Introducción
El turismo hoy día constituye una parte significativa de la economía de muchos de los países del mundo, lo que ha contribuido a su desarrollo. Desarrollo que ha sido propiciado por la puesta en valor turístico de sus recursos naturales y antrópicos, los cuales han permitido a su vez la aparición de diversas modalidades turísticas, siendo el turismo náutico una de las más dinámicas en las últimas décadas.
El turismo náutico ha tomado una creciente importancia a nivel mundial, principalmente como propulsor de una oferta que complementa y diversifica la conocida fórmula de sol y playa. El éxito de este tipo de turismo radica en la diversidad de actividades que lo componen y en la posibilidad de armonizarlo con un turismo activo, deportivo y en contacto con la naturaleza. (Perelló, 2013)
Según Perelló, Díaz, Pérez, & Valle (2013) el turismo náutico recreativo constituye una actividad determinante para muchos países, como generador de divisas y de empleos; lo que indica una tendencia a a intensificación de la competencia y por tanto a la búsqueda de una mayor competitividad de los destinos.
A través de los últimos años el turismo náutico recreativo ha mostrado una capacidad de recuperación y vitalidad entre los diferentes sectores de la economía mundial, a pesar de la crisis económico-financiera, pandemias, guerras y atentados terroristas, entre otros sucesos negativos en los que el mundo se ha visto inmerso (OMT, 2010).
En Informes de la OMT (2017) se hace referencia a que la subregión del Caribe experimentó un importante crecimiento de arribos; 24.1 millones para el 2015 y 25.1 millones de visitantes para el 2016, de los cuales alrededor de un 63,7% están vinculados a alguna actividad náutica, generando un ingreso durante el 2015 de 28,2 miles de millones de dólares. De esta manera se puede observar la relevancia que posee el mismo para con el desarrollo económico de cada una de las naciones del Caribe, principalmente el Caribe Insular, que constituyen destinos importantes de la modalidad.
Constituye el conocimiento teórico conceptual de esta modalidad, dados los elementos anteriormente expuestos, una exigencia para estudiosos del turismo, gestores de destinos y desarrolladores de producto.
Desarrollo
Antes de adentrarse en los basamentos teóricos del turismo náutico, se hace necesario definir el turismo como fenómeno económico-social. Al día de hoy, han sido muchos los conceptos que sobre el mismo se han elaborado.
Arthur Bormann (Berlín, 1930) citado por Muñoz de Escalona (2004) define el turismo como el conjunto de los viajes cuyo objeto es el placer o por motivos comerciales o profesionales y otros análogos, y durante los cuales la ausencia de la residencia habitual es temporal, no son turismo los viajes realizados para trasladarse al lugar de trabajo.
Otros autores expresan que: "El turismo es el conjunto de relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y permanencia de personas fuera de su domicilio, en tanto que dichos desplazamientos y permanencia no están motivados por una actividad lucrativa." (Hunziker & Krapf, 1942)
Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), "el turismo abarca las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negocios y otros motivos" (OMT, 1995)
El profesor Ramón Martín[1]precisa de manera muy completa lo que es turismo: "el conjunto de fenómenos y relaciones económicas, psico-sociológicas-culturales y medio ambientales que se generan entre los viajeros y las entidades vinculadas a los viajes desde el lugar emisor, las entidades proveedoras de servicios y productos en el lugar de destino, los gobiernos de los lugares emisores y receptores así como las comunidades locales de acogida, con motivo del viaje y estancia de visitantes temporales en un destino diferente a su lugar de residencia habitual". (Martín, 2010)
A nivel general, también se define turismo como el conjunto de relaciones que surgen como consecuencia de un viaje, siempre y cuando éste no dure más de un año. Es decir, el turista genera estas relaciones en el transcurso de su trayecto, definiendo los servicios que desea adquirir a lo largo del mismo y demandando recursos en el destino a cambio de una contraprestación. Sin embargo, el turismo tiene numerosas formas de realización que se ajustan a esta definición. La organización del viaje, la naturaleza de las actividades a realizar o la motivación del turista pueden generar diversas clases de turismo. (Perelló, 2013)
El Turismo náutico recreativo.
El desarrollo histórico de la náutica tiene sus basamentos en tres momentos fundamentales; la aparición del yachting en Inglaterra, la celebración de la primera regata conocida, en este mismo país en 1681 y la aparición de los primeros yates propulsados mecánicamente. Sin embargo, no es hasta el fin del periodo de recesión de la II Guerra Mundial que alcanza su máximo esplendor, por supuesto con un comportamiento desigual y en momentos diferentes en cada país. (Ayala, 2007)
Desde sus inicios esta actividad estuvo estrechamente vinculada a las más altas capas de la sociedad; no siendo así en la actualidad, pues paulatinamente ha perdido ese elitismo que una vez la caracterizó.
