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Síndrome Metabólico




Enviado por anigregoret



    1. Definición
    2. Epidemiología
    3. Fisiopatología
    4. Componentes del Síndrome
      Metabólico
    5. Síndrome Metabolico y
      riesgo cardiovascular
    6. Síndrome
      Metabólico y Diabetes Mellitus tipo
      2
    7. Síndrome
      Metabólico y Diabetes Mellitus tipo 2 en
      jóvenes
    8. Síndrome
      Metabólico y Adiponectina
    9. Síndrome
      Metabólico y Leptina
    10. Síndrome
      Metabólico y Síndrome de Ovario
      poliquístico
    11. Tratamiento del Síndrome
      Metabólico
    12. Conclusiones
    13. Bibliografía

    I.
    Introducción

    Es sorprendente como los "malos hábitos"se fueron
    incorporando, pasando a formar parte de la vida cotidiana.
    Así, hoy nos encontramos ante situaciones de: mala
    alimentación
    , como comidas rápidas con alto
    contenido de ácidos
    grasos saturados, de sodio, de azucares; altos grados de
    estrés; reemplazo de actividades
    físicas
    por actividades ociosas.
    Fortaleciéndose estas últimas por el uso masivo de
    maquinas y los trabajos de oficina. Por
    estos motivos el Síndrome Metabólico está
    cobrando cada vez mayor importancia y se vuelve un tema urgente a
    conocer, prevenir y tratar, siempre sujeto a nuevas investigaciones.

    II.
    Definición

    No hay una definición precisa del Síndrome
    Metabólico, también llamado Síndrome X,
    Síndrome de insulina-resitencia o de resistencia a la
    insulina, hay distintos enfoques que incluyen criterios para
    intentar diagnosticarlo.

    Los que adquieren mayor relevancia en la actualidad
    son:

    Síndrome Metabólico según la
    OMS. (Año 1998)

    • Alteración de la regulación de la
      glucosa
      (glicemia en ayunas ≥ a 110mg/dl y/o 2 hs poscarga ≥ a
      140 mg/dl)
    • Resistencia a la Insulina (captación de
      glucosa por debajo del P25 en clamp
      .)
    • Otros parámetros: –Presión
      arterial ≥ a 140-90 mmHg

    -Dislipemia (TG> a 150 mg/dl y/o colesterol HDL
    <35 -39 mg/dl en hombres y mujeres

    Obesidad
    (índice cintura/cadera >0.9-0.85 en hombres y mujeres
    respectivamente y/o índice de masa corporal > 30
    kg/m2)

    -Microalbuminuria (excreción urinaria de
    albúmina ≥ 20 mg/min).

    La OMS señala que es indispensable para el
    diagnóstico de Síndrome
    Metabólico (SM) la presencia de resistencia a la insulina
    y/o alteración en la tolerancia a la
    glucosa. A esto debe sumarse al menos dos de los siguientes:
    hipertensión arterial, dislipemia,
    obesidad, microalbuminuria. Es importante destacar que la
    microalbuminuria es, para la OMS un importante predictor de
    riesgo
    cardiovascular.

    Debido a que es necesario la aplicación de
    técnicas de alto costo, complejas,
    y de no tan sencilla aplicación, esta definición es
    una herramienta poco aplicable en la práctica
    médica diaria, resultando útil en investigación.

    Síndrome metabólico según NCEP
    (ATP III.)Año 2001

    • Obesidad abdominal (circunferencia abdominal > 102
      cm en hombres y >88 cm en mujeres
    • TG ≥150 mg/dl
    • HDL colesterol < 40 mg/dl en hombres y < 50
      mg/dl en mujeres.
    • Presión arterial ≥ 130-85
      mmHg
    • Glicemia basal en ayunas ≥ 110 mg/

    La definición de la National Colesterol
    Education Program
    (NCEP) se basa en la coexistencia de
    cualquier combinación de tres alteraciones: en la
    distribución de grasa corporal,
    presión arterial, triglicéridos, HDL, y glicemia
    en ayunas.

    A diferencia de lo establecido por la OMS, la NCEP no
    recomienda una medición rutinaria de la insulinemia por
    no considerarla esencial para el diagnóstico de SM. Se
    tienen en cuenta parámetros clínicos mucho
    más accesibles y costo efectivo. Así, se puede
    arribar a un diagnóstico con tan sólo una cinta
    métrica y un tensiómetro.

    Síndrome metabólico según AAEC.
    (Año 2002)

    • Criterios mayores
    • Resistencia a la Insulina (medida por
      hiperinsulinemia dependiente de los niveles de
      glucosa

      Acantosis nigricans

      Obesidad abdominal (circunferencia abdominal >102
      cm en hombres y > de 88 cm en
      mujeres).

      Dislipemia (colesterol HDL < 45 mg/dl en mujeres
      y < 35 mg/dl en hombres o TG › 150
      mg/dl)

    • Hipertensión arterial
      • Intolerancia a la glucosa o diabetes
        mellitus tipo II
      • Hiperuricemia

    Criterios menores

    • Hipercoagulabilidad
    • Síndrome del ovario
      poliquístico
    • Disfunción endotelial
    • Microalbuminuria
    • Enfermedad cardíaca coronaria

    En el año 2002 la Asociación Americana
    de Endocrinólogos Clínicos
    (AAEC) amplió
    aún más el concepto,
    sumándole algunas situaciones clínicas como el
    Síndrome de ovario poliquístico, Acantosis
    Nigricans, el Higado Graso no alcohólico, entre
    otros.

    Los criterios de la OMS incluyen obesidad, definida por
    el Índice de Masa Corporal (> de 30 kg/m2) y
    por el Índice Cintura/Cadera (> 0.9-0.85 en
    varón y mujer
    respectivamente.)En cambio, entre
    los criterios según la NCEP se destaca que la obesidad
    abdominal (medida por la circunferencia de la cintura) se
    relaciona mejor con el síndrome metabólico. Esta
    diferencia se ampliará más adelante.

