- Resumen
- Botánica.
- Descripción del
género Amygdalus l. - Origen y evolución de la
especie cultivada - Caracteres morfológicas
del almendro cultivado - Variedades
- Otras
variedades - Factores
ambientales - Preparación del
terreno - Fisiología del
desarrollo - Labores de
cultivo - Plagas y
enfermedades - Enfermedades de la parte
aérea - Enfermedades de la parte
subterránea - Enfermedades
bacterianas - Enfermedades
animales - Enfermedades
víricas - Recolección
- Conservación y
transformaciones industriales - Bibliografía
El presente trabajo es una
revisión sobre los aspectos de más importancia del
cultivo del almendro haciendo mayor énfasis en las plagas
y enfermedades que
atacan a este cultivo.
Palabras claves: Almendro, Sistemas de
producción, Frutales, Plagas y
Enfermedades.
El cultivo del almendro se considera como una
opción para obtener alta rentabilidad
en la agricultura.
Durante siglos, el almendro se ha cultivado en algunos
países en terrenos pobres y de temporal, sirviendo como
complemento a la alimentación
familiar.
La importancia del almendro dentro de la industria se
da por los extensos usos que este fruto tiene, destacando los
aceites, bebidas, fresco, etc.
En México el
cultivo del almendro no se practica en grandes extensiones, solo
en la costa de Hermosillo.
El consumo del
almendro per-cápita en México equivale a 19 grs.
anuales, por ello se requiere su cultivo. México importa
de otros países como Estados Unidos y
España
que son los principales países productores de
almendro.
La presente recopilación de información sobre el cultivo del almendro
trata de mostrar los aspectos más importantes que se
requiere saber para establecer y explotar un huerto de
almendro.
Amiygdalus communis, L. Familia:
Rosáceas. Almendrea, Ametller, Ameler. (Juscafresa, 1978).
Se clasifica en el género
Prunus, o en el género Amygdalus si se admite la
división de los Prunus en varios géneros
(Grasselly, 1984).
DESCRIPCIÓN DEL GENERO
AMYGDALUS L.
Matorrales, arbustos o árboles, pueden ser inermes o generalmente
espinosos según las especies. Las ramas son glabras,
raramente pubescentes. Las hojas jóvenes son conduplicadas
de pecíolos frecuentemente glandulosos. Las flores,
normalmente precoces, son simples o dobles, sésiles o de
pedúnculo corto, con cáliz campanuláneo,
hemisférico o cilíndrico y pétalos blancos,
blanco-rosados o rosas. El fruto
es una drupa de pericarpio más o menos pubescente
excepcionalmente glabro que se hiende lateralmente en la madurez.
Mesocarpio y Pericarpio se separan con mayor o menor facilidad
del endocarpio. El grano es dulce o amargo (Grasselly,
1984).
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE
CULTIVADA
Procede de las regiones montañosas de Asia central,
encontrándose numerosas formas espontáneas en todas
las montañas que se extiendes desde Tian Chan a
Kurdistán a través de Turquestán, Afganistan
e Irán.
Se ha visto que desde la antigüedad el almendro fue
multiplicado siempre por semilla en los países
mediterráneos. El injerto parece que no se empleo hasta
el siglo XIX en España, Provenza, Túnez (Grasselly,
1984).
CARACTERES MORFOLÓGICAS DEL ALMENDRO
CULTIVADO
ÁRBOL. Es un
árbol de dimensiones variables
según los cultivares, medio y técnicas
de poda. En regadío puede alcanzar 8-10 m. La madurez se
extiende desde mediados de Agosto hasta principios de
Octubre (Grasselly, 1984).
RAMAS. Tronco y ramas
del almendro, lisos durante los primeros años y a veces
con lenticelas, se vuelven agrietados y rugosos con la edad y
adquieren una coloración oscura (Grasselly,
1984).
Las ramas cuyo color puede
variar del verde claro al pardo rojizo, según las
variedades, con hojas, yemas y botones florales, cuyo aspecto es
igualmente muy variable (Grasselly, 1984).
Los botones de flor en invierno pueden tener formas
diversas, pudiendo ser puntiagudos o redondeados, con diferencias
también en su aspecto, color y pubescencia (Grasselly,
1984).
HOJAS. Es normalmente
estrecha y alargada, algunas variedades tienen hojas anchas.
Tanto la flor del almendro cultivado como de las especies
silvestres, son del tipo 5 (cinco sépalos, cinco
pétalos), con un estilo único y estambres libres,
cuyo número varía en la especie A.
communis de 20 a 30, con algunas excepciones, pudiendo
llegar a 40.
Los pétalos suelen ser blancos y a veces rosados
(Grasselly, 1984).
FRUTO. La almendra es
una drupa cuyo peso puede variar de 8 a 20 grs y de la que
solamente se usa el grano. El mesocarpio está recubierto
por una epidermis, el pericarpio que suele ser pubescente, aunque
también existe el carácter "liso" (Grasselly,
1984).
El aspecto general del fruto es verde, ligeramente
coloreados de rojo a la madurez. La pulpa del mesocarpio, que
puede variar de 0.5 a 1.5 cm de grosor es blanco-verdosa aunque
en esta especie también exista el carácter de carne
amarilla. El mesocarpio puede ser utilizado como alimento del
ganado (Grasselly, 1984).
El endocarpio se emplea como combustible familiar o
industrial y también para la producción de aglomerados. Reducido a
polvo, se le utiliza para pulir ciertos metales e incluso
para aislar el pan de la placa del horno durante la
cocción (Grasselly, 1984).
El endocarpio o cáscara, puede ser delgado,
grueso y también muy firme o muy débil; en algunas
variedades, la cáscara se separa en dos capas,
exfoliándose la capa externa del endocarpio (Grasselly,
1984).
La almendra en su cáscara seca, puede pesar de
1.5 a 5.0 g y medir de 3 – 6 cm de longitud, 2-3 cm de espesor y
2.5-4 cm de anchura(Grasselly, 1984).
Cada fruto puede contener en el endocarpio 1 o 2 granos,
pero aunque en otras épocas se buscara la presencia de
granos dobles, en la actualidad la industria prefiere granos
simples (Grasselly, 1984).
ALMENDRA. El grano o
almendra tiene un peso variable de 0.5 a 1.5 g y con formas muy
diversas. Contiene dos cotiledones. La almendra es rica en
aceite,
proteínas y sales minerales
(Grasselly, 1984).
SISTEMA RADICULAR.
Tiene un sistema radicular
potente, poco ramificado y profundamente anclado en el suelo (Grasselly,
1984).
En las especies silvestres, las radículas pueden
llegar a medir más de 20 cm cuando la plántula
solamente tiene 2 cm (Grasselly, 1984).
La raíz del almendro de color
amarillo-grisáceo cuando joven. Es poco fascicilada,
soporta mal el transplante y es sensible a la asfixia radical
(Grasselly, 1984).
Las variedades de almendro más recomendables por
orden de floración son las siguientes:
Para situaciones bajas:
* Almendro amargo.- Árbol de limitado vigor.
Fruto de tamaño medio y de cáscara dura.
* Desmayo largueta.- Árbol de buen desarrollo,
porte pendulante y fructífero. Fruto grande, de forma
alargada y de cáscara dura.
* Marcona.- Árbol de gran desarrollo y
productivo. Fruto acorazonado y de cáscara
dura.
* Desmayo rojo del Canadá.- Árbol de
notable desarrollo y gran fertilidad. Fruto un tanto alargado y
de cáscara dura.
Para situaciones medias:
* Rof.- Árbol de mediano vigor y relativamente
productivo. Fruto de tamaño medio y de cáscara
blanda.
* Trell.- Árbol de gran vigor y productivo. Fruto
de tamaño medio y de cáscara dura.
* Non pareil.- Árbol de medio vigor y de gran
producción. Fruto de tamaño medio, alargado y de
cáscara blanda.
Para situaciones altas:
* Fournat.- Árbol de gran vigor y fertilidad.
Fruto grande, de forma alargada y de cáscara blanda.
Florece 18 días después del Marcona.
* Ai.- Árbol de limitado vigor y gran fertilidad.
Fruto de tamaño grande, redondeado y de cáscara
semidura.
* Miagkoskulunem.- Árbol de gran vigor y de buena
producción. Fruto de tamaño medio y cáscara
blanda, algunos de almendra doble.
* Picantili.- Árbol de mediano vigor. Fruto de
tamaño medio y de cáscara blanda.
* Texas.- Árbol de gran vigor y fertilidad. Fruto
de tamaño mediano, acorazonado y de cáscara
semidura.
* Verdier.- Árbol de mediano vigor y gran
fertilidad. Fruto de tamaño grande de forma alargada y de
cáscara dura. Florece 24 días después del
Marcona.
Morskoi.- Árbol de buen vigor. Fruto de
tamaño medio, de forma alargada y de cáscara
blanda.
* Yaltano.- Árbol de mediano vigor, porte
pendular y buena producción. Fruto de tamaño medio,
de forma alargada y de cáscara blanda. Florece un mes
después que el Marcona (Juscafresa, 1978).
CAVALIERA. Originaria de Italia, muy
productiva y de bajo requerimiento de frío, florece
alrededor del 20 de enero y madura la segunda semana de junio. Su
fruto es de cáscara blanda, sin almendras dobles y con una
semilla buena para comercializarse al natural o tostada. El fruto
de esta variedad puede ser afectado por la enfermedad "tiro de
munición", lo que disminuye la calidad al tomar
un aspecto manchado y de sabor ligeramente amargo; así
mismo, su cáscara blanda se hace sensible al daño
causado por chinches, las cuales producen goma y mal llenado de
la almendra.