Son varias las definiciones que hasta el momento se han dado con relación al turismo náutico. Algunas parten desde la perspectiva del producto turístico en sí mismo, relacionado con la práctica de actividades de ocio en contacto directamente con el mar. (Ayala, 2007)
De esta forma G.M.M. Consultores Turísticos, (1998) plantea que "el Turismo Náutico es un turismo en sí mismo, son vacaciones activas en contacto con el agua que permiten realizar todo tipo de actividades náuticas en tiempo de ocio. Compartiendo la actividad náutica con el disfrute de la naturaleza y la oferta turística y recreativa de las diferentes regiones (…)".
Por otro lado Colectivo de Autores (2000) en (Ayala, 2007) se refiere al mismo como: "Las vacaciones activas en contacto con el agua, que permite realizar todo tipo de actividades náuticas en tiempo de ocio, compartiendo la actividad náutica con el disfrute de la naturaleza y la oferta turísticas recreativa de las diferentes regiones costeras."
Según Yepes, V. y Amor, F. (2001) citado por (Ayala, 2007): "Es la Estación Náutica, que es un proyecto que persigue orientar un destino turístico litoral hacia la práctica de los deportes náuticos, conformando un producto de servicios, alojamiento y de actividades náuticas integrado, tal y como ocurre con las estaciones de esquí, diferenciándose respecto a la actual oferta náutica en su gestión y comercialización".
"El turismo náutico es un segmento del turismo litoral relacionado con prácticas de ocio y actividades deportivas en contacto con el mar." (Ferradás Carrasco, 2001)
Por último, Cardona Matorrel, (2002) aclara, "Es un producto en sí mismo, que forma parte del producto turístico global de un destino. Se define generalmente como vacaciones activas en contacto con el mar que permite realizar todo tipo de actividades náuticas en tiempo de ocio".
Es necesario que aclarar que el turismo náutico dispone de muchos atractivos ya que genera la diversificación y especialización de la oferta turística, comporta un nivel elevado de gasto, y atrae de manera inducida otras actividades gracias a las infraestructuras en las que se desarrolla. Este segmento del mercado está creciendo más rápidamente que el mercado en general, no solamente por los que realizan actividades náuticas de manera premeditada, sino porque también dichas actividades se están convirtiendo en una oferta complementaria durante el tiempo de vacaciones de aquellos turistas que en principio buscan únicamente "sol y playa" (Bedmar Fernández, 2006)
Según la NC [2]755-5 (2010), el turismo náutico se refiere a aquel turismo que se realiza por mar mediante el uso de embarcaciones que pueden ser propias o alquiladas, comprendiendo el concepto de los cruceros en sus diversas modalidades. Puede vincularse con actividades acuáticas de carácter deportivo y recreativo que no requiere de embarcaciones para su desarrollo.
También se puede entender por turismo náutico, como un conjunto de relaciones entre personas, surgidas al efectuar un viaje y con la característica de que la principal motivación es la realización de actividades náuticas, con ánimo recreativo o deportivo, y realizadas en grandes masas de agua, como el mar, los ríos y los lagos. (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Según Zubak, Jugovic, & Stumpf, (2014) el turismo náutico constituye la navegación y estancia de turistas en embarcaciones (yates, barcos ) y también en puertos náuticos, y que realicen actividades relacionadas con el ocio y el entretenimiento.
Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, (2013) plantean que es de suma importancia que el turismo náutico sea entendido como un tipo de turismo activo integrado dentro del turismo litoral, vinculado al contacto con el agua en tiempo de ocio. Incluyendo toda una variada gama de actividades como: Cursos de buceo, Snorkel, Apnea, Inmersiones, Espeleobuceo y Pesca submarina. Kayak y remo, Vela ligera, Vela crucero, Excursiones marítimas, Chárter con o sin patrón, Moto náutica, Formación náutica, Esquí náutico, Pesca deportiva y otros.
El turismo activo es una tipología de turismo, en la que el motivo principal del viaje es la realización de actividades turísticas en ambientes naturales, estas pueden corresponder a actividades de contemplación y observación de la naturaleza, o tratarse de actividades que involucran esfuerzo físico por parte de los participantes y cierto nivel de riesgo controlado. (OMT, 1995)
Otros autores plantean que el turismo activo es aquel que hace referencia a las prácticas turísticas en las que el usuario se integra en el producto como partícipe fundamental. Turismo de naturaleza, rural y deportes, suelen incluirse bajo esta consideración. Las actividades deportivas como el golf, la náutica, la nieve, se están consolidando en la actualidad dentro del mercado turístico como productos con entidad propia, como finalidad del objeto de realización del viaje. (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Características y clasificación del producto náutico.
Anteriormente se han enunciado conceptos que destacan como característica fundamental del turismo náutico-recreativo su condición de producto.