    Teniendo en cuenta que la definición de obesidad
    según la OMS no se correlaciona equitativamente entre los
    diferentes grupos
    poblacionales, es necesario realizar ajustes. Es, por ejemplo, el
    caso de Asia, donde se
    comprobó que un Índice de Masa Corporal de 23-24
    tiene un riesgo equivalente de hipertensión arterial,
    dislipemia y diabetes tipo II que un índice de masa
    corporal de 25-29,9 en personas blancas.

    De esta forma se arribó a la conclusión
    que los valores
    indicativos de obesidad deben ser descendidos un 15-20% en
    personas asiáticas: Índice de Masa Corporal
    señala obesidad cuando supera 25 kg/m2y el
    Índice Cintura/Cadera se redujo 0.05 cm en
    mujeres.

    III.
    Epidemiología

    Debido a que hasta el momento no se ha conseguido
    manejar una única definición de SM y no se ha
    llegado a un acuerdo entre los distintos criterios
    diagnósticos a tener en cuenta, es difícil comparar
    prevalencias entre países. Por esto en la actualidad se
    apunta a lograr una única definición estandarizada
    de uso internacional.

    Varios estudios concuerdan en que alrededor de un 25% de
    la población adulta padece síndrome
    metabólico, que la prevalencia aumenta con la edad, siendo
    de un 24% a los 20 años, de un 30% o más en los
    mayores de 50 años y ya por encima de los 60 más
    del 40% de la población padece síndrome
    metabólico.

    Un estudio que adquiere relevancia en la actualidad es
    el NHANES III (National Health and Nutrition
    Examination Survey
    ). Este evalúa la prevalencia de
    síndrome metabólico y Diabetes mellitus en personas
    con 50 años de edad o más y se realiza en dos
    fases: 1988-1991 y 1991-1994. Se determina la presencia de
    síndrome metabólico según los criterios de
    la NCEP y la presencia de Diabetes por la medición de
    glucosa basal en ayunas (≥ 126 mg/dl). De esta manera, se
    divide a la población estudiada en cuatro
    grupos:

    • Personas sin Diabetes mellitus – sin
      Síndrome metabólico
    • Personas sin Diabetes mellitus – con
      Síndrome metabólico
    • Personas con Diabetes mellitus – sin
      Síndrome metabólico
    • Personas con Diabetes mellitus – con
      Síndrome metabólico

    Y las conclusiones a las que se llegaron son las
    siguientes:

    • La prevalencia de síndrome metabólico
      varía entre individuos con alteraciones del metabolismo
      glucídico.
    • Un 25,8% de personas con normo glicemia basal y un
      33.1% de personas con intolerancia a la glucosa tiene
      síndrome metabólico, las cifras superan el doble
      en individuos con glucosa alterada en ayunas y diabetes (siendo
      de 71.3% y 86% respectivamente)- Fig. 1

    Fig 1: Age-adjusted prevalence of metabolic
    syndrome in the U.S population over 50 years of age categorized
    by glucose intolerance.

    NFG, normal fasting glucose; IGT, impaired glucose
    tolerance without impaired fasting glucose; IFG, impaired fasting
    glucose with or without impaired glucose tolerance; DM, diabetes
    mellitus. (Cuadro extraído y modificado de
    Diabetes, vol52,may2003,pg1211)

    También se estudia la prevalencia de eventos
    cardiovasculares (véase mas adelante).

    IV.
    Fisiopatología

    La patogénesis del síndrome
    metabólico es compleja y deja muchos interrogantes.
    Intervienen tanto factores genéticos como ambientales, que
    van a influir sobre el tejido adiposo y sobre la inmunidad
    innata- Fig. 2

    La obesidad juega un rol preponderante ya que el
    tejido adiposo, sobre todo el visceral o abdominal, es muy activo
    en la liberación de distintas sustancias: ácidos
    grasos, factor de necrosis tumoral α
    (FNTα), Leptina, Resistina, Factor inhibidor de la
    activaciσn de plasminógeno
    (PAI1), IL6, etc. Estos factores pudieran favorecer la
    aparición de un estado
    proinflamatorio, de RI y/o de daño
    endotelial.

    Por otro lado, la obesidad tiene una estrecha
    relación con la resistencia a la insulina (RI).
    Generalmente, la RI aumenta con el incremento del contenido de
    grasa corporal. Los ácidos grasos libres no esterificados
    (AG) que se generan aumentan en plasma y se encuentran con un
    hígado y un músculo resistentes a la insulina. Esta
    mayor oferta de AG
    en Hígado conduce a:

    • Aumento de gluconeogénesis
    • Incremento en la producción de triglicéridos:
      aumento de VLDL, LDL, con efecto
      aterogénico.
    • Disminución de HDL
    • Mayor producción de sustancias con actividad
      protrombótica como: Fibrinógeno,
      PAI1
    • Esteatosis hepática no alcohólica por
      deposito de triglicéridos.

    En Músculo, se acumula tejido graso y se
    estimula la utilización de AG como fuente de
    energía en lugar de glucosa (favorecido por la RI). Esta
    glucosa no utilizada a nivel muscular, sumada a la mayor
    producción de glucosa hepática, genera
    hiperglicemia. En respuesta a esto, el páncreas incrementa
    la secreción de insulina (hiperinsulinismo) que compensa
    la situación manteniendo una glicemia basal normal. Esto
    es lo que se conoce como resistencia a la insulina (véase
    más adelante).

    La activación de la inmunidad innata
    conduce a la liberación de citoquinas por células
    del sistema inmune
    (macrófagos, monocitos). Estas contribuyen a la acción
    protrombotica y proinflamatoria.

    Produce también cambios en las
    lipoproteínas plasmáticas, enzimas, proteínas
    transportadoras y receptores tanto en animales como en
    humanos, especialmente en estos últimos puede producir
    incremento de la síntesis
    hepática de VLDL, disminuir su aclaración, reducir
    los niveles de colesterol HDL y modificar su
    composición.

    Desde el punto de vista genético, una
    variedad de genes han sido asociados al desarrollo de
    síndrome metabólico: genes reguladores de
    lipólisis, termogénesis, metabolismo de la glucosa
    y del músculo.