CONTANTINI. De origen italiano, productiva y de bajo
requerimiento de frío; florece alrededor del 15 de enero y
madura la tercera semana de junio. Su almendra es de
cáscara semidura, no presenta almendras dobles y su
semilla puede comercializarse con cáscara o bien
descascarada, al natural o tostada.
R633. Selección
de origen tunecino, de bajo requerimiento de frío, buen
polinizador de Constantini y Cavaliera. Florece alrededor del 17
de enero, su almendra es grande y de cáscara semidura,
presenta del 40 al 50% de almendras dobles según el
año, por lo que su semilla puede comercializarse para
pastas, quebradas para repostería o para la
elaboración de dulces, helados y otros usos.
UM-EL-FAHM. Variedad de origen israelí,
de bajo requerimiento de frío y de porte semi-compacto;
inicia su floración alrededor del 20 de enero, por lo que
puede polinizar a Cavaliera, y a su vez ser polinizado por
Cavaliera, Rané y R633. Presenta almendra de buena
calidad, cáscara blanda y sin almendras doble; puede
comercializarse descascarada, al natural o tostada. Al igual que
Cavaliera, es sensible al "tiro de munición" y daño
de chinche sobre el fruto.
El almendro por lo regular el primero de los
caducifolios en florear en la primavera debido al bajo
requerimiento de frío y respuesta rápida a
temperaturas elevadas.
Presenta crecimiento favorable en otoño
(temperaturas altas y humedad del suelo abundante). En regiones
de inviernos moderados, están limitados por tener un
requerimiento de frío específicos (Moore,
1993).
La temperatura
media debe oscilar de 15° C a 18° C; mínimas superiores a
0° C, pues
las yemas se destruyen a 3.3° C bajo cero, las flores a
2° C
ó 3°
C bajo cero y los frutos recién cuajados, a
1,1° C bajo
cero. Este árbol esta en vegetación cuando la temperatura media
diaria es de 6 a 8° C y han recibido una integral
térmica de 1.150 a 1.200° C, empezando su floración cuando
durante siete u ocho días la temperatura se mantiene a
8° C y la
foliación cuando alcanza los 15° (López, 1972).
Se deduce que el óptimo térmico son los
15° a
18° , con
temperaturas invernales superiores a bajo cero, ya que las
heladas le perjudican mucho, llegando a perderse totalmente la
cosecha con una helada, pues este árbol es muy sensible a
las heladas primaverales (López, 1972).
Reposo invernal. Las necesidades de frío invernal
son sensiblemente menores para las variedades de almendro que
para las demás especies frutales de hueso o
pepita.
Cuando el invierno es demasiado suave, el desborre
presenta irregularidades o trastornos más o menos
graves.
Los síntomas son bastante ligeros. Esencialmente
se observa un retraso en la brotación y una caída
más o menos importante de yemas de flor, lo que puede
hacer estéril a la variedad (Grasselly, 1984).
Resistencia a inviernos fríos.- El almendro
durante el período de reposo, puede resistir temperaturas
muy bajas, del orden de – 20° C. La resistencia
depende en ese memento principalmente de la forma en que el
frío haya sobrevenido y de su duración. Un descenso
progresivo produce menos daños que una inmensa ola de
frío (Grasselly, 1984).
Rickter (1971), comprobó que un período de
temperaturas negativas (-5° C) favorece la resistencia a temperaturas
muy bajas. Pero las heladas invernales no son por suerte tan
frecuentemente severas. Temperaturas menos bajas pueden no
obstante, sin afectar a las ramas o a los troncos, producir
serios daños en las yemas de flor o comprometer la
producción (Grasselly, 1984).
Cualquier aumento de temperatura tiene como consecuencia
una disminución del contenido de oligosacáridos y
una mayor sensibilidad de las yemas. Monet (1977), al estudiar
las yemas del melocotonero, opina que la sensibilidad está
más bien relacionada con un aumento en el contenido de
agua en el
momento del desborre, que diluye los oligosacáridos y
disminuye su porcentaje.
Temperaturas de verano.- Es una de las especies frutales
que mejor resiste a las temperaturas elevadas y a la sequedad de
la atmósfera en verano.
Esta es la razón por la cual se explica que el
almendro se explote en zonas con bruscos saltos
climatológicos.
a) Transpiración.
Son necesarias 537 calorías para transformar un gramo de agua
en un gramo de vapor de agua (Transpiración). Esta
energía es proporcionada por la luz. Se ha
calculado que es necesario, según las especies, entre 30 y
2,500 g de vapor de agua transpirado (500 g de media) para
asegurar la síntesis
de un g de materia
seca.
La producción por hectárea de 2 ton de
materia seca exige alrededor de un trillón de
calorías (Gardner, 1952).
El 30% de la energía disponible se utiliza para
la transpiración, la energía proviene de las
radiaciones infrarrojas.
b) Fotosíntesis.
1% de la energía
solar se utiliza para la fotosíntesis.
c) Intensidad de la luz
Una iluminación insuficiente es más
desfavorable para el desarrollo de los botones florales que una
temperatura fresca y baja la producción en las partes
bajas. El almendro se presta muy mal a las plantaciones densas,
debe estar podado para que tenga buena iluminación
(Grasselly, 1984).
El clima apropiado
debe ser el cálido y soleado, sin heladas primaverales, ni
excesivamente húmedos, pero sí con una
precipitación que oscile entre los 250 a 600 mm,
aún cuando en algunos casos sea preciso si se puede, dar
riegos, los que en este tipo de cultivos sea necesario
(López, 1972). Por su parte Moore (1991), menciona que el
clima ideal es el mediterráneo, el cual tiene inviernos
lluviosos combinados con una primavera y verano caliente sin
lluvias.
Todas las tierras ligeras, francas gravosas o
ligeramente arenosas, sea cual sea la acidez o alcalinidad del
suelo, pueden considerarse aptas para el cultivo.
El almendro vegeta bien en las tierras poco
fértiles, aunque en las muy arcillosas e impermeables o de
naturaleza
húmeda, por ser muy sensibles las raíces a ello,
pronto enferma y muere. Tampoco vejeta bien en tierras muy
arenosas de naturaleza seca, siendo las
calcáreo-arcillosas en donde se desarrolla y fructifica
más fácilmente.
Por su sistema radicular pivotante y de gran
penetración en el suelo resiste las sequías
más prolongadas y puede, más que otras especies,
aprovecharse de las sustancias nutritivas que encuentra
almacenadas o procedentes de las fuentes
naturales del suelo, y por tener menos necesidades que otras
especies, si se le aplican fertilizantes nitrogenados en exceso
el árbol se desarrolla de manera excesiva, destinando sus
reservas a la formación de madera y hojas
en detrimento de la del fruto.
No es nada recomendable el cultivo del almendro en
tierras de gran fertilidad, por ser muy difícil por medio
de la poda equilibrar la vegetación con la
producción de fruto, resultando más rentable
cultivarlo en tierras de fertilidad muy relativa y hasta mediocre
(Juscafresa, 1978).
El almendro es tolerante a la caliza activa, tiene
resistencia a la clorosis férrica, no tolera a los
suelos
alcalinos, así como los suelos arcillosos asfixiantes
(Grasselly, 1984).
El suelo ideal son las estepas semiáridas (<a
300 mm) debe tener un horizonte superficial arenoso de la misma
naturaleza o ligeramente arcilloso. El Almendro explora 700 m3 de
tierra.
En zonas sub-húmedas, con 600 mm de lluvia anual,
la superficie debe ser ligera o media sobre un subsuelo de la
misma naturaleza o más pesado. Las mejores son las tierras
arcillo-calizas rojas o "terrarossa"
mediterráneas.
Las raíces del almendro se repelen cuando por
casualidad entran en contacto, esto permite al árbol
explorar de una manera más homogénea todo el
volumen de
tierra puesto a su disposición.
En un suelo muy ligero, las raíces se desarrollan
esencialmente en primavera y otoño y poco en invierno y
verano. En regadío el crecimiento es continuo sin
detención desde primavera a otoño. Son pues la
temperatura (6-24°
C) y la humedad (superior al 3%) los factores que
determinan la actividad de las raíces (Grasselly,
1984).
El suelo óptimo es el profundo, de consistencia
media, vegeta bien en los silíceo-calizos y
calizo-silíceps-arcillosos, fértiles y con subsuelo
permeable, no conviniéndole en suelos húmedos, ni
los fuertes en los que la vegetación es deficiente
(López, 1972).
Con ella se consigue: extraer todas las raíces
secas, que pueden ser perjudicial a este árbol, mejorar la
penetración y desarrollo de las raíces, así
como la aireación y la permeabilidad del suelo,
favoreciendo la filtración del agua de lluvia o de
riego.
La época más apropiada para dar esta labor
es la de otoño-invierno, anterior a la plantación,
para favorecer la meteorización del suelo y que absorba
el agua de
lluvia.
La profundidad puede oscilar entre 0.70 m a 0.90 m, y si
es posible a un metro.
En los suelos uniformes en todo su perfil de
composición, textura y estructura,
resulta indiferente el desfonde con vertedera o subsolador. Si el
perfil no es uniforme, puede convenir, en el caso de suelo
arcilloso y subsuelo arenoso, la mezcla de estas capas, por lo
que está indicado el desfonde con vertedera (López,
1972).
