La importancia de la evaluación en el proceso académico dentro del aula
- Introducción
- La evaluación educativa en
México - Evaluación
y calidad educativa - Evaluación
y medición - La
perspectiva de la calidad académica a partir de una
buena evaluación - Conclusión
/ Comentarios - Bibliografía
En este ensayo se
plantea la importancia de la evaluación
en las aulas académicas de nuestro país, la
precisión de los parámetros de evaluación
para lograr los objetivos
dentro del aula y aspirar a una calidad en
la
educación, los diversos enfoques modélicos de
uso más frecuente entre los evaluadores de centros
educativos, las distintas clasificaciones de estos modelos
según enfoques conceptuales y criterios de
evaluación utilizados para la mejora institucional. La
última parte del trabajo aborda
la evaluación en el proceso de
enseñanza – aprendizaje,
así como elevar la calidad académica a partir de
una evaluación eficaz.
INTRODUCCIÓN:
Este ensayo pretende hacer conocer al lector la
importancia de la evaluación en el proceso
académico. Por supuesto que al hablar de una nueva
evaluación es necesario compenetrarnos a los instrumentos
auxiliadores para realizar esta tarea, a su eficacia,
confiabilidad, estandarización y validez principalmente
obteniendo resultados veraces para evaluar que el aprendizaje
obtenido por los alumnos sea significativo.
Actualmente, en toda sociedad
moderna, la educación es
considerada en forma unánime como un factor de primera
importancia. Así se ha reconocido en México,
desde sus inicios como país independiente.
El Plan Nacional de
Educación (2001-2006), marca que la
educación será democrática y sobre todo,
será nacional, en el sentido de que, sin hostilidades ni
exclusivismos, atenderá a la comprensión de
nuestros problemas, al
aprovechamiento de nuestros recursos, a la
defensa de nuestra independencia
política, al aseguramiento de nuestra independencia
económica y a la continuidad y el acrecentamiento de
nuestra cultura.
La educación nacional afronta tres grandes
desafíos: cobertura con equidad;
calidad de los procesos
educativos y niveles de aprendizaje; e integración y funcionamiento del sistema
educativo. Estos son asimismo, los retos que señala el
Plan Nacional de Desarrollo y
que encuentran su expresión en tres principios
fundamentales: educación para todos, educación de
calidad y educación de vanguardia.
Sin embargo, el rubro de indicadores de
evaluación se establece hacia los otros en lugar de quien
brinda el servicio; pues
se busca la satisfacción del beneficiario, incluyendo la
satisfacción de los padres de familia en
relación con los resultados de la educación
básica, y la de los empleadores respecto a los estudiantes
y egresados de educación media superior y superior. Pero
no se manejan los indicadores de evaluación de los que
educan.
Por lo tanto; los parámetros e indicadores de
evaluación deberán aplicarse periódicamente
para obtener y comparar resultados de lo que el educando
realmente aprendió, de otra manera no se observará
en que medida se han obtenido los objetivos previos al plan
educativo, lo que puede dejar como resultado un aprendizaje
superfluo que no cumpla con los requisitos necesarios que
conlleven a romper un paradigma y
asumir el nuevo conocimiento e
integrarlo al contexto educativo actual.
LA
IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN EN EL PROCESO
ACADÉMICO DENTRO DEL AULA
La evaluación educativa en México,
es una de las áreas más complejas en el campo de la
acción
docente, ya que sustenta que el propósito fundamental de
la educación es corroborar los alcances de los objetivos
previamente trazados con respecto al aprendizaje. A partir de la
evaluación, es posible analizar el proceso
enseñanza-aprendizaje; por ello, abordar la
problemática de la evaluación, es encarar las
fallas fundamentales de un sistema
educativo.
Precisar con exactitud cuáles son las causas que
han motivado el bajo nivel de aprendizaje del alumnado en
México, pareciera operación sencilla; sin embargo,
dado que no existe en el país una cultura de
evaluación apropiada, es decir que cumpla con los
parámetros para establecer la credibilidad de lo que los
instrumentos de evaluación aplicados a los alumnos y
maestros arrojen, aquéllas que se han realizado hasta la
fecha, están lejos de reflejar la situación real
que prevalece en las aulas. Por consiguiente y dada su
importancia, este es el tema que en este trabajo
refiere.