    No se debe dejar de señalar la influencia de
    factores genéticos y ambientales sobre el peso al nacer;
    porque la subnutrición fetal puede ser negativa para el
    desarrollo de la función de
    las células β pancreáticas y de los tejidos sensibles
    a la Insulina cuya causa pudiera estar relacionada con la
    activación de genes vinculados con la RI (este tema
    también será abordado más
    adelante).

    Fig 2: Fisiopatología del síndrome
    metabólico y su relación con el riesgo
    cardiovascular. Extraido de Reilly MP, Rader DJ. The metabolic
    síndrome:more than the sumo f its parts?. Circulation
    2003; 108:1546-51.

    Otros importantes modificadores ambientales
    influyen sobre la expresión del síndrome
    metabólico: la inactividad física promueve el
    desarrollo de obesidad y modifica la sensibilidad a la insulina
    en el músculo. Las dietas con alto contenido graso son
    desfavorables para el síndrome metabólico y
    contribuyen al desarrollo de hipertensión arterial y
    obesidad.

    Fármacos como corticoides, antidepresivos,
    antipsicóticos, antihistamínicos podrían
    tener como efecto adverso síndrome metabólico
    porque conducen a dos de sus características: obesidad e
    intolerancia a la glucosa. Otros como inhibidores de las
    proteasas, usados en pacientes con HIV usualmente generan un SM
    secundario a la lipodistrofia e Insulinoresistencia.

    V. Componentes
    del Síndrome Metabólico

    A continuación se desarrollará los
    principales elementos del SM, y aquellos que hemos considerado
    importante destacar.

    1. Hipertensión Arterial

    Para que un paciente sea considerado hipertenso
    según los criterios de la OMS los valores de
    su presión arterial deben igualar o superar los 140-90
    mmHg y según los criterios de la NCEP igualar o superar
    los 130-85 mmHg. Si un paciente presenta una presión
    arterial menor a esta última pero con tratamiento
    antihipertensivo también será considerado
    hipertenso.

    En la patogenia de la hipertensión arterial se
    conoce que intervienen múltiples factores:
    genéticos, ambientales, endócrinos,
    metabólicos, etc. Se destacan aquellos relacionados a un
    estado de resistencia a la insulina/hiperinsulinismo:

    • Activación del sistema
      Renina-Angiotensina
    • Efecto estimulador del sistema
      nervioso simpático
    • Aumento del gasto cardiaco
    • Incremento en la reabsorción de sodio y
      agua a nivel
      renal
    • Disminución de la acción vasodilatadora
      de la insulina

    Si bien la insulina es una hormona vasodilatadora, al
    generarse resistencia a esta acción se produce una
    tendencia a la vasoconstricción. Por otro lado, su efecto
    a nivel renal es mantenido.

    Es decir,

    La variación del contenido de sodio en la dieta
    también influye en los niveles de presión arterial.
    En un estudio donde se comparan dietas con diferentes
    concentraciones de sodio se demostró que altos contenidos
    de sodio en la ingesta, se compensa con aumento del Factor
    Natriurético Auricular, descenso de la actividad del
    Sistema Renina Angiotensina, Disminución de los niveles de
    Aldosterona, pero sobre todo, descenso del óxido
    nítrico (ON). Estos efectos dependen del grado de
    sensibilidad a la insulina. En un estado de RI, esta
    relación entre el contenido de sodio en la dieta y el ON
    se pierde y este ultimo es incapaz de compensar el incremento en
    los niveles de sodio plasmático.

    Se conoce una estrecha relación entre la
    hipertensión arterial y el tejido adiposo visceral. Esta
    puede ser atribuida a varias sustancias liberadas por el tejido
    graso en exceso, anteriormente nombradas:

    • PAI
    • AG
    • Leptina

    Esta última aumenta a medida que aumenta el
    Índice de Masa Corporal: En un simposio
    realizado por la American Society of
    Hipertensión
    se discutió la relación
    entre Diabetes, Obesidad Y RI con la hipertensión
    arterial. Ruiloge sugiere que la obesidad podría afectar
    la presión arterial a través de la Leptina, ya que
    ésta estimula la actividad del Sistema Nervioso
    Simpático y el Sistema Renina/Angiotensina.

    1. La obesidad es el aumento del tejido adiposo en el
      organismo como consecuencia de dietas ricas en calorías y del bajo consumo
      energético, asociado al sedentarismo creciente de los
      países occidentales. Cualquier aumento del
      depósito graso se asocia con un mayor riesgo de
      síndrome metabólico y enfermedad
      cardiovascular, pero la obesidad abdominal o de
      distribución androide y muy especialmente el
      cúmulo de tejido adiposo visceral abdominal es el
      mejor relacionado con éstos.

      Tradicionalmente se ha utilizado como
      parámetro objetivo
      de obesidad el Índice de Masa Corporal (IMC)
      ,resultado de dividir el peso en kg por altura del individuo
      en m2. La desventaja es que no discrimina la grasa
      abdominal, considerando sólo la total.

      Según éste, la masa corporal se
      clasifica en:

      Índice de Masa

      Corporal
      (Kg/m2)

      Bajo Peso

      < 18,5

      Normopeso

      18,5-24,9

      Sobrepeso

      25-30

      Obesidad

      > 30

      Otra medida que se utiliza para determinar obesidad
      es el Índice Cintura/Cadera (ICC),
      cuando supera los 0,9 en hombres y 0,85 en mujeres. Este es
      indicativo, a diferencia del IMC, de obesidad
      abdominal.

      Sin embargo, no se lo debe tomar como un
      parámetro aislado y es conveniente asociarlos. Por
      ejemplo, si una mujer luego de veinte años aumenta de
      peso, con un incremento simultáneo de las medidas de
      cintura y cadera, el ICC se conserva. No ocurre lo mismo con
      el IMC, que se incrementa. Fig 3.

      Fig 3: Variaciones de las medidas
      antropométricas en una mujer luego de 20
      años.

      Extraido de Jean-Pierre, Despress Isabelle, Lemiewa,
      Denis Prud Homme. Treatment of obesity: need to focus on high
      intrabdominal obese patients. BMJ 2001; 322:717.