Si se analiza el turismo náutico como producto se hace necesario definir qué es producto a fin de establecer la relación.
Según Kotler & otros, (1997) un producto es cualquier cosa que se pueda ofrecer en un mercado para la atención, adquisición, el uso o el consumo que podría satisfacer un deseo o una necesidad. Incluye objetos físicos, servicios, sitios, organizaciones e ideas.
Valls (2000) en (Martín, 2010), con un enfoque empresarial, estructura el producto en tres componentes: principal, periférico y complementario. De esta forma plantea que el producto principal responde a la motivación básica por la que el consumidor se decide a desarrollar unas determinadas actividades turísticas o de ocio. Además, define el producto periférico como los que incluyen el alojamiento, tipo de alimentación, facilidad de acceso, infraestructuras, capacidad de acogida, sistema de información, etc. Igualmente, plantea que los productos complementarios, aunque no son imprescindibles, aportan valor al producto.
Es importante destacar que, "el producto turístico es un término que se usa para calificar a la clase de servicios que forman la oferta turística". Asimismo, clasifica al producto en componente primario (atractivos y actividades) y componente derivado (alojamiento, alimentación, transporte, información, etc.) (Boullón, 2002) en (Martín 2010).
Desde la perspectiva del turista, el producto turístico puede considerarse como una experiencia, en el transcurso de la cual son utilizados productos muy diversos (Medlik y Middleton, 2000) citado por (Martín, 2010).
Un concepto actual de producto turístico según Muñoz Oñate (1994) es de ´satisfactor´, o sea satisface determinadas necesidades, en coherencia con el enfoque mercadológico, donde se aprecia, sin embargo, confluencias con la conceptualización de ´modalidad´, utilizado para la clasificación o tipologías del turismo.
A criterio de este autor, la modalidad se conforma por las interacciones existentes entre las motivaciones del consumidor turístico y las actividades preferentes a desarrollar, en un entorno dado, o sea con un conjunto de recursos turísticos disponibles (naturales y antrópicos). La identificación de esta relación por parte de los diferentes componentes de la cadena productiva en turismo posibilitará la creación y oferta de esos productos y servicios para atender y satisfacer a los disímiles segmentos que pueden agregarse bajo una modalidad.
Las modalidades, se enmarcan así, dentro de la clasificación realizada por Martín (2010) que define producto turístico instalaciones, territorios y viajes, dentro de este último. Por tanto se define en su conjunto ´producto turístico náutico´
El producto náutico puede ser un elemento potencialmente desestacionalizador, debido esencialmente a que su práctica no está en exceso condicionada por los factores climatológicos. Debe entenderse que el clima es un destacado elemento acondicionador del desarrollo turístico, debido a que puede condicionar el grado de aprovechamiento de los recursos turísticos. (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Fuente: Perelló (2013)
La figura anterior muestra la estructura del producto turístico náutico según el Dr. Perelló. Es importante resaltar que el aspecto más relevante sería la infraestructura y equipamientos, pues al tratarse de embarcaciones se hace imperante la existencia de instalaciones para su arribo, resguardo y mantenimiento con un alto nivel de especialización tecnológica. No obstante, esta modelación (Figura 1) puede ser explicativa para otras modalidades también, pues su desarrollo exitoso responderá a la presencia de cada uno de estos elementos; ejemplo de ello son las modalidades de turismo de naturaleza, el turismo de aventuras, el turismo deportivo, etc. Una característica distintiva de esta modalidad, no obstante, será su vinculación imprescindible a un medio de transporte náutico, de cualquier naturaleza.
De acuerdo a Perelló, (2013) el turismo náutico se puede clasificar como turismo de cruceros y turismo náutico-deportivo.
El siguiente esquema resume la clasificación del turismo náutico.
Figura 2. Clasificación del turismo náutico.
El turismo de cruceros se caracteriza por el uso de grandes embarcaciones exclusivas para turistas, con visitas a puertos que cuentan con atractivos para ellos. Los viajes en estos navíos son realizados con fines turísticos y en diferentes épocas del año, y constituyen una actividad náutica. Su duración y extensión son variables. Los cruceros pueden ser marítimos o fluviales. Es un tipo de turismo con el que se obtiene un importantísimo volumen de ingresos considerando los gastos de los turistas, de la tripulación y el aprovisionamiento del buque, atraque y servicios marítimos, por lo que permite una mejor redistribución de la riqueza en la localidad que pueda llegar a acogerlo.
Por otra parte, el turismo náutico-deportivo se diferencia del debido a que el turista realiza el viaje con la motivación principal de realizar actividades náuticas deportivas, bien sea una vez situado en el destino escogido o a lo largo de todo el viaje, pudiendo utilizar una embarcación rentada (chárter náutico) o en propiedad. La característica principal que distingue a esta submodalidad de los cruceros es que la actividad que realiza el turista es principalmente deportiva, por lo tanto es un turismo activo, donde el viajero desea invertir el tiempo del viaje en una práctica deportiva determinada.