El abonado de fondo es una práctica necesaria;
puede ser incorporado al terreno en la labor de
otoño-invierno. Para ello se aportaran al suelo unas 40
ton/ha de estiércol y posteriormente en primavera de 1.20
a 2.50 kg de superfosfato y de 500 a 800 de sulfato de potasa por
hectárea, enterrándolos con una labor de vertedera,
tanto el estiércol como los abonos minerales y procurando
dejar el suelo sin grandes terrones para facilitar el replanteo y
apertura de hoyos (Queralt, 1987).
Se pueden considerar apropiados a tres bolillo el de 6 m
con 322 pies /ha; en el rectangular, el de 5 por 6m, con 333
pies/ha, y en el marco real de 6 x 6 m, o el de 7 x 7m, con 277 y
204 pies/ha, respectivamente.
No puede indicarse un marco tipo, pues dependerá,
aparte de la disponibilidad de agua para riego, de las
características del suelo, del cultivo (labores, abonado,
buena y apropiada poda, y tratamientos fitosanitarios que se les
vayan a hacer), (López, 1972).
Por su parte López (1972), menciona que el marco
puede oscilar de 65 a 75 cm en las líneas.
La disposición de los almendros varía
según el clima: en secano, y especialmente en las regiones
más áridas y secas, la plantación se
efectúa a marco real o a tresbolillo regular; en
regadío, se hacen a marco real o a tresbolillo rectangular
(donde la distancia sobre la línea es menor que entre
líneas) (Queralt, 1987).
La densidad de la
plantación no debe ser muy grande, ya que el almendro es
una especie que necesita de buena insolación, la densidad
varía de la variedad a plantar, fertilidad del suelo y
pluviosidad de la zona).
Resulta beneficioso plantar en nov-dic, en todo caso hay
que evitar los períodos en que la lluvia está
encharcada en la tierra
(Queralt, 1987).
Una vez desfondado y preparado el terreno, se procede al
marqueo, señalando en él con una caña o
estaquilla el sitio que ha de ocupar cada pie. Después se
procederá al hoyado lo antes posible para lograr una buena
meteorización de la tierra del hoyo; este hoyado puede
hacerse con una excavadora. También puede efectuarse
mediante un zanjeado por medio de 3 o 4 pases con un arado de
desfonde, haciendo las zanjas según las líneas de
plantación, con una profundidad de unos 0.80 m y una
anchura de 1.20 a 1.50 m, marcando la posición de los pies
en las zanjas (López, 1972).
Como el almendro es bastante sensible a la podredumbre
radicular, es importante no plantarlo más que en suelos
desprovistos de raíces viejas o secas y que no hayan
tenido almendro por lo menos hace 10 o 15 años
(López, 1972).
Las flores del almendro, igual que las de todas las
rosáceas, son hermafroditas (Grasselly, 1984).
Debido a la autoesterilidad de los almendros, se debe
recurrir a la polinización cruzada. Las dos variedades
receptora y polinizadora, deben coincidir en época de
floración y ser compatibles fisiológicamente
(Queralt, 1987).
Las flores son genéticamente incompatibles, por
lo que requieren polinización cruzada por insectos,
principalmente abejas o de otro árbol que sea compatible
(Moore, 1993).
Algunos polinizadores entre las variedades de almendro
son los siguentes (Juscafresa,1978):
Variedades Polinizadores
Al Texas
Desmayo largueta Marcona-Amargo
Desmayo rojo Marcona
Fortunat Non pareil
Marcona Desmayo rojo
Miagkoskulunem Texas-Al
Morskol Ai-Altano
Picantill Verdier-Texas
Rof Marcona
Trell Rof
Verdier Texas
Yaltano Al-Morkstol
El período más adecuado para que la flor
sea convenientemente polinizada es el de los tres días
siguientes a su apertura (Queralt, 1987).
Para que el trasporte de polen de flor a flor se lleve a
cabo, se procesa de los insectos, ya que la acción
del viento es poco efectiva. Por este motivo se colocarán
colmenas entre los almendros en la época de
floración, puesto que estas se convertirán en
agentes polinizadores (Queralt, 1987).
El plantón de almendro se desarrolla en viveros
en un año o en dos, según los climas. En cualquier
caso, los planteles son plantas obtenidas
por semilla que posteriormente son injertadas y que se arrancan
del vivero cuando el tronco alcanza 1.5 cm de diámetro
(Queralt, 1987).
En necesario que estos planteles estén sanos para
garantizar una buena cosecha, es decir, deben estar injertados
con yemas sanas y plantas en suelos desinfectados. El arranque
del plantel se realiza lo antes posible a partir de la
caída de la hoja (Queralt, 1987).
El almendro una vez arrancado del vivero si no se planta
a los pocos días, pierde rápidamente parte de la
humedad y son causa de malograrse muchos árboles en las
plantaciones o de frenar su desarrollo en el principio, siendo
muy conveniente después de limpiadas todas las
raíces de magullamientos o heridas, impregnarlas a base de
arcilla y boñiga de buey disuelta en agua, lo que
favorecerá su prendimiento (Juscafresa, 1978).
El almendro ha sido durante largo tiempo
multiplicado únicamente por semilla, sin injertar y en
condiciones semi-áridas. Con la práctica del
injerto, fue lógicamente el almendro de semilla el primer
porta-injerto empleado. La elección estaba justificada
entonces por las condiciones de cultivo (secano) y con suelos
clorosantes, a causa de la aptitud de las raíces de
almendro para introducirse entre las hendiduras de la roca a
grandes profundidades y a su resistencia a la sequía y a
la clorosis.
Aunque el almendro de semilla sigue teniendo importancia
en las regiones o zonas en que las condiciones del medio
prohíban cualquier otro portainjerto, en condiciones de
cultivo más fértiles pueden utilizarse con éxito
otros patrones: Melocotonero de semilla (franco), los
híbridos melocotonero x almendro y diversos ciruelos
(Grasselly, 1984).
De estar injertado el almendro sobre el portainjerto
amargo tarda el plantel mucho en deshojarse, y si se espera a la
total caída de la hoja puede retrasar en gran manera la
plantación, la cual siempre debería hacerse a
finales de otoño o principios de invierno y antes de la
llegada de los primeros fríos, por ser la especie frutal
que más pronto entra en vegetación. En tal caso, en
el momento del arranque se suprimen las hojas y en el de la
plantación se escogen los tres ramos más vigorosos
y se cortan de 4-5 yemas, y debido a la tortuosidad que ofrecen
la mayoría de las variedades se coloca el tutor antes de
cubrir las raíces de tierra a fin de obtener un tronco
más o menos enderezado.
Por su lento desarrollo será mejor plantar los
árboles de dos años de injerto que de un solo
año, teniendo en cuenta que de pertenecer el portainjerto
al ciruelo el empalme del ciruelo debe quedar enterrado y nunca
aflorar a la superficie (Juscafresa, 1978)
La poda del almendro puede ser anual o bianual,
según sea el desarrollo del árbol y después
de podado debe quedar más bien con un ramaje claro que
espeso y de copa cerrada o formando un vaso de diámetro
reducido, teniendo en cuenta que un exceso de frondosidad
será en detrimento de la producción de fruto
(Juscafresa, 1978)
El crecimiento de la planta durante el primer año
va a estar condicionado por sus posibilidades de
asimilación clorofílica. Por ello durante este
período no se realizarán demasiadas podas. Esta
poda dura aproximadamente 4 años.
Poda de formación:
– En el primer invierno, se practica una poda de rebaje
que consiste en cortar las ramas principales al mismo nivel, a
unos 60 cm. El corte se efectúa por encima de la
yema.
– En el segundo invierno se eligen, de entre las ramas
que hayan alcanzado más de 40 cm, 3 ramas de buen
tamaño y grosor; éstas constituirían las 3
ramas madres del árbol, por lo tanto deben escogerse las
más sanas, lo más alto posible sobre el
plantón, dejando entre ellas una separación de 10 a
15 cm y formando un ángulo entre sí de
120° . Los
brotes que no se van a emplear para formar ramas madres, se
podarán por su punto de inserción.
– En el tercer invierno, se efectúa la poda por
aclareo: se cortan las ramas internas y prolongaciones, y se
suprimen los chupones.
– En el cuarto invierno, se eligen las ramas secundarias
y se efectúa la poda por aclareo.
En el transcurso de los años siguientes se ayuda
al árbol con las podas invernales, a constituir un
esqueleto sobre el que se asientan las ramas
fructíferas.
Poda de producción:
A partir del cuarto año se efectúan podas
para eliminar las ramas sobrantes y dejar las productoras de
frutos. Para practicar esta poda, cada invierno se
realizará lo siguiente:
– Se suprimen los chupones del centro del
árbol.
– Se despejan las prolongaciones para asegurar una buena
iluminación del centro del árbol.
– Solo se suprime la quinta parte de las ramas
fructíferas para asegurar la renovación de las
restantes. Para ello solo se cortarán las ramas
pequeñas que tengan de 1.5 a 3 cm de
diámetro.
– Se deberá realizar bien el corte.
– Se eliminará la madera muerta, y los ramos
parasitados con monilia o Fusicocum
– Se seguirá practicando la poda de
formación para mantener la forma general del
árbol
– Se intentará mantener el mayor número
posible de ramilletes de mayo y ramos mixtos por ser los
más fructíferos.