      Para que sea considerado un criterio
      diagnóstico de síndrome metabólico
      según la OMS se debe establecer la presencia de
      obesidad (definida por IMC > 30 y/o ICC>0,9 en hombres
      y 0,85 en mujeres.) Se debe tener en cuenta que hay
      individuos que, aun estando fuera de este rango, padecen
      síndrome metabólico (ya se ha mencionado el
      caso de ciertas poblaciones asiáticas).

      Actualmente se utiliza en la práctica diaria
      el perímetro abdominal o circunferencia de
      la cintura
      como indicador de obesidad central, siendo
      para muchos autores el que más se acerca al contenido
      de grasa abdominal.

      Cuando los niveles del perímetro abdominal
      superan los 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres se considera
      obesidad abdominal, constituyendo un criterio
      diagnóstico para definir síndrome
      metabólico según la NCEP.

      Esta es una práctica sencilla, simple y muy
      útil para predecir el riesgo cardiovascular de estos
      pacientes; pero que no diferencia el tejido graso
      subcutáneo del visceral abdominal (que es el realmente
      activo en la liberación de sustancias). Para
      determinar con certeza este último, se
      requieren técnicas más complejas y costosas que
      las medidas antropométricas mencionadas, como la TAC y
      la RMI. Ver Fig 4.

      Fig 4: La TAC muestra con
      mayor precisión el cúmulo de grasa
      intraabdominal

      visceral que la circunferencia de la
      cintura. Extraido y modificado de Jean-Pierre,

      Despress Isabelle, Lemiewa, Denis Prud Homme.
      Treatment of obesity: need to focus on high intrabdominal
      obese patients. BMJ 2001; 322:717.

    2. Obesidad Abdominal

    3. Dislipemia

    Con el aumento del flujo de ácidos grasos al
    Hígado se produce:

    • Aumento de VLDL ricas en TG.
    • Aumento de la producción de Apo B.
    • El otro gran disturbio en el SM es la
      disminución del colesterol LDL. Esta reducción es
      una consecuencia de cambios en la composición y
      metabolismo de las HDL. En presencia de hipertrigliceridemia
      hay un decremento en el contenido de colesterol esterificado
      del núcleo de la lipoproteína, haciendo de estas
      partículas pequeñas y densas. Estos cambios en la
      composición de las lipoproteínas resultan en un
      incremento en el clearance de las las HDL por la
      circulación.
    • Las LDL se modifican en forma similar. Éstas,
      aunque pueden permanecer en igual número, presentan
      aumento en la proporción de partículas
      pequeñas, densas, aterogéncias y un incremento en
      la concentración de Apo B (un marcador de la
      concentración de lipoproteínas
      aterogénicas). Esto se asocia a un aumento en el riesgo
      de enfermendad coronaria cardíaca. Las LDL densas y
      pequeñas podrían ser más
      aterogénicas que las LDL comunes porque:
    • Son más tóxicas para el
      endotelio
    • Son más capaces de transitar a través
      de la membrana basal del endotelio.
    • Se adhieren bien a los
      glucosaminoglicanos
    • Tienen un aumento en la susceptibilidad a la
      oxidación.

    Desde el punto de vista clínico, la
    concentración de Apo B, colesterol HDL y la
    concentración de TG son los parámetros mejor
    relacionados con la dislipemia del SM, pero sólo la
    medición de estos dos últimos parámetros se
    recomienda en la práctica clínica en el momento
    actual.

    1. Resistencia a
      la insulina

    Se define como la disminución de la capacidad de
    la insulina para producir la respuesta fisiológica sobre
    el mantenimiento
    de la homeostasis de
    la glucosa (hiperinsulinismo con euglicemia).

    Aparece en la mayoría de los sujetos con SM y
    para muchos autores la resistencia a la insulina es un
    denominador común y el nexo del resto de las
    manifestaciones por lo que en algunos casos, el término
    "Sindrome de RI" y "SM" se llegan a utilizar como
    sinónimos.

    Ciertos investigadores creen que la RI tiene un papel
    preponderante en la patogénesis del SM porque de
    ésta, y del hiperinsulinismo, derivan los factores de
    riesgo metabolicos. Pero habría que recordar que para el
    diagnóstico de SM según el NCEP no es indispensable
    la presencia de RI, considerando sólo la glicemia basal
    alterada como un criterio más, que puede estar
    ausente.

    Por otro lado, la RI tiene una estrecha relación
    con la obesidad y la sobreabundancia de AG es la causa primordial
    de la misma.

    La RI no es fácil de medir en la práctica
    médica. La OMS aconseja la técnica de Clamp, y
    otras técnicas serían:

    • Modelo mínimo aproximado del metabolismo de la
      glucosa
    • Test de supresión de la Insulina
    • Test de tolerancia a la insulina
      modificado
    • HOMA
    • CIGMA

    Sin embargo, es suficientes dos mediciones de glicemia
    basal mayor o igual a 110 mg/dl para establecer glicemia basal
    alterada que es un criterio diagnóstico de SM según
    el NCEP. Este es un marcador indirecto, que junto con la
    clínica, nos acerca al diagnóstico de
    RI.

    La situación de RI/Hiperinsulinismo se asocia a
    una serie de desordenes metabólicos que se detallan en la
    siguiente tabla:

    Tabla 1: Extraido de Daskalopoulous SS, Mikhailidis DP,
    Elisaf M. Prevention and treatment of the metabolic
    syndrome
    2004; 55(6):595.

    1. Este factor de riesgo se caracteriza por elevaciones
      del Fibrinógeno, PAI1 y posibemente otros
      factores de la coagulación.

      El plasminógeno es la globulina que inicia la
      fibrinólisis, por tanto, un incremento en la
      concentración de su principal inhibidor (PAI)
      aumentará el riesgo de enfermedad cardiovascular de
      origen trombótico. El tejido humano, especialmete la
      grasa visceral, contribuye de manera importante a la
      elevación de los niveles plasmáticos de dicho
      factor.

    2. Estado
      protrombótico
    3. Estado proinflamatorio

    La obesidad parece estar relacionada a un estado
    inflamatorio de bajo grado, probablemente consecuencia de la
    secreción de citoquinas proinflamatorias por los
    adipositos.