Cuando los turistas acuden a un determinado destino, animados por la perspectiva de practicar en él los deportes acuáticos, se denomina turismo náutico ligero, como es el caso de aquellos que arriban a las estaciones náuticas, practicando las actividades en el entorno del puerto base. Por otro lado, los turistas que efectúan el viaje para realizar actividades náutico deportivas de largo alcance, es decir, que implican el uso de una embarcación con la suficiente entidad y autonomía para poder desplazarse hasta otros puertos y hacer escalas en ellos, realizando así todo o parte del viaje del turista, este se denomina turismo náutico deportivo. En este, el criterio para distinguir el de corto alcance de la navegación deportiva turística reside en la realización de escalas, ausente en el primero y necesaria para que la segunda sea considerada turismo náutico-deportivo. (UPC, 2004)
Como se puede apreciar en el esquema anterior, de acuerdo al alcance del turismo náutico deportivo se pueden clasificar en dos categorías:
Turismo náutico-deportivo de corto alcance (ligero): implica la realización de las actividades deportivas en el mismo punto del litoral, sin existir desplazamiento del turista a otros puertos. En este tipo de turismo, el viajero se desplaza al destino elegido para realizar algún deporte náutico siempre en las inmediaciones del puerto base. Asimismo, el turista se aloja en las inmediaciones del puerto base. Un claro ejemplo de este tipo de turismo es el de las marinas y estaciones náuticas.
Turismo náutico-deportivo de largo alcance: se caracteriza por la práctica de actividades náuticas en embarcaciones de recreo que permiten al turista que las realiza su desplazamiento hasta otros países, puertos o marinas, pudiendo realizar actividades allí donde hace escala.
Perelló (2016) define como características principales de este tipo de turismo las siguientes:
No hay desplazamiento masivo de pasajeros, limitándose en su mayoría desplazar menos de doce personas por embarcación recreativa.
No se encuentran sujetas a itinerarios fijos y regulares, estableciéndose el itinerario del viaje por los propios turistas de forma potestativa, de manera que puede ser alterado en todo momento por voluntad de los viajeros.
Necesita obligatoriamente de instalaciones de abrigo y amarre donde desembarcar, demandando los siguientes bienes y servicios en la localidad de destino:
Puesto de amarre de la embarcación, en una zona de agua abrigada.
Oferta de abastecimientos y restauración.
Oferta complementaria (alquiler de autos, animación nocturna, etc.).
Otros servicios (correo, guías turísticos…)
Por otro lado se hace necesario identificar las actividades recreativas y deportivas que los practicantes de este tipo de modalidad realizan. Las mismas pueden ser agrupadas en las siguientes categorías:
Alquiler de embarcaderos o muelles en las estaciones o marinas para atracar las embarcaciones de recreo (veleros, yates, barcos de alquiler o cruceros).
Servicios de contratación para patrones de barco o marinos.
Alojamiento, refugio y mantenimiento de embarcaciones fondeadas o amarradas en la mar o situadas en tierra.
Abastecimiento de barcos en tránsito, locales o de alquiler (agua, combustible, comida, equipamiento o partes necesarias para reparar el barco).
Mantenimiento y reparación de las embarcaciones.
Información ofrecida a los navegantes, como cartas de navegación, publicaciones náuticas o previsiones de tiempo.
Cursos de navegación y titulación para patrones a fin de poder gobernar diferentes tipos de embarcaciones.
Otros servicios relacionados.
Una aproximación gráfica a la estructura del producto náutico de acuerdo al lugar desde donde se desarrollan las actividades y el soporte que se utilice para su desarrollo, se muestra a continuación:
Figura 3: Estructura del producto náutico de acuerdo al lugar donde se desarrollan las actividades y los soportes técnicos que se emplean.
Fuente: Perelló (2013)
Instalaciones náuticas.
Para el desarrollo del turismo náutico, debido a sus características es necesario la existencia de una infraestructura especializada, sin la cual no pudiera existir la modalidad por todas las razones que se han planteado anteriormente. Así como no pudiera haber un desarrollo del turismo como fenómeno internacional si no existieran los aeropuertos y terminales de cruceros.
Las instalaciones náuticas de recreo han estado íntimamente relacionadas con el desarrollo del turismo. En la clasificación sobre las modalidades turísticas, los puertos y las marinas forman parte de los recursos que equipan el territorio, de las que se producen cuando se agotan los atractivos naturales de un lugar o de aquellas en las que se quiere ofrecer una mayor calidad. Estas instalaciones ofrecen un plus de exclusividad y distinción, que la sitúan entre los equipamientos de uso que a su vez son atractivos turísticos para toda la población.