Poda de Renovación:
Esta poda se practica sobre árboles muy viejos o
sobre árboles que presentan fructificación
centrifuga.
En el primer caso, son árboles con muchas ramas
muertas y fuerte desguarnecimiento en las bases de éstas.
Al llegar a este estado, la
producción disminuye, por lo que se procede a la poda de
rejuvenecimiento que consiste en la supresión con sierra
de las ramas madres para provocar la aparición de nuevos
brotes vigorosos. Pero este rejuvenecimiento sólo es
pasajero y desde el punto de vista económico resulta
más rentable invertir en una nueva
plantación.
Los árboles en fructificación
centrífuga, los frutos aparecen cada vez más
alejados del centro. De ello, resulta que las ramas
fructíferas son cada vez más numerosas y más
débiles. Normalmente, con la poda de producción
anual se soluciona este problema, aunque hay variedades
más propensas a ello, con estas variedades hay que
recurrir a la poda de reforma. Se cortan los ramos principales o
secundarios según el árbol y al tercer o cuarto
año se reanuda la fructificación normal (Queralt,
1987)
Este es el tiempo que trascurre entre la siembra y la
primera floración. Porte arbustivo, con ramos delgado,
frágiles y frecuentemente espinosos, hojas
pequeñas, etc.
Cuándo los árboles que se plantan proceden
de injertos tomados de árboles adultos, injertados sobre
plantas obtenidas por semilla o por estaquilla, se comprueba
siempre un retorno, más o menos prolongado y acentuado, a
las formas juveniles de la especie.
La entrada a la fructificación, es decir el fin
del período juvenil, está en relación
esencialmente con el volumen alcanzado por el árbol
(Grasselly, 1984).
En árboles adultos la regularidad de la
producción depende evidentemente en primer lugar de la
formación anual de un número suficiente y regular
de botones florales.
El desarrollo de los botones florales continúa
después de la inducción floral a un ritmo variable,
según las estaciones. En verano y en Otoño, se
diferencian lentamente para estar ya completamente organizados a
principios de invierno, excepto las células
sexuales.
Se puede hablar pues, de tipo de floración o tipo
de fructificación para una variedad dada. Algunas
variedades de almendro fructifican sobre todo en ramos mixtos,
mientras que otras llevan sus flores esencialmente sobre
ramilletes de mayo.
La flor del almendro es simétrica con
relación a un eje y tiene 5 sépalos verdes soldados
entre sí en forma de cáliz dislisépalo y 5
pétalos libres, de tamaño variable, blancos o
blanco rosado (a veces rosas) insertos en la base de los
sépalos. El conjunto de sépalos soldados constituye
el cáliz.
Loa estambres son numerosos 30 como media, en espiral,
insertos sobre el cáliz, libres entre
sí.
El polen depositado en el estigma germina y el tubo
polínico llevando dos anterozoides se introduce entre las
membranas de algunas células del estilo, para alcanzar
rápidamente al óvulo y saco embrionario donde
realiza la fecundación. El estigma permanece receptivo
durante 4 a 5 días solamente después de la apertura
de la flor.
La germinación del grano de polen se produce
normalmente inmediatamente después de la caída del
grano sobre el estigma.
Después de la fecundación, la base del
pistilo engruesa y se transforma en fruto.
El desarrollo del fruto se puede dividir en tres
fases:
1.- Después de la fecundación el fruto
aumenta su tamaño rápidamente de volumen debido a
una intensa multiplicación celular.
2.- Período de parada de crecimiento, durante la
cual se produzca esencialmente el endurecimiento del hueso. Este
período es tanto más acusado cuanto más
tardía sea la variedad;
3.- Engrosamiento rápido del fruto hasta la
madurez, debido fundamentalmente al aumento de tamaño de
las células (Grasselly, 1984)
El almendro es un árbol bastante resistente a la
aridez del medio, pero también para él, como para
los demás, el agua absorbida por las raíces
actúa como poder
limitativo para su producción. Por lo tanto las labores
del suelo ha de tender a favorecer al máximo el almacenamiento
del agua de lluvia y su conservación durante el mayor
tiempo posible (López, 1972). Estas labores presentan
doble sentido, eliminar las malas hierbas que ayudan a la
desecación del suelo especialmente plantas con crecimiento
estival (grama) y crear una superficie mullida y desecada
(Queralt, 1987).
Las labores precisas por el almendro se reducen a tener
el suelo limpio de malas hierbas y mullido, para favorecer la
acción penetrante del agua de lluvia. En líneas
generales, las plantaciones de almendro en cultivo único,
necesitan por lo menos tres labores al año (López,
1972).
Si se cultiva de secano se precisan tres labores anuales
como mínimo, superficiales (10-15 cm con cultivadores),
solo la primera será más profunda (15 a 20 cm
usando vertedera). Si se cultiva de regadío, todas las
labores se harán superficiales (con el cultivador), y se
efectuarán después de las lluvias o del riego
(Queralt, 1987).
La más importante es la que se da en
otoño, con vertedera a una profundidad de 15 a 20 cm, la
segunda labor se dará durante el invierno a igual
profundidad, pudiéndose, en la de otoño o en
ésta, enterrar los abonos los años que se abone,
debiendo darse ésta de invierno en algún tiempo
después del cuaje de la flor. Por último, en la
primavera, se dará una tercera labor de cultivador o grada
para destruir las malas hierbas y disminuir con ello la
evaporación. En todas ellas se dejará alrededor del
tronco un cerco sin labrar de 1.5 a 2 m, con objeto de no herir
al tronco con los aperos de labranza, cavándolos
después cuando se pueda o lo precisen (López,
1972).
Durante el verano, cuando se precisen por el estado del
suelo, deben darse un par de binas con gradas para tener limpio
el suelo de las malas hierbas y sin grietas, frecuentes en los
terrenos arcillosos después de una lluvia, y con ello
disminuir la evaporación, por lo que en estos almendrales
en suelos algo arcillosos, es aconsejable, si se puede, dar un
pase de grada con el tempero de la lluvia (López,
1972).
Todo este sistema es aconsejable para regadío y
con tapete herbáceo que no cubra toda la superficie, sino
tan solo una línea entre las filas de los árboles.
Existe otro sistema para eliminar las malas hierbas, donde los
aperos de labranza no pueden penetrar, es mediante la
aplicación de herbicidas, los cuales evitan la competencia de
las malas hierbas con el almendro, reduce los riesgos de
heladas primaverales y por disminuir los daños producidos
por la erosión,
pero este resulta más caro, se acumulan en la superficie
pudiendo causar dañó al almendro etc. (Queralt,
1987). Los herbicidas más adecuados son dos:
Defoliantes: Paracuat y Diquat, desecan con rapidez, se
aplican desde el tercer año de plantación del
almendro, se aplica cundo las hierbas están en pleno
desarrollo sin riesgo de
toxicidad (800 g de materia activa/ha disueltos en
agua)
De absorción radical: Aminotriazol o Simazina. Se
aplican en período de preemergencia de malas hierbas, es
decir, cuando estén poco desarrolladas. La época
más adecuada para aplicarlos es en otoño. La dosis
mas adecuada es de 4-5 kg/ha (no mezclarlos); esta dosis no es
alta por lo que el peligro de acumulación en el suelo es
muy bajo.
Estos dos tipos de herbicidas presentan el inconveniente
de no eliminar plantas perennes; por lo que se puede optar por
utilizar herbicidas de acción más drástica
(como los del grupo
glifosfato).
En general cuando se usan herbicidas de cualquier tipo,
se intenta no pulverizar las hojas o las ramas jóvenes del
almendro (Queralt, 1987).
El abonado debe adecuarse a la naturaleza del terreno y
al as exigencias fisiológicas del árbol, exigencias
que varían según su edad y su productividad,
dentro de los abonos inorgánicos de mayor empleo se
encuentran:
NOMBRE | CARACTERISTICAS | EMPLEO |
Sulfato amónico (21% de Nitrógeno) Superfosfato cálcico (18% de Sulfato potásico (50% de óxido de K) Nitrato amónico (26-27% de N ) | *Poco arrastrable *Reacción ácida *Medianamente rápido *De reacción alcalina *De acción bastante asimilable *Reacción neutra *De acción bastante lenta *Reacción neutra *De acción rápida y bastante | *En terrenos ácidos en primavera *Preferible en terrenos alcalinos en *En diversos tipos de terreno en *En todos los terrenos en primavera. *Fertiliza todo el perfil del suelo |
En terrenos sueltos o arenosos, más
fácilmente lavados por el riego o las lluvias, se
deberá aplicar una cantidad total de abono más
grande, así como aportar materia orgánica. Por lo
tanto, se aplicaran pequeñas dosis poco repetidas, puesto
que no quedan retenidas en el suelo.
Por el contrario, en un suelo pesado será
suficiente con un solo abonado de fondo anual ya que éste
permanece durante largo tiempo en el suelo (Queralt,
1987).
Según la edad, las necesidades de abono pueden
variar. Las plantas jóvenes solo precisan de abonos
nitrogenados, ya que deben desarrollarse vigorosamente y formar
con rapidez las ramas fructificantes.
Por el contrario, las plantas adultas precisan el aporte
de todos los elementos necesarios para la fructificación:
N, K y P (este último en poca cantidad).