    Estas citoquinas pueden ser la base de varios de los
    componentes del Síndrome de RI, de disfunción
    endotelial y potencialmente, de riesgo cardiovacular. Las
    principales son:

    • Proteína C Reactiva (PCR)
    • FNTα
    • IL6

    La PCR es un reactante de fase aguda de la inflamación que aumenta en plasma en
    estados de inflamación crónica subclínica.
    Puede traer consecuencias negativas: disminución de
    angiogénesis, favorecer la apoptosis de las células
    endoteliales, disminución de la supervivencia y
    diferenciación de células endoteliales progenitoras
    e incrementar la expresión endotelial de moléculas
    de adhesión.

    El FNTα es sintetizado y liberado por
    mϊsculo esquelético y cardíaco,
    además del tejido adiposo. En cuanto a sus funciones, en el
    adiposito es capaz de inhibir por un lado la actividad y la
    expresión de la lipoproteinlipasa (…), y por el
    otro, la activación de la insulina, a través de la
    fosforilación de la serina del receptor de
    insulina.

    La IL6 es un importante marcador de
    infección y estados inflamatorios, siendo un regulador
    relevante de la producción hepática de PCR y otros
    reactantes de fase aguda.

    Estos marcadores de inflamación son factores de
    riesgo emergentes no considerados aún dentro de los
    criterios diagnósticos de SM porque su relación con
    este último no ha quedado claramente
    establecida.

    1. Microalbuminuria

    La microalbuminura, o, la presencia de proteinas en
    orina, es un fuerte predictor de mortalidad cardiovascular. En un
    estudio prospectivo de individuos sin Diabetes, la presencia de
    microalbuminuria predice el desarrollo de diabetes tipo 2.
    Ésta ha sido relacionada con un incremento en la salida
    transcapilar de albúmina y con el stress
    oxidativo.

    VI.
    Síndrome metabólico y riesgo
    cardiovascular

    La importancia clínica del SM y de su
    detección temprana no sólo se debe a su creciente
    prevalencia, sino también a su elevado riesgo
    cardiovascular.

    En un estudio ya mencionado (NANHES III) se
    investigó la prevalencia de enfermedad cardiovascular en
    personas mayores de 50 años. Se comprobó que
    ésta es de 19,2% en aquellos con SM y Diabetes mellitus,
    seguido por aquellos con SM pero sin Diabetes mellitas (13,9%) y
    éstos fueron muy superiores al grupo sin SM
    pero con DM (7,5%) y al último sin SM ni DM (8,7%) Fig
    5

    Fig 5: NS, Metabolic Syndrome; DM, Diabetes
    Mellitas. Cuadro extraído y modificado de Diabetes,
    vol52,may 2003, pg1211.

    Se desprende del gráfico lo siguiente:

    • Cuando a la presencia de SM se le suma Diabetes, la
      prevalencia de enfermedad cardiovascular aumenta
      considerablemente.
    • Sin embargo, también se puede observar, que
      aquellos pacientes sin SM pero con Diabetes mellitus tienen una
      prevalencia muy similar al grupo con ausencia de
      ambos.

    El aumento del riesgo cardiovascular asociado al SM
    puede deberse a la suma de sus partes, ya que cada uno de sus
    componentes constituye un factor de riesgo
    independiente:

    • Dislipemia
    • Obesidad
    • Hipertensión
    • RI

    Dislipemia: El perfil aterogénico, con
    aumento de VLDL, disminución de HDL y presencia de LDL con
    partículas pequeñas y densas, se relaciona con
    mayor probabilidad de
    eventos cardiovasculares.

    Obesidad: Es un factor de riesgo conocido para
    ateroesclerosis, pero no todas las personas obesas presentan el
    mismo riesgo cardiovascular. Los estudios epidemiológicos
    de las últimas dos décadas han demostrado que el
    verdadero factor pronóstico independiente de riesgo para
    la salud no es tanto
    el exceso de peso, sino la distribución de grasa corporal
    y su localización intraabdominal en exceso.

    Hipertensión: ha sido incluida como
    criterio diagnóstico en todas las definiciones de SM,
    desde que a este último se lo ha relacionado fuertemente
    con riesgo cardiovascular.

    Resistencia a la Insulina: Por todos los efectos
    ya mencionados que conducen a disfunción endotelial y
    estrés
    oxidativo, es que se la incluye en este apartado.

    La combinación de estos cuatro elementos
    fundamentales del SM pueden terminar en ateroesclerosis,
    complicaciones de placa, y finalmente, eventos cardiiovasculares
    (ver fig 2).

    El estado protrombótico y proinflamatorio
    contribuye también a desarrollar eventos
    aterotrombóticos y ateroescleróticos.

    La microalbuminuria (considerado como criterio
    diagnóstico según la OMS y el AAEC) y la PCR
    son importantes predictores de riesgo cardiovascular tenidos en
    cuenta.

    VII. Síndrome Metabólico y
    Diabetes tipo 2

    Como ya se describió en fisiopatología, el
    hiperinsulinismo puede compensar inicialmente la hiperglicemia y
    la RI. Pero se cree que por un "agotamiento" de las
    células β pancreáticas, sumado al exceso de
    ácidos grasos ( tóxicos para ellas), esta
    situación no puede ser mantenida. Así es como
    sobrevienen las alteraciones metabólicas como glicemia
    alterada de ayuno, intolerancia oral a la glucosa, ó
    Diabetes tipo 2.

    Para prevenir y tratar esta situación se adoptan
    diferentes medidas, descriptas en el apartado correspondiente al
    tratamiento.

    VIII. Síndrome
    metabólico y Diabetes tipo 2 en
    Jóvenes

    Debido a la occidentalización del estilo de vida
    es alarmante el crecimiento de RI, obesidad y Diabetes tipo 2 en
    jóvenes. Distintos factores son los que interactúan
    tanto en la vida fetal como en la infancia
    desencadenando RI y Diabetes tipo 2. Entre ellos se
    destacan:

    • Factores genéticos
    • Factores familiares
    • Factores ambientales fetales
    • Diabetes gestacional materna
    • Disminución o falta de actividad física
      en niños
      y adolescentes
    • Retardo en el crecimiento intrauterino
      (RCIU).