La náutica de recreo presenta una estructura multisectorial, a lo largo de toda la cadena de valor, comprendiendo la construcción (astilleros), industria (electrónica, motores, e industria auxiliar), y servicios (accesorios, alquileres, distribución, puertos, y formación), además de las profundas ramificaciones con el sector turístico. (Perelló, 2013)
El recurso principal del turismo náutico es la instalación náutica de recreo. Se entiende por "Instalación Náutica de Recreo" (INR), al conjunto de servicios elementales prestados, generalmente, por una o varias organizaciones, destinados a satisfacer determinadas necesidades relacionadas con el uso y disfrute de embarcaciones deportivas o de recreo (Martín F. , 2003). Al mismo tiempo, permite la práctica de las actividades náutico-deportivas que se han clasificado anteriormente.
El "turismo náutico" incluye en su ámbito de estudio a las marinas, puertos deportivos y bases náuticas situados al borde del mar o riberas que ofertan amarres para embarcaciones de recreo a vela o a motor y donde pueden amarrar o fondear tanto embarcaciones residentes (todo el año) o transeúntes (de paso), variando los servicios de un puerto a otro. El estudio de las instalaciones náuticas debe tomar en cuenta la distinción existente entre embarcaciones con eslora menor a 24 metros y los yates con tamaños superiores a 24 metros, lo que permite clasificar la oferta de amarres y fondeo en los puertos náuticos y deportivos (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Ahora bien, las clasificaciones de las instalaciones náuticas que se pueden establecer son muy variadas porque también son abundantes los diferentes criterios (tamaño, funciones, tramitación legal, tipo de gestión, tipología legal) que pueden servir como bases para establecerlas. Son tantos los aspectos que convergen como las clasificaciones que se pueden delimitar. (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Los denominados puertos turísticos, instalaciones náutico-deportivas, puertos deportivos, estaciones náuticas y muchas otras acepciones, son simplemente los lugares donde se albergan las embarcaciones utilizadas para la práctica de la náutica deportiva y de recreo. En el ámbito anglosajón, se utiliza de manera genérica el término Marina (Perelló, 2013)
Actualmente, las marinas pueden ser un puerto o parte de él, pueden ser puertos secos, o simplemente ser parte de una actuación urbanizadora, residencial o comercial, ofreciendo, además de los servicios a las embarcaciones, oferta de ocio y restauración.
El término marina se utiliza indistintamente para aludir a las instalaciones de cualquier tipo destinadas a la prestación de servicios y amarre a las embarcaciones de recreo, de manera, que se incluyen dentro de la definición tanto las rampas y las instalaciones de varada como los clubes con instalaciones más complejas con dársenas y zonas totalmente refugiadas por diques de abrigo. Por tanto, constituye un término demasiado genérico, incapaz de mostrar las verdaderas diferencias que existen en el conjunto de las instalaciones náuticas.
Los puertos e instalaciones náuticas se pueden dividir en dos categorías que se diferencian en sus enclavamientos y tipos de construcción así como por su orientación turística. (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
El puerto deportivo marítimo: Enclavado en la línea costera, el puerto deportivo marítimo se encuentra resguardado por una bahía natural / artificial o por uno o varios diques que delimitan las aguas del puerto. El tamaño de sus infraestructuras varía mucho, ya que abarca desde una pequeña cala natural acondicionada con un simple pontón, hasta el puerto deportivo construido desde cero en una zona que se acondiciona artificialmente, pasando por el puerto comercial o pesquero readaptado a lo largo de los años.
Se le denomina puerto deportivo a "la zona de agua abrigada que permite el amarre de embarcaciones deportivas con acceso individualizado a cada barco, calados adecuados, accesos viarios, aparcamientos, baños, servicios y otras instalaciones y comodidades". (Perelló, 2013)
La Marina o puerto interior: se presenta como un conjunto residencial que ha sido construido en una zona de tierra, por lo general, situada al lado del mar y que incluye en su programa inmobiliario un puerto deportivo con todas sus instalaciones. Este concepto permite desarrollar grandes capacidades de amarre, superando a menudo los 1.000 amarres. Estas Marinas han experimentado un enorme crecimiento en las últimas décadas, especialmente en el Caribe, en zonas de gran atractivo turístico. (Castells Abreu, 2017)
La NC 775-5 (2010) no distingue entre marina y puerto deportivo, sino que lo define como una misma instalación, planteando que es el conjunto de instalaciones, espacios terrestres y zonas de agua, que garantizan el abrigo, atraque a las embarcaciones y servicios a estas, así como a yatistas y turistas. Puede encontrar otros servicios complementarios fuera del perímetro de la instalación, siempre que estos puedan ser tratados como un todo.