Otros elementos esenciales que son necesarios al
almendro pero en pocas cantidades son el Zn, Cu, Mn, Cl y B
(Queralt, 1987).
No es posible dar una fórmula de abonado para
todos los casos, puesto que depende de las reservas del suelo, de
su textura, del régimen hídrico y de la densidad de
plantación.
Según Nuguet (1978), citado por Grasselly,
(1984), las necesidades totales de los árboles de hueso
para un período de producción de 15 años son
de 350 kg de P2O5,1.200 kg de CaO y 200 kg
de MgO, por hectárea.
RIEGO POR SUPERFICIE: Es el método de
riego más antiguo, y todavía usado de forma
generalizada en muchos países. El riego se puede aplicar
de diferentes maneras: por surco, por alcorques, a manta, por
sumersión y en cualquier caso exige bastante
práctica y una cuidadosa nivelación para que el
riego resulte homogéneo.
RIEGO POR ASPERSION: Existen numerosos sistemas de riego
por aspersión; todos tienen por objeto homogeneizar el
reparto de agua en el suelo ya que la difusión es
circular.
Tiene la ventaja, en comparación con los de
superficie, de que evita una inundación y encharcamiento
del suelo que puede resultar perjudicial al crecimiento en
ciertos cultivos. La aspersión debe tener un gasto horario
adaptado a la textura y dar gotas tan finas que no apelmacen el
suelo en su zona superficial; este inconveniente desaparece
evidentemente en caso de tener una cubierta vegetal.
La capacidad de absorción de un suelo
varía de 5 a 50 mm/hora. Es muy fácil, y a la vez
necesario, precisar estos puntos en el momento del cálculo de
la instalación de aspersores.
RIEGO POR GOTEO.- El objetivo de
este sistema es poner a disposición del árbol el
agua necesaria para su consumo limitando al máximo las
pérdidas por evaporación (Grasselly,
1984).
El número de riegos es variable pudiendo oscilar
en líneas generales de dos a cuatro, según la
pluviosidad de unos años a otros. Se puede considerar un
riego a la brotación, con lo que se favorece una buena
floración y cuaje que puede ser según zonas a
finales de diciembre-enero o principios de febrero. Otro riego
puede ser en primavera posterior al cuaje hacia el mes de abril
que beneficia la vegetación y desarrollo de frutos; y por
último, otro por los meses de junio o julio, época
de gran actividad vegetativa que aumenta el rendimiento y
favorece el desprendimiento de la cáscara (López,
1972).
Todos los riegos deberán ser moderados, pues el
exceso de humedad les perjudica mucho por la asfixia de las
raíces en los suelos arcillosos que se encharcan y de otra
parte por favorecer el desarrollo de la posible podredumbre
radical (López, 1972).
Se debe utilizar el sistema de riego más adecuado
a los recursos
económicos y tipo de suelo (el riego por aspersión
siempre es recomendable); cuidar especialmente los riegos durante
los dos primeros años de la plantación; evitar
encharcamientos ya que las raíces son sensibles a la
asfixia por exceso de humedad; entre el mes de abril y el momento
de la cosecha (que depende de la variedad) distribuir de 1000 a
3000 m3 de agua por hectárea entre 5 y 7 riegos
(Queralt, 1987).
Teniendo en cuenta el origen árido del almendro,
se entiende que este árbol sea especialmente sensible a
los hongos que crecen
en ambientes muy húmedos. Es también cierto que las
condiciones que favorecen un rápido desarrollo del
árbol: riego abundante, suelo fértil, y abonos,
también representan una buena fuente de crecimiento para
los hongos.
Los principales hongos que atacan al almendro
son:
Miniliosis (Monilia laxa, Esclerotinia
laxa).
Cribado (Clasterosperium carpophilum,
Coryneum beyerinckii)
Royal (Puccinia)
Abolladura ( Taphrina
deformans)
Moteado (Fusicladium
carpophilum)
Manchas rojas (Polystigma
acchraceum)
Chancro (Fusicocum amygdali)
Antracnosis (Gloesporium
amygdalinum)
Podredumbre del cuello y raíces.
Verticilosis
ENFERMEDADES DE LA PARTE
AÉREA
Es una enfermedad producida por hongos del grupo de los
Ascomycetes, que se caracterizan por tener micelio unicelular
tabicado con dos tipos de reproducción: la sexual y la asexual. La
primera se efectúa en esporangios tubulosos llamados
ascos, que contienen esporas de origen sexual; otro tipo
colateral de reproducción sexual origina los conidios
encargados de producir las esporas.
En base al tipo de reproducción recibe el nombre
de Monilia laxa en forma de asco, y de
Sclerotinia laxa en la conídica. Esta
enfermedad también se conoce por "podredumbre de los
frutos" y es la responsable de los daños que se presentan
en primavera sobre las flores, frutos y posteriormente sobre las
ramas del almendro.
Durante el invierno, las esporas invernan bajo los
chancros de los ramos, los pedúnculos de los frutos del
año anterior y las escamas de la yemas. Si la primavera es
húmeda, las esporas son transportadas por el viento y las
lluvias llegan a los estigmas de las flores, germinan y penetran
en los pistilos, provocando su marchites; por el pedúnculo
de la flor pasan a los ramos fructíferos y al principal,
produciéndose también desecación.
En general, la sensibilidad de este parásito
depende de las condiciones climáticas del año
(elevada humedad y temperaturas suaves) así como del tipo
de variedad.
Para los tratamientos, es importante proteger bien las
plantaciones desde los primeros síntomas, por este motivo
es conveniente ponerlos en práctica durante el invierno,
período en que los conjuntos de
esporas se encuentran en las ramas y todavía no se han
expandido. Normalmente los más indicados son los
compuestos cúpricos que se presentan con distintos nombres
comerciales (Captafol, Triforina, Benomilo, etc.).
Enfermedad producida por hongos del mismo grupo
anterior: Ascomicetos. La fase más frecuente de este hongo
es como conidio y se le da el nombre de Clasterosperium
carpophylum; es forma de ascos se le denomina Coryneum
beyerenckii. También conocido como "perdigonada",
esta enfermedad ataca a las hojas, ramas y frutos.
En las hojas del almendro se manifiesta por
pequeñas puntuaciones redondas y de color rojo vinoso que
se extienden rápidamente y acaban perforando la hoja con
pequeños agujeros circulares. Es entonces cuando la hoja
adquiere el aspecto de criba que da nombre a esta enfermedad.
Este hongo también produce punteaduras y lesiones sobre
ramos (chancros en la yemas) y frutos pudiendo llegar a
destruirlos.
En invierno, el micelio de este hongo se conserva en las
escamas de las yemas contaminadas o en los chancros, pero si esta
estación es benigna puede llegar a
desarrollarse.
En primavera o en los inviernos suaves, el micelio
prospera produciendo gran cantidad de conidios (esporas) que
nuevamente parasitarán a los nuevos órganos del
árbol.
Los árboles débiles, enfermos o atacados
por otros parásitos son los más propensos a sufrir
esta enfermedad. Para su curación es muy importante que en
otoño se apliquen productos
cúpricos y que se destruyan las partes enfermas. En
primavera, antes y después de la floración,
será suficiente tratar con los fungicidas de
síntesis.
Enfermedad muy frecuente en el género Prunus
producida por hongos del grupo basidiomiceto que se caracterizan
por tener micelio tabicado, uninucleados y los basidios,
órganos que contienen esporas de origen sexual, como los
ascos de los ascomycetes, pero cuya forma es diferente: masuda y
uni o pluricelular según el tipo de hongo.
La roya ataca a las hojas, ramas y frutos del almendro.
El hongo causante de esta enfermedad es el
Puccinia, perteneciente a una familia de hongos que
presenta un ciclo biológico complejo, precisando para su
desarrollo la presencia de dos plantas
huéspedes.
El proceso normal
del desarrollo se verifica del siguiente modo: En invierno las
teleutosporas resisten bien los fríos y permanecen en el
suelo en los rizomas de algunas anémonas u otras plantas,
hasta la primavera en que germinan; entonces producen basidios
que originaran basiodiosporas. En esta misma primavera, las
basidiosporas infectan las hojas de la misma anémona o de
otra planta intermedia del sitio y en ellas producen un micelio
que a su vez origina esporas asexuales llamadas ecidiosporas,
estas infectan las hojas del almendro.
Al verano siguiente aparecen en el haz de las hojas del
almendro numerosas manchas pequeñas de color amarillento
que corresponden a las uredosporas, esporas de origen sexual
provenientes de la germinación de una
ecidiospora.
Estas uredosporas por sucesivas generaciones propagan la
enfermedad sobre los árboles. A finales de verano, las
manchas sobre las hojas se vuelven más oscuras y
pulverulentas, correspondiendo a un nuevo tipo de
fructificación las teleustosporas, que son bicelulares y
de origen sexual; estas caen al suelo y se inicia otra vez el
ciclo.
Para prevenir esta enfermedad es conveniente eliminar
las malas hierbas de las plantaciones ya que son unas de las
plantas huéspedes necesarias para completar el ciclo de
este parásito. Para su tratamiento, se aplicarán
compuestos cúpricos o azufre.
Enfermedad producida por un hongo ascomycete:
Taphrina o Exoascus deformans, que también
recibe otros nombre vulgares como: "lepra", "arrufat", "garrofa",
etc. Es muy frecuente en el almendro y en el melocotonero y ataca
a las hojas jóvenes y brotes jóvenes de estos
árboles.