    En cuanto a lo genético, se describen desordenes
    monogénicos causantes.

    La historia familiar de
    Diabetes se explica porque aumenta la prevalencia en aquellos
    sujetos con uno de sus padres diabéticos, y más
    aún, con ambos.

    Finalmente, el RCIU merece una mención especial
    ya que éste, junto con el bajo peso al nacer, se asocia a
    un aumento en el riesgo de SM por varias causas:

    1. Hipótesis del
      Fenotipo Ahorrador: Se ha sugerido que la baja nutrición
      intrauterina puede resultar en adaptaciones en el desarrollo de
      distintos tejidos (páncreas, tejido adiposo, fibras
      musculares) y predispone a los individuos a disturbios
      cardiovasculares y metabólicos en la vida adulta. Es
      decir, que ante una situación de baja nutrición
      fetal se programa un
      sistema tendiente a "ahorrar" energía y nutrientes para
      preservar la función de organos vitales. Cuando este
      sistema se expone en la vida adulta a una situación
      contraria a la anterior (exceso de comidas grasas,
      sedentarismo, tabaco,
      alcohol) se
      desarrolla RI y mayor probabilidad de eventos
      cardiovasculares.
    2. Hipótesis de la insulina fetal: Sugiere
      que la determinación genética de insulinoresistencia
      podría resultar en bajo peso al nacer y en resistencia a
      la insulina en la vida adulta.
    3. Mixta: Por combinación de los dos
      anteriores.

    En un consenso entre la American Diabetes
    Association
    y American Academy of Pediatrics se
    recomienda testear a la edad de diez años o más a
    aquellos con un IMC> al
    PC85, en grupos étnicos de riesgo o con
    signos de
    insulino-resistencia: acantosis nigricans, hipertensión
    arterial, síndrome de ovario poliquístico,
    dislipemia.

    El screenning consiste en medir glucosa
    plasmática en ayunas. Otras técnicas son: prueba
    oral de tolerancia a la glucosa o glucosa postprandial o la
    determinación de Hb A1c. Además, como
    los chicos tienen niveles mas bajos de glucosa, los criterios
    usados para el dianóstico de Diabetes, glucosa en ayunas
    alterada, e intolerancia oral a la glucosa en adultos puede no
    ser lo suficientemente bajas para una completa apreciación
    de hiperglicemia en personas jóvenes.

    Debido a esto es que algunos autores sugieren la
    modificación de los criterios diagnósticos del
    síndrome de insulino-resistencia para poder ser
    aplicados en jóvenes. Así
    resultaría:

    • TG: 110 mg/dl
    • HDL: 40 mg/dl
    • Circunferencia de la cintura:
      PC90
    • Glucosa basal: 110 mg/dl
    • Presión arterial: 120-68 en chicos y 116-70 en
      chicas.

    IX. Síndrome metabólico
    y Adiponectina

    La adiponectina es una citoquina producida
    exclusivamente por el adiposito que tiene múltiples
    biofunciones: antinflamatoria, antidiabetogénica, anti
    atero-esclerótica.

    Tiene una relación inversa con el tejido adiposo
    visceral. Se desconoce su causa, pero se cree que el
    FNTa (que aumenta a medida que se
    incrementa la grasa visceral) inhibiría promoteres
    activos de la
    adiponectina.

    Es una proteina poco estudiada hasta el momento, pero
    hallazgos recientes sugieren:

    • Fuerte correlación entre niveles
      plasmáticos de adiponectina y sensibilidad a la
      insulina. Tiene un rol importante en la acción de la
      insulina. La disminución de adiponectina podría
      resultar en RI y Diabetes(…). Aumento de la adiponectina
      deberían proteger contra alteraciones en el metabolismo
      de la glucosa.
    • (…)Sujetos con hipertensión tienen niveles
      mas bajos de adiponectina en plasma.
    • Varios reportes relacionan las bajas concentraciones
      de adiponectina a infarto
      agudo de miocardio y a la progresión de enfermedad
      cardíaca coronaria subclínica.

    X. Síndrome metabólico y
    Leptina

    La leptina es una hormona de 167 aminoácidos,
    sintetizada en mayor parte por el tejido adiposo, pero
    también por placenta y estómago. Su
    concentración depende del sexo, edad,
    IMC e ingesta calórica.

    Sus funciones, además de las ya mencionadas:
    (…)Se ha comprobado que estimula el sistema nervioso
    simpático, sobre todo en riñón, glandulas
    suprarenales y el tejido adiposo, además de ser una
    hormona reguladora del balance energético y del peso
    corporal. En personas obesas, hay una situación de
    resistencia a la Leptina. Esta tiene la capacidad de bloquear la
    secreción de insulina y parece disminuir la resistecia
    periférica a ella.

    XI. Síndrome metabólico
    y Síndrome de Ovario Poli-
    quístico

    El síndrome de ovario poliquístico(SOP)
    puede ser la endocrinopatía más común entre
    pacientes jóvenes y es un síndrome de
    anovulación crónica e hiperandrogenismo que afecta
    un 6-10% de mujeres en edad fértil y da cuenta del 50-60%
    de infertilidad femenina debido a la
    anovulación.

    Tanto el SOP como el SM comparten la resistencia a la
    insulina como elemento fundamental en la fisiopatología,
    debido a esto presentan similares características
    clínicas. La insulina juega un rol directo e indirecto en
    la patogénesis de la hiperandrogenemia en el SOP. Este
    actúa sinergicamente con la hormona luteinizante
    aumentando la producción de estrógenos en las
    células tecales. También inhibe la síntesis
    hepática de globulina ligadora de hormonas
    sexuales, proteína circulante clave que liga testosterona,
    y así aumenta la proporción de testosterona que
    circula en estado libre, biologicamente activa.

    Entonces, el ovario poliquiquistico ha sido vinculado a
    una serie de alteraciones no sólo a nivel reproductivo,
    sino también metabólico y cardiovascular: obesidad,
    intolerancia a la glucosa y RI, dislipemia e hipertensión,
    entre otros. Una proporción importante de estas mujeres
    tienen sobrepeso, y muchas son obesas, con una obesidad
    principalmente abdominal, reflejada a través de una
    elevada circunferencia de la cintura (> 88 cm.) e incremento en la relación
    cintura/cadera. La dislipemia e hipertensión se presentan
    de la misma manera que en el síndrome
    metabólico.

