Usar
preservativos
Estar infectado/a por el VIH no implica abstenerse
de tener una vida sexual
satisfactoria ni limitar la sexualidad,
pero se deben adoptar las medidas
necesarias para proteger a la
pareja.
Ni la marcha atrás, ni la ducha vaginal, ni
los espermicidas, ni los anticonceptivos, ni
el diafragma protegen de la transmisión del
VIH.
Muchas de las parejas donde uno es seronegativo/a
no se protegen adecuadamente,
bien por una solidaridad mal
entendida con el que está infectado, bien como
una
forma de negar la enfermedad, o por otros muchos
motivos que cada pareja debe
plantearse abiertamente y con
valentía.
+Siempre que tengas relaciones sexuales de
penetración debes usar un
preservativo, y deberás usarlo
correctamente.
+La penetración vaginal sin condón
es aun más peligrosa durante la
menstruación.
+No olvides que existen muchas formas de quererse
que procurarán placer sin
penetración.
¿Cómo se usa correctamente un
condón?
Ten los preservativos a mano y cuantos más
mejor.
Compra sólo preservativos homologados por
las autoridades sanitarias.
Controla la fecha de caducidad
Almacena el condón en lugar fresco, seco y
al abrigo del sol/luz.
Maneja el condón cuidadosamente para no
dañarlo (rasgarlo con las uñas,
dientes,
anillos, etc.).
Coloca el preservativo antes de cualquier contacto
genital para evitar la exposición a
fluidos que puedan contener agentes
infecciosos.
Comprime el extremo cerrado del condón para
expulsar el aire y
colócalo sobre el
pene erecto, dejando un espacio libre en la punta
para que se deposite el semen.
Desenrolla el condón cuidadosamente
cubriendo totalmente el pene.
Usa el condón durante toda la
penetración. Tras la eyaculación, retira el
pene
lentamente antes de que haya desaparecido la
erección, sujetando el condón por
su
base para asegurar que no haya salida de semen
durante la retirada.
Quita y desecha el condón tirándolo
a la basura, nunca al
WC.
Nunca reutilices un
condón.
Contestación a preguntas
frecuentes
¿ El VIH puede atravesar
la membrana de látex de
los preservativos ?
NO. Estudios de laboratorio
han demostrado que el látex intacto de
los condones constituye una barrera eficaz frente
al VIH y otros
microorganismos que causan enfermedades de
transmisión sexual
(gonorrea, herpes, hepatitis B,
clamidia y citomegalovirus).
¿ Son eficaces los
condones en la
prevención de la
infección por el VIH ?
Sí. El preservativo como tal es eficaz. Sin
embargo ello depende de
que lo uses siempre y
correctamente.
¿ Con qué se debe
lubricar un condón ?
Los preservativos normalmente llevan una
pequeña cantidad de
lubricante. Si deseas una lubricación
adicional, sólo debes utilizar
lubricantes solubles en agua
(glicerina, KY, Praxigel u otros de venta
en farmacia).
Los productos
grasos (vaselina, aceites, cremas corporales,
etc.)
destruyen el condón en muy poco tiempo.
¿ Se rompen los
preservativos ?
La rotura de los condones es un hecho infrecuente
y se debe,
principalmente, al uso de lubricantes oleosos
(aceites); exposición al
sol, calor,
humedad; rasguños con los dientes o las
uñas,
manipulación inadecuada y falta de
experiencia.
Pensando en el otro
Parejas sexuales
regulares
Puede ser duro decir a tu pareja que estás
infectado/a pero más duro será que pueda infectarse
por
falta de confianza y afrontar los sentimientos de
culpa que de ello se deriven.
Parejas
esporádicas
Surge la duda sobre decirlo o no decirlo y esa
angustia puede llevarte a no tomar nunca la
iniciativa.
No te apures y toma las medidas de
precaución necesarias (preservativo).
No pongas a riesgo a tu
pareja por tu falta de coraje para decirle que estás
infectado/a o por tu
indecisión para adoptar medidas de
prevención.
Si no le dices nada, ¡Protéjele!.
¡;No descargues tu responsabilidad en tu pareja!.
Quizá no hayas utilizado nunca o pocas
veces preservativos: es el momento de hacerlo sin
remilgos.
Usarlo no es complicado, te proporcionará
seguridad, y si
tienes imaginación para erotizarlo le
verás
más ventajas.
Hay situaciones que favorecen su no
utilización: el abuso de alcohol u
otras drogas, el
temor al
rechazo, el miedo a la disminución del
placer sexual, la depresión,
los conflictos de
pareja, el deseo
no confesado de tener un hijo, la necesidad de
sentirse "normal", un amor
apasionado.
Las prácticas sexuales orales
(felación y cunnillingus) también entrañan
un riesgo de
infección por el
VIH, aunque mucho menor que el de las
prácticas de penetración. Evita que el semen o
fluidos
vaginales (especialmente, sangre menstrual)
entren en contacto con tu boca o la de tu
pareja.
SALUD PUBLICA DE MEXICO
SEPTIEMBRE-OCTUBRE DE 1993, VOL.35,
No.5
ENSAYO
TITULO:
PREVENCION DE ENFERMEDADES DE
TRANSMISION SEXUAL Y SIDA
MEDIANTE EL USO DEL CONDON
Autor:
CARLOS DEL RIO-CHIRIBOGA, M.C.,
M.S.P.-1
PATRICIA URIBE-ZUÑIGA, M.C., ESP.
PED.-2
RESUMEN
En este artículo se hace una
revisión de la bibliografía existente y un
análisis de los estudios más
relevantes de los últimos años sobre la eficacia del
condón en la prevención de enfermedades de
transmisión sexual, con modelos
experimentales, epidemiológicos y de
seroconversión. Estos estudios permiten afirmar que, si
bien el condón no es 100 por ciento eficaz, sí se
aproxima mucho a esta cifra, cuando se usa correctamente y en
forma sistemática. La posibilidad de ruptura de los
condones informada en algunos estudios fue del 0.5 por ciento
para relaciones heterosexuales y del 3.6 por ciento al 10.5 por
ciento en relaciones homosexuales. La mayoría de los
estudios refieren tasas bajas de falla adjudicables a problemas de
fabricación y control de
calidad de condones. Debido a las dificultades que existen
para que una mujer pueda
negociar el uso del condón masculino, en los
últimos años se ha desarrollado el condón
femenino . Proporcionar información sobre los condones y
ofrecerlos baratos en todos los lugares posibles, no basta si
no se toman en cuenta todos los factores que facilitan o
dificultan su promoción. La educación
sexual es fundamental como estrategia de
prevención de ETS y embarazos no
deseados.