La enfermedad se propaga y se mantiene en invierno por
medio de los ascos, fructificaciones del hongo que resisten bien
los fríos y recubren las hojas de un polvillo de color
blanco.
En primavera cuando las temperaturas son más
latas y se reanuda la vegetación, las hojas infectadas
aparecen con el limbo muy engrosado, hinchado o con coloraciones
variadas acabando por desecarse y caer. Del mismo modo, los
brotes tiernos atacados aparecen decolorados, hinchados y
retorcidos.
Este parásito se combate con tratamientos a base
de caldos cúpricos en otoño a la caída de
las hojas y de las flores. Se trata con un compuesto
carbamico.
Producido por un hongo ascomycete que en fase de asco
recibe el nombre de Venturia carpophila y en la
conidica el de Fusicladium carpophilum. Tiene otros nombres
científicos sinónimos: Megacladosporium carpophilum
y Fusicladium amygdali. Se reproducen principalmente por conidios
y los ascos no son tan frecuentes.
El hongo inverna en forma de micelio en los chancros de
las ramas. Cuando la temperatura y la humedad son más
elevadas en primavera, el micelio produce conidios que infectaran
a brotes jóvenes, las ramas y los frutos.
Sobre las ramas atacadas aparecen manchas circulares de
color gris oliváceo, si se extienden mucho terminan por
secarse destruyendo las hojas, flores y frutos. En los frutos
tiernos aparecen unas manchas más obscuras que cuando se
multiplican producen grietas en su mesocarpio.
Los tratamientos de invierno no son eficaces. En
primavera después de la caída de los
pétalos, se recomienda tratarlos con un fungicida de
síntesis como Ziram, Captam, o Thiuram.
ENFERMEDAD DE LAS MANCHAS
ROJAS
Alteración originada por el hongo ascomicete,
Polystigma occhraceum. No tan extendida como las
anteriores, aunque es frecuente en zonas secas con temperaturas
elevadas.
Este hongo parásita las hojas del almendro y se
manifiesta en verano con unas manchas amarillentas al principio y
luego pardo rojizas, a veces, muy oscuras. A finales de verano,
se produce una defoliación prematura ocasionado por la
debilidad y desequilibrio del almendro. Se trata, entonces, a los
almendros afectados con compuestos cúpricos o con
fungicidas de síntesis (Ziram o TMTD)
Enfermedad producida por un hongo ascomycete:
Fusicoccum amygdalii que provoca chancros sobre las
ramas y necrosis de las hojas. Este hongo sólo se ha visto
en fase conídica, los conidios están reunidos en
unos receptáculos llamados picnidios.
En primavera, ataca a las yemas de madera, Su ataque se
manifiesta por la aparición de una mancha elíptica,
necrosada y de color negruzco. Posteriormente, se extiende sobre
las ramas terminando por marchitarse y desecarse en sus partes
terminales. En las hojas también provoca manchas
necróticas en el limbo o en su borde.
Tanto en los ramos como en las hojas, cuando los
chancros están muy desarrollados aparecen unos puntitos
negros protuberantes que son los picnidios formados por
aglomeraciones de esporas. Estas esporas son transportadas por la
lluvia de un brote a otro y, de este modo, se va infectando todo
el árbol.
Las condiciones necesarias para la formación de
conidios son una temperatura suave y humedad elevada.
Como medida preventiva, en invierno se queman y eliminan
las ramas portadoras de chancros, repitiendo la operación
en verano sobre los ramos infectados. El tratamiento resulta
más eficaz en el período donde la actividad del
parásito es más notable, la cual se manifiesta por
la mayor esporulación del hongo; ello ocurre en primavera
entre abril y mayo. En esta época se aplicarán
productos de síntesis (Captafol, Benomilo, Metil-tiofanato
son los más eficaces). También es aconsejable
realizar los tratamientos en otoño.
EL hongo causal es un ascomicete, Gloesporium
amygdalinum. Ataca frutos ramos y hojas. En primavera
aparecen sobre los frutos jóvenes unas manchas circulares
de color amarillo y que pueden llegar a ser muy grandes (hasta un
cm. de diámetro); cuando las manchas están muy
desarrolladas forman pequeñas depresiones sobre las que
producen una gomosis más o menos abundante en forma de una
masa mucilaginosa rosada, constituida por las
fructificaciones.
En las variedades muy sensibles, esta infección
continúa en verano y acaba destruyendo toda la cosecha.
También ataca a los ramos a partir de los
pedúnculos del fruto. En las hojas, provoca abundantes
necrosis y acaba desecándolas.
Como medida profiláctica se queman todos los
frutos parasitados. Los tratamientos serán los mismos
utilizados contra el moteado, es decir, compuestos
cúpricos y fungicidas de síntesis (Zineb, Captan y
Benomilo). Se tratarán dos veces: el primero se
efectuará a la caída de los pétalos y el
segundo a la caída de las hojas.
Enfermedad producida por un hongo ficomicete
Phytophtora cactorum. Los ficomiceleados presentan
los dos tipos de reproducción, sexual y asexual. El hongo
vive como saprófito de la materia orgánica del
suelo, cuando la humedad es elevada (presencia de lluvias
notables o riegos demasiado tardíos) pasa a ser
parásito del almendro, penetra a las raíces al
nivel del cambium y va ascendiendo hasta la zona del cuello. El
chancro puede ascender de 25 a 40 cm por encima del cuello,
aunque no es muy frecuente. Se manifiesta por la aparición
de líneas concéntricas con gomosis alrededor del
chancro en el cuello, las raíces se ennegrecen y se
pudren, y el almendro detiene su crecimiento, adquiriendo su
follaje una coloración amarillenta.
Como medidas profilácticas se aconseja no plantar
demasiado profundo, eliminar las hierbas que se encuentren
alrededor del tronco, y evitar los excesos de agua en
otoño con un buen drenaje. Con estas medidas, la
infección no suele presentarse en los almendros,
árboles que por lo general no requieren tanta agua como
otros frutales, siendo el agua el agente principal para su
desarrollo.
ENFERMEDADES DE LA PARTE
SUBTERRANEA
El hongo que produce esta enfermedad es un basidiomycete
de la familia de
las Agacáceas denominado Armillaria mellea.
Estos hongos tienen el aparato esporífero en forma de
umbela, en cuya parte inferior presentan una serie de laminillas
en posición radial que contienen a los basidios; presentan
el aspecto típico de una seta y suelen atacar a muchos
árboles. En el almendro de semilla o cuando se utiliza
como portainjerto, éste se manifiesta con
frecuencia.
En otoño aparecen grupos de setas
en la base del árbol parasitado. El resto del hongo no
visible está formado por el micelio, conjunto de hifas que
penetran en la madera a través de las raíces. Estas
hifas blanquecinas se van expandiendo por la superficie del suelo
y alcanzan raíces de otros árboles, infectando
rápidamente la plantación. Cuando llega el
otoño, se manifiesta el parásito por la
aparición de la seta. Asimismo, produce esporas que con
ayuda del viento llegan más lejos y originan más
micelio.
Como medida preventiva, se recomienda eliminar las
partes de las raíces o de la madera que pueda servir de
albergue al parásito, así como evitar el exceso de
humedad y destruir todos los árboles atacados que hayan
muerto. Al arrancar un árbol atacado, se quemarán
todas las raíces y se desinfectará el hoyo con una
solución de cloruro de zinc al 5% o de sulfato de carbono (259
g/m3).
Producida por Verticilliunm dabliae,
ascomycete subterráneo que causa importantes daños
en las raíces de los árboles
jóvenes.
El parásito vive y se mantiene en el suelo,
siendo capaz de vivir muchos años (de 5 a 10) los
órganos responsables de esta supervivencia son los
esclerocios que son conjuntos de hifas protegidas. Los
esclerocios germinan y penetran en las raíces incluso sin
heridas, y ahí desarrollan su micelio que se extiende por
las diferentes partes del árbol.
El árbol atacado presenta las hojas marchitas y
amarillentas en un principio, desecándose luego hasta
caer. Los brotes también se desecan y se curvan. Las
condiciones que favorecen la infección son
varias:
– las temperaturas altas en verano, después de
una primavera húmeda.
– las labores de cultivo, puesto que éstas
diseminan los esclerocios;
– la existencia de hierbas asociadas al cultivo por ser
también huéspedes de este hongo;
– la edad de los árboles: los más
jóvenes (de 2 a 4 años) por ser más vigoroso
favorecen la difusión de este hongo.
– los terrenos ácidos.
Los tratamientos químicos son poco eficientes,
por esta razón se recomienda tomar medidas
profilácticas:
– evitar los cultivos asociados, especialmente aquello
que favorecen el parásito (tomate,
berenjena, papa, melón, fresa, alfalfa) y procurar que lo
ocupen gramíneas.
– aportar abonos orgánicos para hacer proliferar
en el suelo una microflora antagonista;
– no abusar de abonos nitrogenados, los cuales favorecen
el crecimiento excesivo del árbol y con ello,
también la difusión del hongo.
– puede ser de utilidad
pulverizar sobre el cuello del árbol y en el terreno que
le rodea una solución de: sulfato de cobre (500 g),
amoniaco (750 cc) y agua (100 l);
– Utilizar portainjertos resistentes al Varticillium
(como el melocotonero, o los híbridos de Mirobolan x
melocotonero)
Es causado por bacterias de
la especie Pseudomonas syringae. Son poco frecuentes en el
almendro, aunque en ciertos medios
provocan importantes ataques sobre el follaje, ramas y tronco.