    XII. Tratamiento
    del Sindrome Metabólico

    1. Como primera medida debería apuntarse a
      conseguir modificaciones en el estilo de vida
      (disminución de peso, dieta y actividad física)
      y solamente añadir drogas
      cuando las medidas anteriores son insuficientes.

    2. Principios Básicos del tratamiento

      La pérdida de peso tiene una importancia
      primaria en el manejo del SM. Estudios han demostrado que
      aún una reducción moderada de peso (en un rango
      de 5-10% del peso corporal inicial) está asociado a
      una mejora significativa en varios de los componentes del SM
      (hipertensión, dislipemia y niveles de
      glucosa).

      Esta reducción de peso debe resultar de una
      menor ingesta calórica (con disminución de
      500-1000 cal/día), también de una adecuada
      actividad física que aumente las pérdidas
      energéticas seguidas por una modificación de la
      conducta a
      largo plazo.

    3. Reducción de peso
    4. Dieta

    Según un acuerdo general, las personas con SM
    deberán adherirse a un contexto de principios
    dietarios:

    • Baja ingesta de grasas saturadas, grasas trans, y
      colesterol.
    • Reducción en ingesta de azúcares
      simples.
    • Aumento en la ingesta de frutas, vegetales y granos
      enteros.

    Mas controvertida es la relativa cantidad de ingesta de
    hidratos de carbono y
    grasas no saturadas. Algunos investigadores están a favor
    de bajas ingestas en grasas, mientras otros recomiendan dietas
    con alto contenido graso.

    La composición nutricional de la dieta propuesta
    recientemente por la NCEP se muestra en la tabla
    2
    .

    Tabla 2: Extraida de Daskalopoulous SS, Mikhailidis DP,
    Elisaf M. Prevention and treatment of the metabolic syndrome
    2004; 55(6):592.

    1. (…) ejercicio físico aeróbico
      regular debe recomendarse a los sujetos con SM en ausencia de
      complicaciones mayores para ello. El ejercicio mejora todos
      los componentes del SM, además, contribuye a la
      pérdida de peso. La recomendación más
      establecida es la del ejercicio aeróbico moderado a
      intenso al menos 30 minutos al día, e idealmente,
      más de una hora al día.

    2. Actividad Física
    3. Obesidad

    Si no se consigue luego de doce semanas una
    reducción de peso importante con cambios en la conducta,
    se puede recurrir a depresores del apetito, como:

    • Cibutramina: Disminuye la recaptación de
      Serotonina y Noradrenalina. Su efecto apunta a aumentar la
      saciedad, la termogénesis y la velocidad
      del metabolismo.
    • Orlistat: Inhibe la lipasa y disminuye la
      absorción intestinal de grasas.

    Esta medicación para el tratamiento de la
    obesidad está aprobada para el uso en adultos con un IMC
    ≥ 27 kg/m2 con sobrepeso relativo (…) o un
    IMC ≥ 30 kg/m2 sin comorbilidades. El tratamiento
    farmacológico siempre se debe acompañar de la
    actividad física y las modificaciones en la dieta antes
    mencionadas.

    1. Dislipemia

    El blanco principal es corregir los niveles de LDL,
    siendo las drogas de
    elección para éstos las Estatinas, que
    mejoran también las alteraciones en los TG y las HDL (ver
    tabla2). Otras drogas empleadas en la modificación
    de estas últimas son los Fibratos y la
    Niacina.

    Las estatinas:

    • Benefician el metabolismo de los Hidratos de
      Carbonono
    • Tienen efectos antiinflamatorios
    • Inducen un modesto descenso de los TG

    La guía de la NCEP introdujo un segundo blanco de
    tratamiento en pacientes con TG desde 200-499 mg/dl. En estos
    casos, algunas de las lipoproteínas ricas en TG son tan
    aterogénicas como las LDL y deberían ser
    descendidas.

    Los niveles de VLDL (normal: < 30 mg/dl) son confiables marcadores de la
    concentración de estas partículas
    aterogénicas.

    Estudios han mostrado que la
    administración de dosis relativamente altas de
    estatinas descienden no sólo los niveles de LDL, sino
    también de triglicéridos, en pacientes con
    dislipemia mixta. El de las estatinas sobre los TG está
    relacionado con las dosis (altas dosis producen grandes
    cambios).

    La NCEP también establece que ante un nivel de TG
    ³ 500 la prioridad del
    tratamiento deja de ser las LDL, para pasar a corregir la
    trigliceridemia. Esto es por el alto riesgo de Pancreatitis
    Aguda.

     

    Tabla 3: Extraida y modificada de
    Daskalopoulous SS, Mikhailidis DP, Elisaf M. Prevention and
    treatment of the metabolic syndrome 2004; 55(6):591

    En cuanto a las HDL no se ha establecido un nivel a
    alcanzar, pero buscar su aumento resultaría beneficioso
    debido a que disminuye la mortalidad y morbilidad en

    pacientes con SM.

    Para alcanzar este objetivo pueden utilizarse drogas
    como: Fibratos y Niacinas. En cuanto a los primeros, su uso en
    combinación con las Estatinas es particularmente
    atractivo, pero acarrea algún incremento de riesgo de
    miopatía

    1. Moderadas elevaciones de la presión arterial
      pueden ser controladas con modificaciones del estilo de vida,
      pero si la hipertensión persiste a pesar de estas
      terapias, drogas antihipertensivas son usualmente
      requeridas.

      Algunos autores creen que los Inhibidores de la
      Enzima Convertidota de Angiotensina (IECA) o los Antagonistas
      de los Receptores de Angiotensina (ARA) son la mejor terapia
      de primera línea para pacientes con SM, especialmente
      cuando la Diabetes tipo 2 está presente
      (…).

      El objetivo del tratamiento antihipertensivo es la
      reducción de la presión arterial a cifras
      menores de 140-90 mmHg.

