ISLA EN EL SOL: James Conway guardó sus papeles de negocios y se recostó en su asiento. Miró por la ventanilla del avión de Aero abajo en el cálido mar azul de abajo. A lo lejos, bajo el sol brillante, estaban las playas de arena blanca de la isla de Haití. Detrás de ellos, él sólo podía ver las pequeñas casas de madera y las hojas verde oscuro de los árboles de coco, que se movían lentamente en el suave viento de la tarde.

"Se ve hermoso, ¿no? Conway miró a la mujer sentada a su lado.
"Muy bonito", respondió. "¿Es ésta su primera visita a Haití", preguntó la mujer.
"Sí, pero yo no estoy aquí en calidad de visitante", dijo Conway. "Tengo una empresa de construcción - que se llama construcción Conway. Mi empresa tiene oficinas en todo …ver más…

Después de todo, si usted cree que está enfermo, usted puede estar enfermo. Y si usted realmente cree que está cada vez mejor, se puede mejorar. Si usted piensa que alguien está tratando de matarte, entonces usted puede morir ... por qué tienen tanto miedo ".
"Bueno, eso es una buena historia", se rió Conway. "Si necesito un poco de vudú, voy a venir a verte."
"O.K", dijo Karen. "Perdón por un minuto." Ella se levantó y caminó hacia la parte trasera del avión. Estaba aburrido y enojado con Conway, porque pensaba que entendía todo y nunca escuchó a otras personas.
EL LIBRO DE Barón Samedi
Mientras ella estaba fuera, Conway miró el libro abierto sobre su asiento. Había una foto en la página que mostraba a un hombre negro con los ojos abiertos y brillantes dientes blancos. Él se reía, pero parecía aterrador y peligroso. Conway leer las palabras debajo de la imagen: "Baron Samedi, el más fuerte y más peligroso de todos los houngans vudú. Nadie sabe quién es el Barón Samedi, pero creo que es a la vez vivo y muerto. Vive en dos mundos diferentes. Mucha gente está tan asustada de él que no se atreven a decir su nombre. "
Conway miró la imagen. "Barón Samedi" se rió. "¿Cómo puede la gente ser tan estúpido? Sin embargo, será fácil de hacer dinero si piensan como niños. "
Unos minutos más tarde, Karen regresó. Cogió el libro y lo puso en su bolso. Mientras estaba sentado, las luces de la aeronave se encendió.
"Vamos a llegar al aeropuerto de Puerto Príncipe en unos