Esta enfermedad se desarrolla en zonas de clima húmedo y
fresco, así como en suelos ácidos.
Con las lluvia de la primavera, de las partes infectadas
de la corteza surgen bacterias que contaminan a las hojas; es
éstas se manifiestan entonces, numerosas manchas de color
pardo rodeadas de un halo claro. En verano, con el tiempo seco
las infecciones cesan en las hojas; pero en otoño, con
clima húmedo, se extienden las cicatrices y alcanzan a las
ramas provocando chancros en la primavera siguiente.
Cuando los chancros aparecen en el tronco de los
árboles jóvenes, provocan la muerte de
la parte aérea de la planta. En primavera, se seca
completamente toda esta parte y muchas veces vuelve a rebrotar a
la primavera siguiente.
El tratamiento que se practica, es a base de caldo
bordelés (compuesto cúprico), aplicándose
dos veces, a la caída de las hojas y antes del desborre
(otoño). En primavera también se aplican dos
tratamientos: uno antes de la floración a base de caldo
bordelés al 5% de sulfato de cobre; y el otro,
después de la floración a base de una
concentración del 3%.
TUMORES BACTERIANOS DE CUELLO
Y RAICES
Producidos por el Agrobacterium
tumefaciens. Es muy frecuente en las especies frutales de
hueso, sobre la raíz de almendro en particular.
Los tumores son de color claro y rápidamente se
vuelven pardos, oscuros y duros. Al principio, son del
tamaño de un guisante y al cabo de unos años pueden
alcanzar el tamaño de una pelota de tenis.
Esta bacteria vive en el suelo y penetra en la planta
por las heridas producidas por las picaduras de los
nemátodos o por los trabajos de laboreo (herramientas,
aperos mecánicos, etc.). Esta bacteria vive en cualquier
tipo de suelo, por lo que es muy fácil que se encuentre en
las plantaciones, aunque sus efectos no son siempre tan nocivos
como los de otros parásitos, e incluso en muchos casos,
donde la infección solo se presenta en algunas
raíces, la producción no ha sufrido
alteración alguna. El control es
mediante medidas preventivas como:
– destruir las plantas atacadas;
– utilizar nematicidas que destruyan los
nemátodos y con ello las posibles heridas de la
raíz;
– seleccionar un portainjertos resistente a esta
bacteria.
Los principales parásitos animales del
almendro son:
*Parásitos del follaje
Afidos (pulgón negro, harinoso)
Acaros
Antónomo del almendro (Anthonomus
amygdali)
Orugas minadoras de los brotes
Orugueta del almendro (Aglaope
infausta)
*Parásitos del fruto
Eurytema (hemíptero
fitófago)
Pirales (las mariposas del género
Myelois, son las más frecuentes)
*Parásitos del tronco y ramas
Barrenillos (Scolytus rugulosus, Xyloborus
dispar)
Barreno (Cossus cossus)
Gusano cabezudo (Capnodis
tenebrionis)
*Parásitos de las raíces
Nemátodos
Conocidos vulgarmente con el nombre de pulgones,
éstos provocan la deformación de las hojas y los
brotes. Invaden fácilmente todo el árbol debido a
la rapidez con que se multiplican, por lo que es conveniente
eliminarlos antes de que sean demasiado numerosos. Son unos
insectos chupadores que clavan su pico en las hojas y brotes
tiernos. Hay individuos con alas y otros con cuatro alas
membranosas.
En ciclo vital de los pulgones existe una alternancia de
generaciones sexuales y asexuales. Los pulgones asexuados
aparecen en otoño, los machos provistos de alas y las
hembras son ápteras. La hembra solo pone un huevo (o en
algunos casos varios huevos). En invierno los huevos son
depositados en la cara inferior de las hojas apicales o en los
brotes jóvenes, y a finales de esta estación, las
hoyas aparecen ya invadidas.
En la primavera siguiente, el huevo origina una hembra
áptera llamada fundadora que, por partogénesis
origina nuevas hembras sin alas; lo mismo hacen las demás
hembras fundadoras, que como resultado el árbol aparece
invadido de puntos negros, verdes o harinosos según la
especie que lo haya atacado.
En otoño, aparece una nueva generación de
hembras ápteras, llamadas sexíparas por producir
individuos sexuados, cerrándose aquí el
ciclo.
Asimismo, estos pulgones segregan un líquido
azucarado parecido a la melaza que recubre toda la superficie de
la planta e impide sus funciones
vegetativas. La presencia de hormigas en las plantas infectadas,
demuestra la evidencia de una enfermedad producida por pulgones,
ya que éstas sientes gran avidez por esa
melaza.
De este complicado ciclo vital se concluye que el ataque
de estos pulgones se efectúa por dos
vías:
– por medio de su pico, que chupan la savia, así
como los elementos minerales de las hojas y brotes
jóvenes;
-por la secreción del líquido azucarado
que impide su normal desarrollo de la planta.
Hay distintas especies de pulgones que reciben
diferentes nombres según el color y aspecto de su cuerpo,
entre los principales que atacan al almendro tenemos:
pulgón negro: Brachicaudus
persicae
pulgón harinoso: Hyalopterua
amygdali
pulgón verde: Brachicaudus
amydalinus
Los tratamientos precoces de invierno y efectuados antes
de la floración son los más eficaces. Durante la
primavera se pueden tratar con alguno de estos compuestos:
demetón, vamidotión, fernos, folidol…
Llamados también vulgarmente "arañas
rojas" por las vivas coloraciones que presentan. Sus
mandíbulas perforan los tejidos tiernos
de la planta, de donde extraen jugos alimenticios, provocando una
disminución de la función
vegetativa. La araña roja tiene el cuerpo esférico
de una sola pieza y de color rojizo.
En invierno, los huevos permanecen resguardados en las
rugosidades de las ramas y troncos. A principios de la primavera
nacen las larvas y se trasladan a las hojas de las que se
alimentan, transformándose en adultos. En verano, ponen
los huevos en el envés de las hojas. La duración de
la vida de una araña roja es de aproximadamente de un mes
y el ciclo vital es muy corto (15 a 20 días), por lo que
si las condiciones climáticas son favorables (veranos
secos y calurosos) pueden llegar a producirse diez generaciones,
que infectan rápidamente a toda la
plantación.
Los ácaros encontrados en plantaciones de
almendro pertenecen a varias especies: Panonichus
ulmi, Bryobia rubrioculus,
Tetranychus viennensis…
El tratamiento más adecuado es el invernal,
aplicándose sobre los huevos situados en las arrugas del
tronco y ramas, un aceite amarillo. En primavera se
efectúa el mismo tratamiento siempre pre-floral contra la
primera generación. En verano, pueden utilizarse
tratamientos para combatir los huevos y los ácaros, tales
como: paratión, malatión, azinfos, etc.
Anthonomus amygdali es un coleóptero
pequeño, que cuando es adulto sus tegumentos adquieren un
color pardo oscuro; los élitros están provistos de
tres bandas grisáceas o amarillas según el sexo y el
rostro es rojo o pardo. La cabeza es alargada y en forma de pico,
provista de dos antenas.
Los adultos aparecen en noviembre y pasan todo el
invierno en las rugosidades del tronco del árbol. A
finales de diciembre sales al exterior, se alimentan practicando
picaduras en las yemas, y desde entonces y hasta marzo ponen
huevos. Los huevos son depositados en las yemas de la flor
durante la incubación entre 10 y 15
días.
Las larvas devoran el interior de las yemas. Al cabo de
20 días se forma la crisálida y entre 15 y 18
días más tarde aparecen los adultos (entre marzo y
mayo). Hasta el mes de junio, los adultos se nutren de las hojas.
En verano se protegen de las elevadas temperaturas
refugiándose en plantas herbáceas en el
suelo.
Respecto a lo dicho la infección de este
parásito se manifiesta de dos formas:
– desde fines de diciembre hasta marzo, las larvas
devoran las yemas florales que se secan, deshidratan y no llegan
a abrirse. El adulto sale de ellas, por lo que las yemas aparecen
con picaduras.
– desde fines de marzo hasta junio, los adultos devoran
el follaje.
El tratamiento más adecuado es el de invierno, a
base de aceite amarillo, y si el ataque es muy fuerte, a base de
diazinón.
ORUGAS MINADORAS DE LOS
BROTES
Estas orugas, normalmente polífagas, parasitan
los brotes jóvenes y también a los frutos. En
España, al más frecuente proviene de la mariposa
Anarcia leneatella . Esta especia produce dos
generaciones al año.
Las orugas de la primera generación pasan el
invierno bajo la corteza de las ramitas jóvenes. Cuando
llega el buen tiempo se trasladan a los brotes jóvenes y
se instalan en los repliegues de las hojas para efectuar la
ninfósis. Entre 10 y 15 días pasan a ser adultos.
Después de aparearse, ponen huevos en la parte inferior de
las hojas después de 12 a 15 días nace la segunda
generación de orugas que al no poder penetrar en los
brotes jóvenes porque ya están lignificados,
perfora el endocarpio de los frutos y se alimenta de su
superficie. Estas orugas generarán la segunda
generación de mariposas que después del
apareamiento producirán las larvas invernantes.
Externamente, el ataque de este parásito se manifiesta en
dos formas.
