los
estudiantes. Por medio del aprendizaje con ayuda de la computación, clases numerosas, y un fuerte
apoyo del cuerpo docente de tiempo parcial, los administradores
han hecho bajar el costo de
enseñar a los estudiantes en un grado
significativo.
Sin embargo, los estudiantes, egresados y agencias
acreditadoras critican algunas de estas universidades por no
educar en forma debida a sus alumnos.
Desde luego, una gran eficiencia por lo general
está asociada con una alta eficacia. Y una
administración pobre a menudo se asocia tanto a
ineficiencias como a ineficacias, o a la eficacia que se logra
por medio de la ineficiencia.
Al respecto, Batallan y García( S/F) han afirmado
recientemente, a las características y especificidad del
trabajo docente:
Nuestra hipótesis es que la función
de trasmitir conocimientos, propia de la interacción fundamental de la escuela,
tiene como resultado inintencionado inhibir la creatividad
de los alumnos, formándoles como repetidores de un
conocimiento
creado por otros y de cuyas condiciones de producción no tienen noticia. Frente al
desinterés generalizado por el
conocimiento que esto provoca, pasan a prevalecer en la
escuela las funciones disciplinadoras del trabajo docente, las
que terminan constituyéndose en un fin en sí
mismo. De ahí que cualquier intento por romper con el
autoritarismo en la escuela sin transformar su función
transmisora, a nuestro entender, esta destinada al
fracaso.
Se justifica por tanto, que el gerente de aula conozca a
fondo el entorno y las implicaciones de un ambiente, en el cual
labora, para romper el autoritarismo y la función
trasmisora, poniendo en juego la
dimensión personal – fundamentada en las necesidades
de aprendizaje (motivación) y desarrollo integral
(superación), con la búsqueda de estrategias
metodológicas de aprendizaje, y de esta manera contribuir
al integrar los roles, del docente y del estudiante – para el
logro de metas institucionales y personales.
Las estrategias de aprendizaje.- La palabra estrategia
proviene de un vocablo griego que hace referencia al arte de dirigir
las operaciones
militares y se caracteriza por requerir un alto grado de
creatividad y flexibilidad.
En la actualidad el término se aplica a educación como el
planteamiento de las ideas directrices que se siguen en el
proceso E-A, guardando estrecha relación con las metas y
objetivos que se pretende lograr.
Como en la formulación de toda estrategia, es
fundamental tener clara la meta a la cual
deseamos llegar para orientar todos los recursos
(económicos, humanos, materiales, de lugar y tiempo) hacia
la consecución de la misma en el proceso E- A.
La aplicación de estrategias, según POSO Y
POSTIGO (1993), es controlada y no automática; requiere de
una forma de decisiones, de una actividad previa de planificación y de un control de
ejecución; por tanto la gerencia de aula es indispensable,
para desarrollar las actividades, en base a la
participación democrática del docente y el
estudiante, como eje fundamental en la definición de los
contenidos, y la realización de los procesos de evaluación
( auto evaluación, coevaluación y
heteroevaluación); con disciplina, ambiente adecuado y
predisposición al aprehendizaje.
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