Palabras clave: condones; uso y eficacia del
condón,
HIV/SIDA,
prevención, enfermedades de
transmisión sexual
Del Río-Chiriboga C.
Uribe-Zúñiga
P.
Prevención de enfermedades de
transmisión sexual y SIDA mediante
el uso del condón Salud
Publica Mex 1993; 35: 508-517.
El término condón se atribuye a un
médico de la corte de
Carlos I de Inglaterra, de
apellido Condon, quien propuso al monarca que incorporara este
elemento en sus prácticas sexuales, con el fin de tratar
de limitar su ya numerosa descendencia. Sin embargo, existe
evidencia del uso del condón entre los egipcios hacia el
año 1350 a.C.
Apareció, por vez primera, un tratado
sobre uso del condón para prevenir enfermedades de
transmisión sexual en el libro
titulado Morbo Gallico, del anatomista italiano Gabriel
Fallopio y publicado en 1564. Fallopio hace referencia a la
sífilis y recomienda utilizar un condón de lino
como medida de protección contra esta
enfermedad.
En un trabajo publicado en 1989, Potts y
Short(1) afirmaron que el uso del condón surgió
como medio de protección ante el contagio de las
enfermedades de
transmisión sexual y no como un método
anticonceptivo, utilidad que se
le dio posteriormente.
A pesar de que el condón ha sido
utilizado durante mucho tiempo, el
puritanismo característico de la sociedad
occidental lo ha mantenido en la obscuridad y como un tema
intocable en sociedad. Sin
embargo, con la aparición de la epidemia del
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) a
principios
de la década de los ochenta, el condón se ha
convertido en uno de los principales métodos
para prevenir la transmisión sexual del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH).
Las otras medidas para prevenir las enfermedades sexualmente
transmisibles son: la abstinencia sexual; tener relaciones
sexuales sólo con una pareja y además que
ésta no padezca alguna enfermedad de transmisión
sexual; practicar el "sexo
seguro".
Si bien los métodos
anteriores constituyen teóricamente una alternativa, en
la mayoría de las culturas y por diferentes razones, no
se utilizan con la frecuencia necesaria. Varios estudios han
mostrado que en diversas sociedades
los hombres, y cada vez más las mujeres, tienen durante
su vida más de una pareja sexual. Es mayor el porcentaje
de hombres con más parejas sexuales que el informado
entre las mujeres.(2)
El término "sexo
seguro" con
frecuencia se utiliza como sinónimo de "sexo con
condón", pero las únicas prácticas
sexuales que pueden incluirse en ese concepto son
aquéllas en las que no existe penetración ni
intercambio de secreciones sexuales (semen, líquido
pre-eyaculatorio, secreciones vaginales) o sangre.
Así, dentro de ese método
se incluyen, entre otras, la masturbación, las caricias
y los abrazos. Por ello, al referirse al uso del condón
o de cualquier otra barrera mecánica durante una relación
sexual con penetración, es preferible hablar de
"sexo
protegido".
Se puede afirmar que ante la amenaza de las
enfermedades de
transmisión sexual, incluyendo el sida, la
educación es la piedra angular de
cualquier programa o
estrategia de
prevención.
A lo largo de los años se han dado
diferentes enfoques a la educación
sexual , que van desde el reproductivo hasta la educación basada en el rechazo y el miedo
a la actividad sexual, tácticas muy utilizadas por
distintos grupos
conservadores de la sociedad; sin
embargo, éstas nunca han sido eficaces para disminuir
las tasas de infecciones de transmisión sexual o los
embarazos no deseados. Hasta el momento no se ha demostrado que
la falta de información o de educación
sexual formal retrase o evite el inicio de las relaciones
sexuales entre los jóvenes y, por el contrario,
sí lo ha favorecido sin que se tomen las medidas
preventivas necesarias.
Frecuencia del uso
Los datos sobre
frecuencia de uso del condón son difíciles de
obtener y comparar de un estudio a otro, pero se sabe que es
uno de lo métodos
anticonceptivos menos utilizados en planificación familiar a nivel mundial.
En un estudio realizado en Tailandia, en 1987, menos del dos
por ciento de los que practicaban algún método
anticonceptivo usaba condones.(3) Sin embargo, a partir del
surgimiento del sida, y a pesar
de la dificultades para obtener información, se observa un incremento en
su uso.
La Organización Mundial de la Salud estima que
diariamente se llevan a cabo 100 millones de relaciones
sexuales, de las cuales 910 mil terminan en embarazos, 356 mil
en enfermedades de
transmisión sexual y unas seis mil en infecciones por
VIH.
Por otro lado, se calcula que en 1990 se usaron
en el mundo aproximadamente seis mil millones de condones.(3)
Pero esta cantidad dista mucho de los 13 mil millones que se
estima hubieran sido necesarios para todas las relaciones en
las que se corría riesgo de
exposición al VIH, a otras enfermedades transmisibles
sexualmente, o de embarazos no deseados. Vale la pena mencionar
el importante papel que ha
jugado la Agencia de los Estados Unidos
para la Ayuda y el Desarrollo
Internacional (USAID), que en 1991 proporcionó un
billón de condones a países en desarrollo y
que mundialmente es uno de los principales distribuidores de
condones gratuitos.
Por lo que toca a México se calcula que en 1990 se
vendieron de 30 a 32 millones de condones (J.M. Urrutia.
Comunicación personal). Si
además se suman los 15 millones que distribuyó el
sector público de manera gratuita, se puede concluir que
se usaron aproximadamente de 45 a 50 millones de condones en
1990, asumiendo que todos fueron utilizados en las relaciones
sexuales.
Sin embargo, es evidente que esa cantidad es
insuficiente para evitar en México, en forma significativa, las
enfermedades transmisibles sexualmente y las infecciones por
vih. Si se calcula que existen de 35 a 40 millones de hombres
en edad sexualmente activa, entonces esos 50 millones de
condones servirían para que cada individuo utilizara de
uno a dos por año. Asimismo, con los datos
anteriores se calcula que el condón se utiliza
regularmente en menos del 5 por ciento de las relaciones
sexuales cada año.