– En las hojas recubiertas de huevos de la primera
generación de forma alargada y color
anaranjado;
– En los frutos picados por las orugas de la segunda
generación.
En invierno, se recomienda un tratamiento a base de
aceite amarillo para destruir las larvas invernantes en el
tronco. Durante el resto del año se efectuarán los
tratamientos tan pronto como aparezcan los primeros brotes
infectados.
La causante de esta enfermedad es la Aglaope
infausta que, en forma de mariposa presenta un
tamaño pequeño de aproximadamente 20 mm. Cuando es
larva mide de 10-14 mm de largo, es de color gris y con el dorso
provisto de tres líneas amarillas y sus lados de una
línea morada.
En su ciclo vital sufren tres ninfosis. Parte del verano
y durante todo el invierno, las orugas se encierran en un capullo
sedoso instalado en restos de cortezas y en las hojas secas.
Cuando llega la primavera, salen del capullo y se alimentan de
las hojas atacando especialmente el envés. En esta misma
estación, se produce una segunda ninfosis de la que
aparecen unas orugas más voraces, las cuales devoran por
completos las hojas, quedando sólo los nervios de
ellas.
Al cabo de tres semanas se han desarrollado
completamente y tejen unos capullos en forma de piñon, de
color blanco rosado.
Permanecen en el capullo durante un mes y de esta
tercera ninfosis saldrán los adultos, mariposas que vuelan
entre mayo y junio. Después de aparearse producen huevos
que depositan en la corteza de las ramas. En julio salen
numerosas orugas que también devoran las hojas hasta
quedar sólo las nervaduras. En agosto, tejen el capullo
que constituye su primera ninfosis, instalado en los retos de
cortezas y hojas secas.
La fase más peligrosa de su ciclo es la de las
orugas de la primera generación, en julio, que puede
llegar a devastar el árbol por completo. Para evitar tal
peligro, es conveniente tratarlos al primer síntoma de
defoliación. Los compuestos más eficaces son:
Malatión, Azinfometil, Gusatión o
Dipteréx.
Son gusanos que viven parte de su ciclo vital en el
suelo y atacan a las raíces de los árboles,
debilitándolos y disminuyendo su productividad. Los que
atacan al almendro, ocasionan heridas y necrosis en el tejido que
facilitan la entrada a los virus, bacterias
u hongos.
En el transcurso de su vida pasan por sucesivas mudas.
En las especies que existen dos sexos la hembra una vez fecundada
depositan los huevos en el suelo, donde resiste bien las bajas
temperaturas. En primavera, el huevo produce una larva por
división celular. La larva va creciendo por medio de
mudas, y para poder llegar a adulto precisa encontrar la
raíz de una planta que le aporte los elementos
alimenticios necesarios para su desarrollo.
Las especies de nemátodos que atacan al almendro
son principalmente 6 y según su forma de vida
distinguimos:
– Dos especies del género Paratylenchus; son
ectoparásitos que viven en el exterior de los vegetales.
Son inductores de importantes enfermedades
víricas;
– Una especie de Macroposthonia que vive en el suelo sin
atacar directamente a las raíces, aunque altera el
metabolismo de
la planta;
– Tres especies pertenecientes al género
Meloidogyne, que vive en el interior de los tejidos vegetales,
produciendo agallas en las raíces.
Debido a la gran cantidad de huevos que pone una hembra,
la contaminación es muy rápida. Por
ello hay que evitar los riesgos de posible contaminación
en el suelo, a partir de los viveros. Como medidas preventivas,
es conveniente que los suelos de los viveros sean desinfectados
antes de plantar. También se recomienda utilizar
portainjertos resistentes a estos gusanos, tales como algunos
patrones de melocotonero.
En caso de infección se tratará con
nematicidas, intentando que la humedad no sea excesiva y las
temperaturas no sean demasiado elevadas. Algunos nematicidas
utilizados son: dicloropropeno, cloropicrina, etc.
Los virus son seres minúsculos que solo se pueden
ver con la ayuda de un microscópio electrónico. Su
multiplicación sólo puede realizarse en el seno de
las células, por lo que son parásitos obligados a
vivir y a desarrollarse en ellas. Pasan de una célula a
otra a través de los orificios celulares que, en el caso
de los vegetales se expanden por toda la planta por medio de los
vasos liberoleñosos.
Muchos virus son polífagos, es decir, tienen
muchos huéspedes, mientras que hay algunos que son
parásitos específicos de un solo tipo de
huésped. Generalmente el nombre de virus está
relacionado con la planta que parasitan; otras veces se denominan
mediante un nombre arbitrario o por siglas establecidas por los
centros de investigación.
La virosis se manifiesta de diferentes formas; necrosis
y clorosis parcial o total, anomalías en el crecimiento,
deformaciones en el fruto, etc. Los virus se transmiten por
muchas vías diferentes: por los nemátodos, polen,
la semilla, insectos vectores,
hongos, etc.
El almendro aunque es bastante resistente a los ataques
de los virus, algunas veces es también atacado, entre
ellos los más usuales son:
– virosis mosaico que produce una disminución del
crecimiento; hojas con manchas amarillas y disminución de
la producción;
– PRSV que provoca la necrosis de las yemas y reduce el
crecimiento;
– PDV produce el enanismo del árbol.
Sólo se pueden combatir indirectamente, ya que
hasta el momento no se ha descubierto ninguna sustancia
anti-virus.
Las almendras cuando maduran son dehiscentes, es decir,
la pelaza se abre y se separa de la cáscara. Durante los
días en que permanece abierta, es el período
más adecuado para realizar la recolección. La
recogida de frutos se puede realizar por vareo manual o por un
sistema mecanizado.
Vareo manual. El sistema es recomendable por varios
casos:
– Cuándo se cosechas almendras mollares, porque
conviene recogerlas antes de que la piel se abra
por completo;
– Cuando la recolección se efectúa en
verde porque se destinan las almendras a la elaboración de
confituras. En este caso deben recolectarse con cuidado para no
romper las ramitas del árbol.
– Cuando la plantación es muy grande por ser este
sistema más económico.
La cosecha se efectúa golpeando ligeramente los
árboles con varas de madera, cuyo extremo esta recubierto
de goma o caucho para
evitar heridas a las ramas. El desprendimiento de las almendras
de los árboles de manera mecánica se realiza mediante aparatos
denominados vibradores y la recogida de los frutos del suelo se
realiza por varios sistemas acoplados a los vibradores, lonas,
embudos, etc.
Pelado. Se separa la pelaza del endocarpio o
cáscara para evitar que el pellejo se endurezca y se
adhiera a la cáscara por lo cual debe realizarse lo antes
posible, el pelado mecánico se realiza mediante dos tipos
de peladoras.
– Maquina de cilindro fijo, en medio del cual gira un
eje que lleva unas paletas. Las almendras discurren por este eje
y sus mesocarpios son expulsados entre unas rejillas.
– Máquina constituida por dos conos uno
móvil que gira sobre otro fijo y entre los dos pasan las
almendras.
Secado. Las almendras después de su pelado
presentan una humedad aproximada de entre el 15-25%, por ello
conviene secarlas para poder conservarlas mejor (humedad inferior
al 7%). En países cálidos y secos
mediterráneos es suficiente dejarlas secar al aire libre
durante unos días, para un secado rápido se
utilizan secadores industriales constituidos por túneles
de aire caliente.
CONSERVACION Y TRANSFORMACIONES
INDUSTRIALES
Es más difícil conservar a las almendras
con cáscara que sin ella, ya que estas son más
vulnerables a infecciones por insectos y pueden enraizar
fácilmente. Por tal motivo conviene transformarlas
inmediatamente en las distintas formas industriales. Los
principales usos que se dan a la almendra son: Almendras verdes,
confitería y pastelería, diversas bebidas,
aceites.
Almendras verdes: Se comercializan en fresco. Se recogen
de plantaciones jóvenes o de poca importancia, en las que
no se precisa una recolección mecanizada.
Confitería y Pastelería: Se usan almendras
secas sin cáscara en grandes cantidades, se comercializan
de distinta forma:
– Almendras y mezclas
saladas;
– Laminados que se utilizan para la decoración de
los pasteles (variedades de mayor contenido en grasas);
– Almendras en polvo; se emplean las variedades menos
ricas en aceites;
– Turrones; puede utilizarse cualquier variedad de
almendra;
– Peladillas, que se fabrican con variedades de
almendras grandes y sin granos dobles.
Bebidas. Se fabrican jarabes, horchatas, leches
concentradas a base de almendras dulces, peladas y mezcladas con
azúcar.
Aceites. El aceite de almendras dulce se utiliza en
farmacia con fines dermatológicos y cosméticos. En
dermatología se utiliza por sus cualidades
anti-inflamatorias. El aceite se obtiene por los mismos procedimientos
utilizados para la extracción de aceite de oliva. El
aceite obtenido es líquido, saponificable, no secante, se
descompone antes de secarse y se enrancia fácilmente
(Queralt, 1987)
Grasselly C. 1984. El almendro. Ediciones mundi-prensa. Madrid,
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Juscafresa, G. 1978. Árboles frutales, cultivo y
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SARH, INIFAP, CIFAP-del estado de Hermosillo. Campo
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técnico #5
Moore, N. J. Et al 1993. Avances en genotécnia de
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López P. J. El almendro y su cultivo. Ediciones
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MC. Luis López Pérez
Instituto de Investigaciones
Agropecuarias y Forestales de la
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo