la noche que volvimos a ser gente
A través del narrador que es anónimo José Luis González nos recalca la situación precaria que el puertorriqueño experimenta en su diario vivir cuando está fuera de su país:
Sí, chico, porque cuando tú quedas así lo que te pide el cuerpo es un juanetazo de lo que sea, que por lo general es ron o algo así, y ahí se va acostumbrando uno. Yo digo que por eso las mujeres se defienden mejor en el trabajo de factoría, porque ellas se entretienen con el chismorreo y la habladuría y el comentario, ¿ves?, y no se imponen a la bebida. (53)
Para olvidar sus penas del diario vivir mucho emigrantes se refugian en el alcohol sus días de trabajo son tan pesados, que su único remedio para no sentir la realidad de sus vidas tan abrumadoras es emborrachándose. La dependencia del alcohol es un tema preocupante, pero para muchos de ellos es su única salida para sentirse mejor en un lugar que les es ajeno. El autor Efraín Barradas, hace presente de forma analítica de como el escritor José Luis González descifra sus narraciones desde el punto de vista del puertorriqueño, que vive en una posición inferior que se basa de la opinión negativa:
Muchas de sus narraciones más celebradas por la crítica versan sobre el puertorriqueño desarraigado que intenta encontrar su lugar en un entorno social adverso que no le ofrece oportunidades para su integración. En ese sentido, los