      Para elegir un fármaco antihipertensivo
      correcto debe tenerse en cuenta el efecto de éste
      sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y Sistema nervioso
      central:

      • Los diuréticos a altas
        concentraciones estimulan al SNC y SRA, y a largo plazo
        están asociados a dislipemia y RI.
      • Los IECA reducen el riesgo de desarrollar
        Diabetes . Estas drogas pueden ejercer sus efectos
        beneficiales sobre el metabolismo de los hidratos de
        carbono, mejorando el flujo de sangre
        al músculo esquelético por medio de la
        entrega de Insulina y glucosa o por mejoras en la
        acción de la insulina a nivel celular. Los IECA
        pueden ser drogas de elección en pacientes obesos,
        hipertensos, con RI que exhiben hiperfiltración
        renal con microalbuminuria, Insuficiencia cardíaca congestiva e
        hipertrofia ventricular izquierda, condiciones que se
        conocen son mejoradas por los IECA.
      • Los β Bloqueantes
        reducen el rendimiento cardíaco y la actividad
        de la renina, la mortalidad y morbilidad en pacientes
        hipertensos, incluyendo diabéticos. Además
        los β Bloqueantes son drogas de elección en
        pacientes con enfermedad cardiovascular; sin embargo, esta
        droga
        puede interferir con el metabolismo lipídico y de
        carbohidratos.

      Pueden inducir ganancia de peso, atenuar la
      liberación de las células pancreáticas
      mediadas por receptores β. Además parecen atenuar
      el clearance de Insulina en pacientes con RI, resultando en
      hiperinsulinemia..

      El Sistema Nervioso Simpático está
      implicado en la patogénesis de la hipertensión
      en el Síndrome de resistencia a la insulina. Agentes
      con actividad central, como Monoxidina, puede potencialmente
      ser útil en estos casos.

      1. Resistencia a la Insulina e
        Hiperglicemia

      Intervenciones en el estilo de vida pueden reducir
      el riesgo de conversión de la intolerancia de la
      glucosa, glicemia alterada de ayuno a Diabetes tipo
      2.

      El uso de drogas hipolipemiantes, antihipertensivas
      e hipoglucemiantes pueden modificar la sensibilidad a la
      insulina y el peso corporal. La Metforminas y las
      Tiazolidindionas mejoran la sensibilidad a la insulina pero
      tienen efectos discrepantes sobre el peso corporal: la
      primera disminuye el peso corporal y las segundas lo
      aumentan.

      Las Tiazolidindionas son agentes insulina
      sensibilizadores actualmente utilizados para el tratamiento
      de la Diabetes tipo 2, pero se cree que actuarían
      mejorando el estado
      de hiperinsulinemia, RI en pacientes con Síndrome
      metabólico.

      El efecto protector de estas drogas sobre las
      células β se debe a que preservan su
      función, reduciendo la demanda de
      Insulina.. Tienen varias funciones útiles en pacientes
      no diabéticos:

      • Pueden mejorar el perfil lipídico
        (disminuyendo los TG y LDL densas y pequeñas.
        Aumenta las HDL).
      • Disminuyen la presión
        arterial.
      • Reducen la expresión de marcadores
        inflamatorios como los niveles de PAI1,
        agregación plaquetaria,
        microalbuminuria.
      • Disminuyen de la secreción de Angiotensina
        II.
      • Mejoran la disfunción
        endotelial.

      Otra droga que puede resultar efectiva en pacientes
      con intolerancia oral a la glucosa es la Acarbosa. Esta es un
      inhibidor de la α glucosidasa, que
      disminuye la hiperglicemia postprandial y decrece
      significativamente la incidencia de Diabetes.

      1. Drogas que influyen en la sensibilidad a la
        insulina pueden alterar los niveles de PCR. Por ejemplo,
        en diabéticos tipo 2 bien controlados que toman
        Metformina tienen un nivel significativamente más
        bajo de PCR que aquellos que toman
        Glibenclamida.

        Las Tiazolidindionas tienen un efecto
        antinflamatario y antiesclerótico. La Metformina
        además mejora los disturbios en el Síndrome
        de Ovario Poliquístico.

      2. Estado proinflamatorio
      3. Estado protrombótico

      A pesar de que las Estatinas no parecen tener
      efectos significativos sobre los niveles de
      fibrinógeno y PAI1, los fibratos (con la
      excepción del Gemfibrozil) pueden disminuir
      significativamente los niveles circulantes de factores de la
      coagulación. Sin embargo, los efgectos de ambos
      hipolipemiantes sobre el PAI1 no ha sido
      aún bien establecido.

      XII.
      Conclusiones

      Una vez expuesto el tema, las conclusiones a las
      que se pueden llegar son varias:

      Teniendo en cuenta sus múltiples definiciones
      sería importante hallar una sóla que
      reúna todos y cada uno de los desórdenes
      metabólicos a que suele asociarse el Síndrome
      Metabólico. Por otro lado, Debería poder ser
      aplicable no sólo a los adultos sino también a
      los jóvenes y tanto personas en riesgo como el resto
      de la población. La determinación de los
      criterios del SM deberá ser alcanzada a través
      de métodos prácticos, sencillos y
      fácilmente accesibles

      Aparentemente, hasta el momento, el Síndrome
      Metabólico está siendo considerado por el
      médico clínico desde un punto de vista
      reduccionista. Es decir, cada uno de los componentes del SM
      son abordados por separado (se diagnostica y se trata la
      hipertensión arterial, la dislipemia, la obesidad…),
      perdiéndose la noción de
      SÍNDROME. Esto puede estar favorecido porque no
      se conoce claramente el nexo que asocia cada uno de sus
      componentes.

      La base del Síndrome Metabólico no es
      su tratamieno, sino su prevención. De aquí se
      desprende la importancia de un serio cambio en el estilo de
      vida, que es a lo que el médico debe apuntar
      siempre.

      XIII.
      Bibliografía

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      Gregoret, Ana Inés

      .

      6ª año de medicina.

      Guastelli, Natalia Paola

      .

      6ª año de medicina.

      Fecha de realización: agosto del
      2005.

    2. Hipertensión Arterial

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