También es evidente que no todos los
hombres sexualmente activos
tienen prácticas de riesgo para la
adquisición de enfermedades sexualmente transmisibles.
Por ejemplo, un estudio realizado en Kinshasa, Zaire,
mostró que el 35 por ciento de los 1 063 hombres
monógamos casados y el 2 por ciento de las 1 084 mujeres
monógamas casadas informaron haber tenido relaciones
sexuales extramaritales en el año anterior al
estudio.(4) En la información que se ha recabado en las
investigaciones
con mujeres dedicadas a la prostitu- ción en la Ciudad
de México, de 1987 a 1990 se encontró
que el 56.2 por ciento de los clientes eran
casados.(5)
Varios estudios basados en los modelos
actuales de transmisión del vih sugieren que si tan
sólo el 15 por ciento de hombres en poblaciones urbanas
que tienen múltiples parejas sexuales usaran condones
consistentemente, la seroprevalencia del VIH en dicha población no aumentaría.(6) Por
ello las campañas de distribución y uso de condones deben
hacer énfasis en la conveniencia de usar el
condón, con el fin de disminuir en forma significativa
el riesgo de
adquirir enfermedades de transmisión sexual, VIH y
embarazos no deseados. Asimismo, deben dirigirse a las
poblaciones con más alto riesgo, concretamente en los
hombres con más de una pareja sexual, trabajadores del
sexo
comercial y adolescentes.
Eficacia del
condón
Desde su aparición, el condón
masculino ha sido producido con diversos materiales:
desde tejidos
animales,
como el intestino ciego de cordero, hasta productos
químicos, como el látex de diverso grosor. Es
importante señalar que los condones elaborados con
tejidos
animales no
son recomendables para prevenir enfermedades de
transmisión sexual, incluyendo el
VIH/SIDA.
En el laboratorio
se ha demostrado que los condones de látex constituyen
una barrera mecánica eficaz contra los agentes
causales de gran número de enfermedades de
transmisión sexual como gonorrea, citomegalovirus,
herpes virus,
sífilis, hepatitis B,
clamidia y VIH. Sin embargo, en la práctica es
difícil demostrar la eficacia de los
condones, debido a la dificultad de recabar información fidedigna sobre la
exposición al virus, su uso,
los posibles errores humanos en su utilización y, en
menor medida, las fallas de fabricación. Pese a ello,
existen varios estudios epidemiológicos que han
encontrado una asociación directa entre el uso correcto
y sistemático del condón y una menor frecuencia
de infección por vih, enfermedades transmisibles
sexualmente y embarazos no deseados.
No obstante, es conveniente que al revisar
dichos estudios
se haga una diferenciación clara entre
los que se dirigen al
análisis de la eficacia del
condón como método
de
planificación familiar y como forma de
prevención de
enfermedades transmisibles sexualmente, ya que
varían los porcentajes de eficacia
dependiendo del objetivo de
su uso.
Otro punto que cabe recordar, es que existe una
diferencia entre la eficacia del método y
la del uso del método; es decir, entre la eficacia
teórica y la práctica. La eficacia del
método es la que existe cuando el condón se
utiliza de manera correcta y sistemática; por tanto,
sólo considera las fallas técnicas. La eficacia
del uso es la eficacia del método cuando se utiliza en
la práctica diaria, teniendo en cuenta las fallas
técnicas y los errores por la falta del uso
sistemático y correcto por parte del individuo. Por
ejemplo, la eficacia del condón como método
anticonceptivo es de 0.4 a 1.4 embarazos por cada 100 parejas
por año de uso, pero la eficacia del uso es de 10 a 15
embarazos por cada 100 parejas por año de
uso.
Como la principal falla del condón se
debe a su utilización incorrecta e inconstante, es claro
que para aumentar su eficacia es necesario enseñar a
usarlo. Entre los errores más frecuentes están la
ruptura por utilizar lubricantes de base oleosa, por utilizar
anillos prominentes o al dañar el condón con las
uñas cuando se abre el empaque. Otras
fallas potenciales ocurren cuando los condones se almacenan en
un sitio cálido, cuando se exponen a la luz directa o
cuando el condón no se retira inmediatamente
después de la eyaculación.
Es importante subrayar que los únicos
condones que protegen de enfermedades sexualmente transmisibles
son los de látex y, actualmente, los condones femeninos
de plástico. No así los condones de tejidos de
animales,
que presentan poros que permiten el paso de gérmenes;
por lo mismo, éstos no deberán ser utilizados
para este fin.
Los estudios realizados en los años
setenta y a principios
de los ochenta demostraron que los condones
ayudan a proteger
de la gonorrea, sífilis, micoplasmas,
clamidia,
tricomoniasis, herpes simplex y el
sida.*(3,7-17)
Es difícil valorar la eficacia del
condón en la prevención
de enfermedades sexualmente transmisibles (ETS),
debido a
varios problemas,
entre los que están: a) los agentes que
las
causan tienen diversa infectividad; b) la
mayoría de los
estudios se realizan entre personas con frecuentes
prácticas
de riesgo; c) existen diversos cofactores que
intervienen
para que alguien se infecte; d) la mayoría
de las
investigaciones no son a gran escala.
Pese a estos problemas es
posible hacer un análisis de la información, mismo
que se resume a continuación.