Cuando nos referimos al término evaluación
se relaciona usualmente a la idea de medición; sin embargo, medir significa
determinar la extensión y/o cuantificación de una
cosa, en tanto que la evaluación implica valorar la
información, a través de la
emisión de un juicio.
En el ámbito educativo la operación de
evaluar consiste en estimar su valor no
material; evaluar hace referencia a cualquier proceso por medio
del que alguna o varias características de un grupo de
alumnos, profesores, materiales,
programas u
objetivos educativos, reciben la atención de quien evalúa, analizando
y valorando sus características y condiciones en función de
criterios o puntos de referencia ara emitir un juicio relevante
para la educación.
Por lo tanto; la evaluación deberá servir
entonces, para reorientar y planificar la práctica
educativa. Conocer lo que ocurre en el aula a partir de los
procesos pedagógicos empleados y su incidencia en el
aprendizaje del alumno, reorientando cuantas veces fuere
necesario los procesos durante su desarrollo, es una de las
funciones
más importantes de la evaluación.
Lamentablemente se puede observar con tristeza que en el
ámbito educativo se ha confundido siempre el evaluar con
el medir; comprobar el rendimiento o cualidades de un alumno a
través del uso de métodos
específicamente cuantitativos, es una práctica
común en la actualidad; sin embargo, la evaluación
va más allá de las teorías
y prácticas de medición psicológica
utilizadas desde los años 60, las cuales daban respuesta a
la realización de exámenes demandados por el
sistema
Cuando se evalúa a un sujeto, es imposible
prescindir de observaciones y valoraciones subjetivas; evaluar
cualitativamente en todas sus dimensiones a cada uno de los
componentes del sistema educativo es interesarse por comprender
la conducta humana
desde el marco de referencia de quien actúa; es
fundamentarse en una realidad dinámica y cambiante como la naturaleza
misma del hombre.
Ahora bien, una de las concepciones más amplias y
generalizadas que versan sobre el concepto de
evaluación es aquella que entiende el proceso como una
actividad que ejercen los profesores sobre sus alumnos. Para
todos es conocido que para los docentes,
evaluar es una actividad contemplada como obligación
institucional y se abocan a su práctica porque tienen que
informar ya que "no les queda más remedio"; para otros en
cambio es
aceptada con cierta complacencia dado que es una medida que les
permite ejercer presión
sobre los alumnos y mantener el orden en el aula.
Pocos son en realidad los docentes que utilizan los
resultados de las evaluaciones para mejorar su actuación
frente al grupo. Por su parte, el alumno rechaza todo tipo de
evaluación, ya que su práctica le resulta odiosa y
frustrante, provocando que estudie solamente con la finalidad de
aprobar el examen.
Al respecto cabe señalar que existen numerosas
investigaciones sobre la evaluación del
alumno, en contraste con la escasez de
estudios sobre otros elementos que intervienen en la
enseñanza tales como la evaluación de los docentes,
los materiales, los programas y las organizaciones
escolares por nombrar unos cuantos. Una investigación sobre el rendimiento de los
alumnos, arrojará datos muy
valiosos pero radicalmente diferentes a los que aportaría
otra investigación relativa a los conocimientos y
métodos empleados por los profesores. De ahí la
importancia de evaluar todos y cada uno de los componentes del
sistema escolar.
A pesar de la utilidad de la
evaluación, hasta hoy resulta complicado organizar
procesos evaluativos, dadas las trabas y los bloqueos impuestos a estas
investigaciones, ya que los responsables de las instituciones
o programas, saben que en ocasiones los datos son utilizados como
elementos de poder
político; en otros casos, cuando los resultados son
desfavorables, simplemente no se difunden; asimismo, cuando
existe viabilidad para la acción, sucede que quienes
realizan estos procesos no están calificados para ello
dada la falta de profesionalización docente para la
evaluación y aplicación de instrumentos adecuados,
así como a la ausencia de objetividad en cuanto a los
aspectos que deben ser evaluados. En consecuencia, no hay avance
y el panorama educativo permanece estático.
En orden de implementar acciones
sustantivas en favor de la educación, será
necesario conocer la problemática actual de la
evaluación y subsanar sus errores recurrentes, entre los
que se contemplan algunos de los siguientes:
- En la práctica docente con frecuencia se
observa que en las escuelas se mide, no se evalúa; se
toma como parámetro una escala
numérica para cuantificar alguna potencialidad del
alumno, pero no resulta relevante la solución de
problemas, la creatividad,
el autodescubrimiento, los valores
adquiridos, las actitudes y
el desarrollo de hábitos, cuando en realidad todos estos
aspectos deben ser tomados en cuenta. - Solo se evalúa al alumno, quien se somete a
exámenes calendarizados que evalúan conocimientos
aprendidos, más no aprehendidos. A los resultados se les
sitúa normalmente en una escala numérica o
alfabética, otorgando una calificación que ha
pasado por alto las capacidades individuales de los sujetos, el
esfuerzo realizado o el contexto en el que se desarrolla el
alumno. - Se evalúan resultados (en realidad se
califican), sin tener en cuenta si el instrumento de
evaluación fue el adecuado o si el aplicador (profesor)
supo transmitir correctamente las indicaciones; o bien, si el
criterio utilizado para evaluar fue acertado. Asimismo se toma
en cuenta que el alumno alcance la nota aprobatoria, sin
considerar como lo logre (el acordeón en todas sus
modalidades y la copia son las "técnicas" más utilizadas en estos
casos); tampoco importan los medios
empleados (tener presentes a los profesionistas inmorales que
ponen precio a la
calificación aprobatoria). - Se evalúan solo los conocimientos observables
y comprobables (aunque se hayan aprendido de memoria o se
haya comprado un examen), cuando lo sustantivo es el desarrollo
de competencias
cognoscitivas, la adquisición de hábitos,
actitudes, destrezas y valores,
puesto que la fortaleza tanto de un individuo
como de un país descansa precisamente en estos
puntos. - Se evalúa competitivamente puesto que los
parámetros se encuentran comprendidos entre quien sabe
más y quien sabe menos; quien corre más y quien
corre menos; quien gana o quien pierde, sin tomar en cuenta que
nada resulta tan dañino para el alumno, que la
comparación constante. Evidenciar carencias frente a los
compañeros de grupo, va en detrimento de la percepción de las posibilidades propias
de pensamiento
y acción, propiciando atribuciones de incompetencia. Es
por ello que al evaluar se debe cualificar el grado de avance
de cada niño, comparado con su propia condición
anterior y no con relación a los demás
compañeros de grupo, hecho que sucede frecuentemente en
la escuela.
Este punto importante refiere que "una de las ventajas
que encierra el enfoque cualitativo es el de afinar la
sensibilidad del evaluador ante los procesos, dado que el
auténtico significado del proceso educativo reside en el
análisis de todos los elementos que lo
conforman"
En consecuencia, se considera que una de las medidas
claves para el mejoramiento de la calidad en la educación,
es reconsiderar los procesos de evaluación educativa a
partir de la creación de instrumentos de evaluación
pertinentes y su aplicación sistemática. Esta
inquietud se ve plasmada en el Programa de
Desarrollo Educativo 2001-2006 al señalar que la Política de
Evaluación y Seguimiento, tendrá como objetivo
principal evaluar y dar seguimiento al avance del aprovechamiento
de los alumnos y a los factores que influyen en sus resultados,
con el propósito de fundamentar el diseño
de políticas
y la toma de
decisiones dirigidas al mejoramiento de la calidad y la
equidad de la educación básica.
Entre las líneas de acción propuestas se
contempla, en primer término, apoyar el establecimiento y
la difusión del ejercicio sistemático de la
evaluación escolar, como instrumento de diagnóstico y reorientación de las
prácticas educativas en el aula y en la
escuela.
Asimismo se reconoce que es necesario contar con
evaluaciones confiables como principal fuente de
información para conocer los avances y limitaciones del
sistema educativo en su totalidad y poder actuar en favor de una
educación de calidad. Por consiguiente, el jueves 8 de
agosto de 2002, se puso en marcha el Acuerdo Social por la
Calidad de la Educación, cuyo primer punto
estratégico se aboca a la Creación del Instituto
Nacional de Evaluación Educativa como un organismo
autónomo del gobierno federal,
el cual establecerá estándares internacionales para
evaluar todo el sistema educativo nacional, aunque cabe aclarar
que las metodologías tendrán que ajustarse a la
cultura y necesidades de la población.
De esta manera, la Revolución
Educativa propone una revisión amplia e integral de los
objetivos, procesos, instrumentos, estructura y
organización de la educación en
México, iniciando con la generación de espacios de
reflexión y análisis derivados de evaluaciones
transparentes y confiables, que permitan hacer de la
Educación el Gran Proyecto Nacional
que se contempla.
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