Las marinas atendiendo a la calidad y cantidad de servicios que brindan se pueden clasificar en: Marinas Clase A, Marina Clase B y Marinas Clase C, estas últimas brindan un mínimo de servicios a las embarcaciones y a los yatistas dentro del perímetro de la marina. (NC 775-5:2010).
Las marinas requieren un sistema de infraestructura náutica, que incluye una variedad de elementos básicos. De manera general se pueden puntualizar los siguientes: amarras en agua (muelles fijos o flotantes); marina seca (drystack); estaciones de combustible; torretas de suministro electricidad y agua; torreta contra incendio; torreta aguas sucias; infraestructura para servicios de mantenimiento y reparaciones menores (limpieza de casco, pintura, etc.); astilleros (fabricación, reparaciones mayores, pintura, etc.). En la Isla esta infraestructura náutica se rige por la Norma Cubana NC 775-5:2010.
La marina no sólo es un conjunto de atraques abrigados con los servicios requeridos, al hablar de marina se debe pensar en los tres elementos que lo identifican: zona portuaria, zona inmobiliaria y club náutico, donde el usuario puede encontrar, además de un refugio y servicio para su embarcación, un atractivo recreativo – turístico en la zona inmobiliaria, así como una facilidad para la práctica de los deportes en el club náutico. No se debe olvidar que las marinas son negocios y como tales deberán ser lo más rentables posibles (Herrera, 2010).
La situación ideal de una marina es la inmediación de un núcleo de población o una urbanización, a como máximo a una hora de distancia, envueltos de aguas aptas para la práctica de deportes náuticos a no más de 20 millas. Otros factores esenciales para la elección de la ubicación son el clima marítimo (viento, oleaje y corrientes), que podrían dificultar la práctica de deportes náuticos o la polución del agua por aproximación a rutas comerciales marítimas altamente transitadas (Perelló, 2013)
Otra de las instalaciones náuticas de recreo (INR) son las bases náuticas. Estas son definidas como una instalación hidrotecnia que se realiza para brindar servicios fundamentales a un parque de embarcaciones basificadas en ella, efectúan las operaciones de salida y llegada de las actividades de pesca, vida a bordo, buceo y safari. (NC 755-5: 2010)
La base náutica también es un puerto deportivo que alberga embarcaciones y posee vida propia. Su diferencia fundamental con la marina está dada, en que este puerto cuenta con una flota propia que la pone al servicio de los usuarios, es decir, alquila sus embarcaciones a visitantes que llegan al lugar, los cuales pueden estar alojados o no en el polo tributario. Generalmente las embarcaciones con que cuenta son ligeras y de poco calado. (Herrera, 2010)
Para la base náutica se establecen, según la norma anteriormente citada, un grupo de servicios al yate y al yatista dentro del perímetro de la misma.
De manera adicional a lo señalado, se debe ampliar y profundizar en el sistema de infraestructura náutica, el cual incluirá una variedad de elementos básicos que según Perelló, (2013) pueden clasificarse según su función de la siguiente manera:
Amarras en agua (muelles fijos o flotantes)
Marina seca (drystack) o guardería náutica. Almacenamiento en altura.
Marina seca. Almacenamiento en superficie.
Estaciones de combustible.
Torretas de suministro, electricidad y agua.
Torretas contra incendio.
Torretas aguas sucias.
Infraestructura para servicios de mantenimiento y reparaciones menores (limpieza de casco, pintura, etc.)
Astillero (fabricación, reparaciones mayores, pintura, etc.)
Fondeadero.
Las Estaciones Náuticas constituyen un producto turístico como solución competitiva para el turismo náutico-deportivo ligero localizado en los puertos deportivos, formado por la conjunción de las actividades náuticas con la oferta de alojamiento, incluyendo de forma complementaria otras actividades deportivas y culturales, así como la oferta de restauración y comercial. Una estación náutica es un espacio turístico y recreativo que permite la práctica del turismo náutico, entendido como vacaciones activas en contacto con el agua con la posibilidad de realizar todo tipo de actividades náuticas en tiempo de ocio. Los objetivos principales de las Estaciones Náuticas son: (Perelló, 2016)
Diferenciarse de los destinos turísticos de sol y playa con una orientación hacia los deportes náuticos, convirtiéndolos en estaciones de servicios integrados.
Estructurar la actual oferta náutica en destinos líderes y pioneros en la práctica de deportes náuticos.
Crear un producto de calidad que sirva como diferenciador de la oferta de deportes náuticos de otros destinos.
Embarcaciones de recreo. Características y clasificación.
Existen muchas embarcaciones de recreo hoy día. La National Marine Manufacturers Association (NMMA) las clasifica en barcos a motor (power boats), power watercrafts, veleros (sailboats) y otros. Además, de acuerdo a NMMA, (2016) los power boats representan el 82% del total de embarcaciones en Estados Unidos. De ese 82%, los yates representan un importantísimo papel dentro de la náutica, pues comprenden la mayor parte de la flota. Debido al objetivo de la presente investigación se examinarán solo aquellos que pueden realizar largas travesías; lo que establece nuevamente una limitación a su alcance: turismo náutico de largo alcance
La Real Academia de la Lengua Española define yate como embarcación de gala o recreo, de velas o motor.
Según otros autores se denomina yate a todo buque o embarcación de recreo. Y se define embarcación de recreo como toda aquella de cualquier tipo, con independencia de su medio de propulsión, cuyo casco tenga una eslora comprendida entre los 2,5 y los 180 metros (estos últimos llamados Megayates o Gigayates) (Instituto Marítimo Español, 2009)
Se puede designar dos clases muy diferentes: los veleros y los barcos a motor y recientemente los llamados híbridos. Estas embarcaciones se dedican a actividades deportivas, de placer u ocio y pueden tener ánimo de lucro cuando son alquiladas (chárter/flete) por terceros, pudiendo llevar desde 1 a 12 persona, o más de 12 hasta 100 personas (según su Placa de Homologación), diferentes a la tripulación contratada que pudiera encontrarse a bordo. No pueden realizar actividades de transporte de carga o de pasajeros ni de pesca no deportiva (comercial).
En sentido genérico se puede decir que un yate es una embarcación de recreo propulsada por diferentes fuentes de energía y se usa por placer o para competir. Tradicionalmente los yates se distinguen de los barcos de transporte de personas (cruceros o ferries), principalmente debido a su propósito (Perelló, Díaz, Pérez, & Valle, 2013)
Todas las embarcaciones recreativas o yates, deben cumplir con determinadas características técnicas que le permitan satisfacer los requerimientos de su navegación y seguridad.
Características técnicas esenciales:
La solidez: es necesario una estructura del casco robusta capaz de resistir los esfuerzos estructurales a que la embarcación se ve sometida durante su vida por la acción de las diferentes condiciones climatológicas y el estado del mar, los pesos que transporta y el uso que se le da.
La estanqueidad: propiedad del casco de una nave o compartimiento del mismo de no permitir el ingreso de líquidos. Esta cualidad es la que asegura que el agua no entre en el interior de la nave y garantice la flotabilidad. Cualidad de permanecer impermeable a los líquidos, en cualquier circunstancia meteorológica o lugar.
La flotabilidad: Es la capacidad de un cuerpo de flotar en un líquido de acuerdo al principio de Arquímedes. Permite a la embarcación mantenerse a flote a pesar de que algunos de sus compartimientos o partes se encuentran inundadas, favorecen esta cualidad una buena división de su interior, así como una obra muerta elevada.
La estabilidad: es la capacidad que tiene una embarcación para contrarrestar una fuerza escorante y volver a su posición inicial. Propiedad de recobrar su posición de equilibrio vertical por sí mismo, cuando por cualquier causa externa o interna es escorado. La escora es la inclinación de un buque por su buque por su costado, formando un ángulo con respecto a su posición de reposo. Influyen en la estabilidad la distribución de los pesos y las formas del buque.
La velocidad: depende del diseño de su carena y de la potencia propulsora instalada o el medio de propulsión que utiliza.
La gobernabilidad: la capacidad de gobierno (dirigir al buque), es una característica esencial que se requiere en razón de la necesidad de dirigir a la embarcación en todas las direcciones y circunstancias.
A su vez, los Yates de Lujo o Megayates, deben poseer otras características técnicas capaces de satisfacer los requerimientos de sus propietarios, tales como:
Alojamiento y servicios: los yates de lujos o megayates se diseñan y construyen cada vez más confortables y lujosos, con altos estándar de calidad y están dotados con los más sofisticados medios recreativos y de ocio. Pueden transportar más de 12 personas.
Mayores dimensiones: cada día se construyen de mayor tamaño y son capaces de realizar largas travesías de altura, son tripulados por numerosas personas.
Modernos diseños de carenas: al utilizar las más modernas tecnologías constructivas y materiales, capaces de reducir al mínimo la resistencia al avance, con el consiguiente aumento de la velocidad y el ahorro de combustible.
Grandes potencias de máquinas propulsoras: utilizan diferentes medios de propulsión de gran potencia y diferentes tipos de combustible.
Velocidad en aumento: son capaces de desarrollar elevadas velocidades y de disminuir el consumo por millas navegadas.
Mayor automatización: permite reducir las tripulaciones y lograr mayores índices de seguridad operacional
Mayor seguridad: poseen los más modernos sistemas de navegación, comunicación y de prevención contra la contaminación, poseen diversas embarcaciones auxiliares o de recreación.
Los yates o embarcaciones de recreo pueden ser clasificados de diferentes maneras de acuerdo al estudio que se realice.
Por la Zona de Navegación
Por el Diseño del Casco
Por su Construcción
Por el Sistema de Propulsión
Por su Eslora (longitud)
Por el Tipo de Modelo
Por su Uso
A pesar de que los yates o embarcaciones de recreo pueden ser catalogados desde diferentes aspectos, es por su eslora el principal perfil para su clasificación, puesto que es a partir de la misma que se clasifican a nivel mundial y desde la cual se establecen las medidas de seguridad y de navegación, titularidad de la tripulación, impuestos, certificados de navegación, costo del atraque o servicios y los seguros, etc.
Según la eslora del casco, este puede variar desde los 2,6 a los 170 metros (8 a 558 pies). Por tal razón se dividen en dos grandes grupos:
Embarcación menor a 24 metros: Se denomina embarcación menor o yate, aquellas cuyo diseño y construcción, tengan una eslora menor a los 24 metros (79 pies). Estos pueden ser divididos en embarcaciones deportivas y de recreo. A su vez, se subdividen de acuerdo a la clasificación de 2.6 a 8 m- de 8 a 12 m- de 12 a 16 m- de 16 a 24 m.
Según la tipología de las embarcaciones por esloras, se observa que la demanda sigue dirigiéndose hacia las esloras inferiores a 8 metros (26,2pies), de forma que éstas son las que continúan dominando el mercado.
Embarcación mayor a 24 metros: Se denomina embarcación mayor o yate de lujo (megayates), aquellas cuyo diseño y construcción, tengan una eslora superior a los 24 metros (80 pies). Sin embargo, la frontera entre embarcación mayor y yates de lujo no se puede definir con precisión pues embarcación mayor a 24 metros es genérico (ya que incluye cualquier tipo de embarcación mayor de esa eslora: buques mercantes, de pesca, cruceros, ferries, investigación, etc.), lo que implica que a los yates de lujo se le aplique las mismas normativas y regulaciones internacionales existentes para las barcos y buques mayores de 24 metros de eslora que transportan más de 12 pasajeros. Por otra parte, estos pueden ser divididos en embarcaciones deportivas y de recreo, y pueden ser propulsados a motor o vela. A su vez, se subdividen de acuerdo a la siguiente clasificación:
-De 24 a 50 m – De 50 a 100m – De 100 a 170m
Según la tipología de las embarcaciones por esloras, se observa que la demanda sigue dirigiéndose hacia las esloras comprendidas entre los 24 y los 50 metros (79 a 164 pies), y que esta es la eslora mínima para ser considerados como yates de lujo, sin embargo es la más popular y generalizada a nivel mundial.
Los yates de lujo y megayates se rigen por el Convenio del Solas 74/785, y las normativas de la Bandera de matrícula. El número máximo de personas que pueden navegar en una embarcación de recreo para que sea considerada a los efectos legales como de recreo es de 12, sin incluir la tripulación profesional. Dicha limitación se deriva de que según el Convenio SOLAS 74/78, cuando se transporta a más de 12 personas, exceptuado la tripulación, la embarcación se considera de pasaje. El punto de partida de esta diferenciación es la definición existente entre los términos embarcación y buque, conceptos fundamentales a la hora de determinar qué normas van a afectar a un tipo u otro de barcos. (Perelló, 2016).
Se ha de destacar que los yates de más de 24 metros, constituyen dentro del sector náutico de recreo un ámbito de actividad diferenciado y que cuenta con una problemática particular. El sector de los megayates (cuyos propietarios hacen una desenfrenada ostentación de riqueza y poderío), exige en los puertos base o de escala, la existencia de astilleros y zonas de servicios especializados, con amarres y zonas de maniobras adecuadas a sus dimensiones, logísticas de provisiones y suministros de la más alta calidad y sofisticación, además de otros servicios colaterales.
Conclusiones
A partir de los anteriores elementos se puede concluir que el turismo náutico, constituye un producto turístico con identidad propia, con un conjunto de elementos como infraestructura de apoyo, alojamiento, restauración y otros que permiten el desarrollo de las actividades que lo componen. Así mismo, está estrechamente ligado a las regiones litorales de los destinos turísticos, por tanto, las condiciones que estas presenten será un elemento primordial para el desarrollo de esta actividad.
El turismo náutico abarca el conjunto de actividades lúdicas y pedagógicas que se desarrollan en el entorno marino de los destinos, a partir del uso de embarcaciones, infraestructura y equipamientos tecnológicos que permiten su desarrollo.
Descripciones, clasificaciones e incluso conceptos contenidos en el presente artículo, si bien a criterio del autor, conservarán su esencia, son susceptibles del impacto tecnológico de la dinámica actual. El proceso innovativo en el turismo derivará en nuevas actividades, nuevos transportes o eficientísimas modificaciones de los actuales.
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