Estudios con modelos
experimentales
En un estudio de la Food and Drug Administration
(FDA), se
probaron 89 condones de látex en un
sistema
diseñado para
medir el paso de partículas virales en
condiciones similares
a las que suceden durante una relación
sexual; concluyeron
que el condón reduce diez mil veces la
transferencia de
fluido, por lo cual disminuye significativamente
el riesgo de
la transmisión del vih, aunque no lo
elimina
completamente.(18)
En otro estudio, realizado en Bélgica con
un modelo
experimental que reproducía condiciones
de presión interna que pueden suceder durante una
relación sexual humana, se observó que
sólo había paso de virus en
condones de tejidos de
animales y
no en los de látex. Además se vio que el VIH era
inactivado por alguna sustancia del condón, que no se
logró identificar.(19)
Asimismo, un grupo de
investigadores de la fda, Baxter Health and Biocon probó
otro modelo
experimental, en el que se observó que la cantidad de
virus que pasan
a través del condón de látex depende de
varios factores, como: la unión de partículas
virales al material del condón; la inactivación
viral; la unión a las proteínas de los filtros, o diferencias
de penetración debidas al tipo de virus que se
está utilizando en el modelo. Los
investigadores encontraron también que un candidato
estable para probar estos modelos, en
relación al vih, es el virus
Yx174.(20)
Estudios epidemiológicos y de
seroconversión
La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó
un análisis donde se combinaron datos de nueve
estudios publicados. Se observó que los usuarios de
condones tenían dos tercios menos del riesgo de contraer
gonorrea, tricomoniasis o infección por clamidia que los
no usuarios. En ese mismo análisis, se descubrió que los
usuarios de condones tienen un riesgo relativo de contraer VIH
del 0.4, o sea menos de la mitad del riesgo a que se exponen
los no usuarios.(21)
En informes
publicados en varios países, se encontró que la
posibilidad de infección del vih disminuía
considerablemente entre las personas que usaban condón,
al compararla con la de las que no lo hacían. Por
ejemplo, un riesgo del 3.43 por ciento disminuyó al 0.74
por ciento;15 de un 71.43 a 46 por ciento;13 de un 2.38 a 0.72
por ciento;22 y de un 85.7 a 10 por ciento.(12) En
síntesis, de estos estudios se desprende que el riesgo
de infección disminuyó de 1.5 a 8.5 veces en los
que usaron condón, contra los que no lo
usaron.
Las personas que padecen otras enfermedades de
transmisión sexual, especialmente las que causan
úlceras genitales -sífilis, herpes, chancroide-,
tienen una probabilidad de
dos a siete veces mayor de infectarse con el VIH que quienes no
las han tenido.(23-27)
Cabe señalar que se ha demostrado que el
uso adecuado y sistemático del condón sí
protege; en cambio, el
uso adecuado pero no sistemático no protege
completamente. En un estudio realizado en 563 parejas
heterosexuales estables de personas con VIH/SIDA, 24 de ellas
no se infectaron al usar de manera sistemática el
condón, pero sí se infectaron 44 que lo usaron de
manera no sistemática.28 En otro estudio en el cual se
trabajó durante 2.2 años con 53 parejas hombre-mujer, donde
uno de ellos tenia VIH/SIDA, sólo ocho personas
resultaron infectadas. El uso del condón
disminuyó la seroconversión de las parejas
sexuales de pacientes con VIH, de una manera significativa. En
todas las parejas que se infectaron influyó de manera
importante la ingestión de alcohol en
la decisión de los varones para no utilizar el
condón. Se encontró que la tasa de
transmisión del virus en un contacto sexual sin
protección fue en hombres de 1/286 y en mujeres de
1/350.(29)
En un estudio realizado en Rwanda en 1986, se
elaboró un programa para
promover el uso del condón entre reclutas militares;
durante su aplicación, que incluía la distribución de condones,
disminuyó la incidencia de enfermedades de
transmisión sexual de 12 por ciento a sólo 5 por
ciento. Asimismo en Zaire, en un estudio entre prostitutas
donde se promovía el uso del condón,
disminuyó la incidencia de VIH del 18 al 13 por
ciento.(30) En otro estudio realizado en el mismo país
entre parejas de personas infectadas con VIH, y con un
seguimiento de 2.2 años, hubo seroconversión en
dos de 23 hombres y seis de 30 mujeres, con una tasa de cuatro
a nueve casos por 100 personas/año. El uso del
condón fue menor entre los que se infectaron: cinco
contra 100 por ciento en hombres (p= 0.01), y de 25 a 67 por
ciento en mujeres (p= 0.14).(29)
También en Zaire se realizó un
estudio prospectivo en 149 parejas casadas, en las cuales uno
de sus integrantes no estaba infectado y el otro tenía
VIH-1; se realizó un seguimiento durante 382.4
personas/año. Inicialmente, sólo el cinco por
ciento de las parejas usaba condón y después de
la intervención el 70.7 por ciento lo usaba en todas sus
relaciones sexuales. Hubo seroconversión en 3.1 por cada
100 personas/año de observación.(31)
En México el Instituto Nacional de Salud Pública en el
Consejo Nacional para la Prevención y Control del
SIDA y cuatro hospitales de la Ciudad de México realizó un estudio de
seguimiento de 239 parejas heterosexuales de personas con
VIH/SIDA. Se compararon las características de las parejas
discordantes con las concordantes, tratando de determinar los
riesgos
asociados a una mayor posibilidad de adquirir VIH; de 154
personas seronegativas que se siguieron durante tres
años, tres mujeres tuvieron seroconversión, lo
cual representó una tasa de 7.5 x 100 000
días/personas. No se identificaron factores de riesgo
para la transmisión entre los hombres. En las mujeres se
detectaron riesgos
significativos ante la presencia de leucorrea, con una
razón de momios (RM) de 2.2, así como en
úlceras genitales (RM 4.9). Con la información
recolectada no se pudo encontrar asociación con el uso o
no del condón.(32)
Estos estudios, aunque criticados algunos de
ellos por el pequeño tamaño de la muestra y por
problemas
metodológicos, permiten concluir que, si bien no se
puede afirmar que el condón tenga una eficacia del 100
por ciento para evitar infecciones sexualmente transmisibles,
incluyendo SIDA, sí parece evidente que se aproxima
mucho a esta cifra, cuando se usa correctamente y en forma
sistemática.(33)
Fallas del condón
En varios estudios se ha intentado cuantificar
la tasa de falla del condón durante el coito. En uno
llevado a cabo en dos prostíbulos de hombres y uno de
mujeres en Sidney, Australia, en 1988, se encontró una
tasa baja: se rompieron tres de los 664 (0.5%) preservativos
usados durante relaciones anales y cinco de los 605 (0.8%)
usados en relaciones vaginales.
La posibilidad de ruptura de los condones
informada en otros estudios fue del 0.5 por ciento para
relaciones heterosexuales y del 3.6 al 10.5 por ciento en
relaciones homosexuales.(34,35)
En un estudio realizado por Gregory Jay y
colaboradores, se observó, a través de
microscopia electrónica, la presencia de
irregularidades en los condones de látex que
podían favorecer la velocidad de
deterioro secundaria a diversos agentes físicos y/o
químicos y la salida posterior de partículas
virales, sobre todo en condiciones de intenso
estiramiento.(36)
Sin embargo, en la mayoría de los
estudios se informan tasas bajas de falla, adjudicables a
problemas de
fabricación y de control de
calidad de los condones. La mayoría se deben a
errores que comete el usuario al utilizar este método de
prevención. Por ejemplo, los lubricantes oleosos o la
exposición al calor o a la
humedad, favorecen la ruptura de los condones de látex.
Durante la relación sexual, al no retirarse el hombre
inmediatamente después de la eyaculación, se
favorece el deslizamiento accidental del condón y la
salida del semen. Es fundamental evitar estas condiciones y
errores en el uso, para evitar fallas de los
mismos.
La experiencia ha demostrado que, en parte, el
éxito de los programas de
planificación familiar se debe a que la
responsabilidad sobre la reproducción la
ha asumido la mujer y
los principales métodos
utilizados no interfieren con las relaciones sexuales, lo cual
ha logrado disminuir las tasas de natalidad. Tomando en cuenta
lo anterior, mientras el condón siga siendo sólo
masculino y la mujer
carezca de poder de
negociación, su uso sistemático se
mantendrá bajo.
Las posibilidades de la mujer de
tomar decisiones o de
actuar autónomamente se encuentran
reducidas, debido a
diversos obstáculos de orden psicosocial,
cultural y
jurídico, así como a las escasas
opciones económicas que se le ofrecen y la consecuente
dependencia de la pareja masculina.
Aunado a lo anterior, la utilización del
condón en un contexto de prevención de
enfermedades sexualmente transmisibles, se encuentra asociada a
la desconfianza de la pareja y a la posibilidad de aceptar una
realidad que frecuentemente se niega, como la infidelidad del
compañero, lo cual dificulta aún más su
negociación y uso.
En este sentido, cabe señalar que si bien
tardaron mucho en desarrollarse, actualmente existen por lo
menos tres diseños de condón femenino: uno de
plástico (Reality, bolsa vaginal, Wisconsin Pharmacal) y
dos de látex (Women’s choice condon, MD
Engineering; y Bikini, Ready Health Care).(37) Para evaluarlo
se han realizado diversas pruebas
entre mujeres de varios países; se ha probado su alta
eficacia en la prevención de ets y VIH, la seguridad en
su uso y la aceptación por parte de la mujer y
del hombre.(38)
Actualmente el costo del
condón femenino es tres veces superior al masculino; sin
embargo, su uso presenta algunas ventajas como es una mayor
protección genital, ya que además de cubrir
mucosa vaginal y pene, abarca los genitales externos femeninos.
Por otro lado, a pesar de que existen estudios que refieren que
el varón no se dio cuenta de que la mujer
tenía colocado un condón femenino
(particularmente en estudios realizados en mujeres dedicadas a
la prostitución), ésta no es una
ventaja que se pueda generalizar, ya que una parte del
condón sobresale de la vagina y además se ha
notificado un sonido
particular en el momento de la penetración, lo cual
obliga a una negociación con la
pareja.
Sobre el condón femenino, en
México se realizó un pequeño análisis entre mujeres dedicadas a la
prostitución en la capital del
país; se observó que a pesar de existir una
impresión inicial negativa, no hubo molestias
físicas en la mujer y la
reacción del cliente fue
favorable; en ocasiones éste pagaba mayor cantidad de
dinero para
que la mujer lo
volviera a utilizar.(39) Al presente se requiere que, a la
brevedad posible, se promueva su disponibilidad y uso, no como
sustituto del condón masculino, sino como una
opción más para la mujer, ya
que la negociación sobre su uso con el
varón se facilita al depender este método de la
mujer. En Estados Unidos
de Norteamérica y en Europa ya se
encuentra disponible el condón femenino con los nombres
comerciales de Reality y Femidom.
Importancia de la prevención de las ets
en el control
del
SIDA
El SIDA es, a todas luces, una enfermedad
sexualmente trasmisible, por lo que cualquier acción
para prevenirla repercutirá en la prevención de
otras ETS.
El padecimiento de una ets que se manifieste con
úlceras genitales, puede aumentar la transmisión
del VIH, hasta 2.5 veces más en un solo coito. La
mayoría de estas enfermedades son curables y se pueden
prevenir. Por eso, es importante realizar el diagnóstico oportuno y el tratamiento
adecuado de cualquier enfermedad causante de úlceras,
tales como la sífilis y el chancro blando. Es por ello
que las estrategias
para diagnosticar y tratar las ets bacterianas, paralelamente
son preventivas del SIDA.
Se conocen más de 20 agentes
patógenos que se propagan por contacto sexual: 11
bacterias,
seis virus (incluyendo VIH), tres protozoarios y dos
ectoparásitos; con esta base se puede concluir que las
ets son un grupo
heterogéneo de enfermedades. Esto complica mucho el
diagnóstico específico, por lo que
la oms propone un enfoque basado en "síndromes", en vez
de agentes etiológicos
específicos.
Debido a que la conducta
determinante para que el paciente adquiera una ets es la misma
que le puede acarrear la infección por VIH, es
indispensable que cada vez que se diagnostique y trate una ets
se informe
sobre HIV/SIDA y se promueva el uso del condón. Esto
incluye que el paciente cuente con la información
necesaria para usar un condón correctamente y que se le
proporcione uno en la clínica o sepa dónde
conseguirlo.
Por otro lado, investigaciones
realizadas en zonas urbanas de México indican que los
programas de
información sobre SIDA no perjudican la imagen del
preservativo como método de planificación familiar. Gracias a una
campaña informativa de alto impacto y
penetración, aumentó el
conocimiento del preservativo como método
anticonceptivo y de prevención contra el SIDA. Ambos
tipos de conocimiento
estaban estrechamente relacionados.(40)
Entre las razones que refieren las personas para
no usar
condones, a pesar de realizar prácticas
de riesgo, se
encuentran: que piensan que la pareja puede no
estar
infectada; consideran que los condones realmente
no
funcionan; olvidan llevarlos; están
demasiado avergonzados para hablar del asunto; tienen miedo de
que la pareja se ofenda; se encuentran afectados por el
alcohol y
las drogas
para recordar, querer o poder
ponerse un condón; sienten que interfiere con las
relaciones sexuales, disminuyendo la sensación y la
espontaneidad.41 Pero también otros autores han
informado que la falta de uso de condones se debe a que no hay
autocontrol, por la embriaguez, las drogas o
por la simple locura. El mundo no es tan sencillo y tras los
impedimentos para usar el condón puede encontrarse un
gran anhelo de amor o de
cercanía.(42) Cabe tomar en cuenta todos estos elementos
en cualquier programa de
promoción del uso de
condones.
Finalmente, debido a la estigmatización a
la que se asocian las ETS y al inadecuado manejo de la
información sobre sexualidad
en los centros de salud, no todos los
afectados solicitan la atención de este tipo de
enfermedades y por cada persona que
busca tratamiento para una ets hay por lo menos otra persona
más expuesta o infectada. Es necesario ofrecer espacios
de atención donde las personas acudan con confianza, con
la seguridad de
contar con la confidencialidad y el respeto de
su intimidad necesarios para favorecer la asistencia que
requieren.
LA PROMOCIÓN DEL USO DE
CONDONES
Para aumentar el uso de los condones es
necesario instrumentar estrategias
innovadoras, como puede ser la del mercadeo
social, donde se busca crear un ambiente
favorable a la aceptación de la información sobre
condones, ideando una promoción apropiada para los
públicos y venciendo diferentes obstáculos que
dificultan su aceptación y uso.
No basta proporcionar información sobre
los condones u ofrecerlos a bajo precio en
todos los lugares posibles, si antes no se toman en cuenta
todos los factores que facilitan o dificultan su promoción. Algunos elementos a considerar
son:
- Fomento de la conciencia
sobre los condones. Se debe promover una conciencia
en los usuarios potenciales de condones, con información
sobre el tema. - Eliminación de las barreras. Es
fundamental conocer las barreras y los mitos
existentes sobre el condón para tomarlos en cuenta en
las estrategias que
se seleccionen. Las barreras pueden ser psicológicas,
sociales y estructurales. - Mejoramiento de la disponibilidad de los
condones. Existen diversos mecanismos para favorecer la
disponibilidad de un producto que
se está promoviendo, como podrían ser disminuir
el precio,
favorecer su distribución, aumentar su producción y desarrollar servicios de
apoyo.
CONCLUSIONES
1. El condón, utilizado de manera
correcta y sistemática, constituye la única
medida preventiva (aparte de la abstinencia y la fidelidad
mutua) de que se dispone en la actualidad para evitar las ETS,
incluyendo el
SIDA.
2. La protección contra las ETS
(incluyendo el VIH) que ofrece el condón, cuando es bien
utilizado, es muy elevada; si bien no es absoluta, sí es
cercana al 100 por ciento.
3. La educación
sexual como estrategia de
prevención de ETS y embarazos no deseados, es
fundamental. Durante muchos años la educación
sexual se ha limitado al aspecto reproductivo y a inspirar
rechazo y miedo hacia la actividad sexual. Es necesario
proponer e instrumentar programas de
"educación sexual" que promuevan una
sexualidad
más sana y responsable, en donde el preser- vativo o
condón sea parte integral de los
mismos.
4. Si bien se argumenta que la educación sexual y la promoción
del condón induce a relaciones sexuales tempranas y a
mayor número de parejas sexuales, los datos obtenidos
en diversos estudios demuestran lo contrario: cuando hay una
adecuada educación sexual, el inicio de las
relaciones sexuales se posterga, y cuando sucede es con mayores
medidas preventivas, lo que demuestra una mayor responsabilidad. Como escribe Magic Johnson en
su libro Tu
puedes evitarlo (el mejor manual para
prevenir el SIDA que se
ha publicado): "Si no tienes la madurez para comprar un
condón, es decir si te da pena, no tienes la madurez
para tener una relación sexual".
5. A pesar de la resistencia de
diversos sectores de la sociedad ante
la promoción del condón, es necesario llevarla a
cabo, pues se trata de un asunto de vida o muerte.
6. El uso del condón es un método de
prevención de
enfermedades sexualmente transmisibles y no un
método
para aumentar la sensibilidad sexual y el
erotismo, por
lo cual la sensación nunca será la
misma. Es necesario
aprender a "sentir con el condón", para
evitar la idea de
que en uso interfiere y enfría la
relación sexual.
————————————————————-
Solicitud de Sobretiros: Dr. Carlos del Rio
Chiriboga, Director Ejecutivo del CONASIDA, Comercio y
Administración 35, colonia Copilco
Universidad.
Fecha de recibido: 3 de marzo de
1993.
Fecha de aprobado: 18 de mayo de
1993.
- 1 Director Ejecutivo, Consejo Nacional para la
Prevención Control del
SIDA (CONASIDA), México - 2 Directora de Servicios a
la Comunidad,
CONASIDA - Rosenberg MJ, Davidson AJ, Chean JH, Judson FN,
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Health, 12 de enero, 1989. Si se considera que la mujer es
fértil de 6 a 10 días por ciclo, la tasa de falla
es del 21- 36%.
Tasa de falla del preservativo en
homosexuales
26%: 11% se rompe, 15% se resbala. Wegersna &
Oud. "Safety and Acceptability of Condoms for Use by Homosexual
Man as a Prophylactic Against Transmission of HIV During
Anogenital Sexual Intercourse". British Medical Journal. 11 de
julio, 1987, p.94.
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Tasa de falla del preservativo en usuarios
consistentes
10%: 1/10 esposas de afectados HIV que reportan el
uso consitente del condón quedaron infectadas.Fischl.
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Contacts of Adults with AIDS" Journal of the American Medical
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17%: Goerdent. "What Is Safe Sex?" New England
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Impacto de la estrategia en los
adolescentes,
según el Olsen & Weed, Instituto de Investigación y Evaluación, Salt Lake
City.
- Incremento de 50- 120 embarazos / 1000
asistentes a programas - La "Educación anticonceptiva" incrementa
la frecuencia de sexo en adolescentes. En 14 años: incremento en
1.5% - En ninguna clínica se obtuvieron menores
tasas de embarazo.
Porcentaje de mujeres menores de 18 años
que quedaron embarazadas durante el primer año de uso de
anticonceptivos, según el
método:
Píldora 11.0% DIU 10.5% Condón
18.4%
Espermicidas 34.0% Diafragma
31.6%
(Grady. "Contraceptive Failure in the U.S." Family
Planning Perspectives 28(5): 207, 1986).
- Los adolescentes
son los peores usuarios del preservativo:
83% de los adolescentes
entre los 14 y 15 años reportan que su primera experiencia
sexual fue inesperada.
Usuarios inconsistentes: 21% porque fue
inesperado,39% "no tuvieron tiempo", o no
quisieron usar.(Harris. Conducido por IPPF,
1986).
Si el condón falla previniendo el SIDA en
un 10% y se exponen al peligro 100 000 adolescentes =
10
000 infectados
Si la propaganda
para el uso del condón incrementa la tasa de actividad
sexual en un 15%, se
expondrán al peligro 115,000 adolescentes =
11,500 infectados
La distribución de condones genera un falso
sentido de seguridad:
Jóvenes que creen que son efectivos = 43%
han tenido actividad genital
Los que no creen que sean muy efectivos = 30% la
han tenido. (American Teens Speak. 1986)
La campaña pro-condones aumenta la
presión social sobre los jóvenes para tener sexo y
las posibilidades de contagio. Así lo afirma una encuesta hecha
a los jóvenes:
- 61% dicen que la presión social es la
razón por la cual los chicos no esperan para tener
relaciones sexuales. - 80% de los adolescentes sexualmente activos
afirman que fueron "iniciados" muy pronto. - 84% de las chicas de 16 años para abajo
quieren que en sus escuelas les enseñen a decir "no" a
la relación sexual sin herir los sentimientos de la otra
persona.(The
Parents’ Coalition for Responsible Sex Education, March
1991).
CONCLUSIÓN: La información sobre
anticonceptivos y propaganda de
condones es inefectiva para reducir el embarazo en
adolescentes y el contagio de SIDA.
Preservativos y VIH(a) en
adolescentes:
una evaluación
médica
por Raul Alessandri, M. D., Zelig Friedman, M. D.,
Liliana Trivelli, M.D.
Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61:
62-74.
El Dr. Alessandri es patólogo en el Long
Beach Memorial Hospital desde 1986. El Dr. Friedman,
alergólogo, es también rabino ortodoxo. El Dr.
Trivelli es Inspector de la Asociación Americana de
Bancos de
Sangre.
La revolución
sexual, ampliamente difundida, como suele suceder con muchas
cuestiones, ha implicado a estratos inesperados de sociedad:
jóvenes descuidados han llegado a ser sexualmente activos a edades
más y más jóvenes, con una cohorte de
promiscuidad, enfermedades de transmisión sexual,
embarazos ectópicos y aumento exponencial del
número de embarazos y niños nacidos fuera del
matrimonio,
que crecen en un ambiente lleno
de carencias psicoafectivas. A esto tenemos que agregar el riesgo
de que el VIH/SIDA puede llegar a ser muy prevalente en este
grupo, a pesar
de la decisión política de que el
SIDA no es una enfermedad de transmisión
sexual.
Los preservativos, virtualmente aparcados como
contraceptivos eficaces, debido a su alta frecuencia de fracaso,
reducción del placer y empleo
antipático, han sido resucitados y escogidos como medio
para "un sexo más seguro", para
proteger a nuestros jóvenes de esta
epidemia.
Hay fallos de bulto en este enfoque que, con un
poco de honestidad y
buena voluntad, no pretende ser "la solución 100%,
sólo lo mejor que podemos ofrecerles a quienes
llegarán a ser sexualmente activos". No
solamente no es ninguna solución, sino que puede
significar multiplicar el problema. El Dr. Noble, un especialista
en enfermedades infecciosas, lo expone esta manera: "Entregar
preservativos a los adolescentes es como entregarles pistolas de
agua para una
alarma general de incendio".(1)
Fallo mecánico del
preservativo
A) Es bien conocido que los preservativos se
rompen y se resbalan, incluso en las mejores manos, por
así decir. Hay dos estudios controlados recientes de
Trussel et al. que informan de frecuencias de rotura y de
deslizamiento del 14,6%. En el primer estudio, los autores
resumen: "Un estudio prospectivo empleando dos marcas de
preservativos encontró que, de 405 preservativos
empleados para las relaciones sexuales, el 7,9% o se
rompió durante las relaciones o al retirarse, o se
resbaló durante las relaciones; ninguno de estos hechos
está relacionado con el tipo de preservativo. El 7,2% se
resbaló al retirarse; no se encontró
relación entre el deslizamiento del preservativo y su
marca o el uso
anterior de preservativos, pero era significativamente
más alto cuando se usó algún lubrificante
adicional".(2) En el segundo estudio, un comentario en la
revista
Family Planning Perspectives(b), se lee: "Los investigadores
observan que la alta frecuencia con que los preservativos se
resbalan y se caen al retirarse -17% de los preservativos que
no se habían roto o caído durante las
relaciones-indica un alto nivel de uso inadecuado. Indican que
un mejor empleo puede
ser difícil de conseguir, pues todas las mujeres que
participaron habían recibido instrucciones escritas y
verbales sobre su empleo
adecuado".(3)
B) Control de
Calidad de la FDA©. En la primavera de 1987, la FDA
empezó a usar una prueba de pérdida de agua, en la
que "el preservativo se llena con 300 ml de agua y se
verifica si pierde" … "Se acepta que tienen un nivel de
calidad
aceptable cuando, en cualquier lote dado, la tasa de fallo por
permeabilidad al agua no
excede 4 preservativos por 1000. Los lotes que exceden este
criterio específico de rechazo son retirados o excluidos
de la venta. Entre
los lotes de preservativos que tenían un nivel de
calidad
aceptable, la tasa de fallos observada estaba en el 2,3/1000".
En el estudio de febrero del 88 había una tasa de fallo
global de todos los lotes del 12%, y hubo 16 rechazos de
preservativos defectuosos.(4) Rechazos relativamente recientes
incluyen las marcas "Ramses
Extra Strength" (marzo de 1991) debido a "cantidad inaceptable
de orificios y fisuras del anillo"(5), "Saxon Wet Lubricated"
(mayo de 1991) por no pasar el control de
calidad de la FDA(6), y otro rechazo numeroso fue citado
por The New York Times en noviembre de 1991.
La prueba de la permeabilidad ha mostrado que el
látex no es impermeable a las partículas del
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).(7) Los guantes
quirúrgicos de látex, necesarios para el control
de la infección, a menudo son permeables: no es raro
encontrarse sangre en
manos, y la solución práctica es llevar dos pares
de guantes. Esta técnica no parece práctica ni
aceptable con los preservativos.
C) Sexo anal. A pesar de nuestra
preocupación por el asunto, no tenemos noticia de que
existan preservativos para el sexo anal ampliamente
disponibles. Es posible que los fabricantes estén
renuentes a anunciar tales productos.
"A causa del mayor roce durante la relación anal, los
preservativos deben ser más fuertes de lo normal" afirma
un estudio sobre seguridad y
aceptabilidad de los preservativos por hombres homosexuales.
Cuanto más seguro
(más grueso) es el preservativo, menor es su
aceptación.(8) Y la tasa de fallos en el sexo anal es
mucho más alta que en el sexo vaginal ya que, por
razones anatómicas y fisiológicas, el recto y la
vagina no son homólogos. Dadas las cifras proporcionadas
por la Sección de SIDA del Departamento de Salud de la
Ciudad de Nueva York, por el tipo y modo de transmisión,
el sexo anal es particularmente peligroso entre las personas
jóvenes: antes de los 30 años, implica contagio a
una edad temprana. En diciembre de 1992, en Nueva York
había 4587 casos de SIDA en hombres. Se había
determinado el modo probable de transmisión en 4352
casos. De éstos, 2687 mantenían relaciones
sexuales con hombres pertenecientes a grupos de
riesgo, 261 habían usado drogas por
vía intravenosa y tenían relaciones sexuales con
hombres, y 2 habían mantenido relaciones sexuales con
mujeres pertenecientes a grupos de
riesgo. El problema es bastante diferente en las mujeres: El
número del total de casos con menos de 29 años
era de 1454, de los que 1298 tenían buena
información y, de éstos, 511, casi el 40%,
habían tenido relaciones sexuales con hombres
pertenecientes a grupos de
riesgo.(9) Es importante fijarse en estas cifras, porque parece
que el aumento registrado del "SIDA del heterosexual" es,
básicamente, un problema de la mujer. Las cifras no son
tan extremas en los datos recogidos
por el CDC(d), pero hay una diferencia clara y enorme entre el
riesgo que representan las relaciones heterosexuales para las
mujeres y para los hombres.Fracaso atribuible al usuarioSe ha
informado de que el fallo de los preservativos empleados como
contraceptivos por la población adolescente puede ser hasta del
50%.(10) Aunque es cierto que un porcentaje muy alto de estos
fallos es debido a no haberlos usado, tenemos que reconocer que
hay numerosas publicaciones científicas que afirman que
la educación sexual/VIH ha fracasado
sistemáticamente en su intento de producir cambios
significativos en la conducta de
los adolescentes, sobre todo por lo que se refiere a un
comportamiento que reduzca el riesgo de
contagio.(11-16)
Los datos están bien resumidos por A. R.
Shiffman, que afirma lo siguiente: "El
conocimiento acerca de SIDA o de la infección por
VIH y su prevención no se asoció con
ningún cambio en
las conductas de riesgo, ni tampoco lo estuvo con el
número de fuentes de
información acerca de la epidemia, ni con el
conocimiento directo de pacientes infectados, ni con la
estimación del riesgo personal, ni
con el consejo de someterse a una prueba de VIH. De hecho, los
jóvenes cuyas conductas del riesgo aumentaron más
fueron los tuvieron más probabilidades de conocer a
alguien que había muerto de SIDA y que estimaron su
propio riesgo como alto. La mayoría de los
jóvenes dijeron que no usaban preservativos
regularmente, que no les gustaban, y que tenían poca
confianza en su capacidad protectora".(17)
Un obstáculo serio para que los
adolescentes usen preservativos reside en que, frecuentemente,
sus relaciones sexuales tienen lugar a raíz de un
impulso repentino. Una encuesta muy
conocida de Harris, comisionado por Planned Parenthood(e) en
1986, registró que el 83% de los jóvenes entre 14
y 15 años declaró que su primera experiencia
sexual fue inesperada.(18) El Dr. D. Kirby escribió en
Family Planning Perspectives que, en estudios controlados
realizados en dispensarios de escuelas, no se había
obtenido ningún impacto en su uso como contraceptivos.
Halló que las dos razones más comunes dadas por
las jóvenes era que "no esperaba tener relaciones
sexuales" y que "simplemente no pensaba que pudiera quedarme
embarazada". La mayor parte de las razones, continúa
diciendo, "no estaba relacionada con el acceso a los
contraceptivos".(19) Un estudio más reciente, en la
misma publicación, no encontró ninguna
disminución de la tasa de nacimientos entre quienes
acudían al dispensario.(20)
Varios autores que han estudiado factores
psicosociales y predictivos de uso del preservativo entre
estudiantes encontraron que el uso inadecuado del preservativo
era muy prevalente, y estaba asociado con conductas de alto
riesgo (promiscuidad, drogas) que,
a su vez, estaban asociadas con circunstancias vitales
adversas: poca ayuda de los padres, abuso de medicamentos,
problemas académicos.
Por ejemplo, Anderson encontró que el
empleo
inadecuado o el no empleo de
preservativos afectaba al 65,6% de los niños a quienes
se había hablado acerca del SIDA y al 66,6% de aquellos
a los que nunca se les había hablado. El empleo del
preservativo "siempre" era del 34,4% y 33,4% respectivamente.
También halló que la enseñanza sobre el
VIH/SIDA no se asocia a un comportamiento sexual menos
peligroso.(2l)
Weisman ha registrado que la frecuencia media de
uso correcto del preservativo en adolescentes era del 16%, algo
más alta para "relaciones monógamas" y baja para
casos de relaciones no estables.(22) H. Walter halló, en
un estudio en la ciudad de Nueva York y en las escuelas del
condado de Rockland, que, del 36% de los alumnos de 10º
grado que eran sexualmente activos,
25,2% usaban los preservativos incorrectamente, y este mal uso
estaba asociado con promiscuidad y drogadicción.(23) Y DiClemente
halló que el número de compañeros sexuales
durante la vida era inversamente proporcional a la frecuencia
de uso del preservativo.(24)
D. Orr encontró que sólo el 22% de
las muchachas que participaron en su estudio había usado
preservativo durante la última vez que tuvieron
relaciones sexuales. 55 de las del grupo
"siempre" no lo había usado la última vez. De
éstas, el 23% ya había estado
embarazada y el 19% tenía a la vez una ETS(f)
(Chlamydia).(25) Y, según la Revista de
Morbilidad y Mortalidad de enero del 92, menos del 50% de los
estudiantes usaron un preservativo durante sus últimas
relaciones sexuales.(26) Un informe
previo de D. Orr sobre "Actividad sexual prematura como
indicador de riesgo psicosocial" afirma que sus datos "apoyan
la idea de que la actividad s