Cuando tenía diez años me daban miedo
Los fantasmas habían vivido en mi cuarto desde que era pequeñita. Dormían dentro de los cuadros o en la ropa que se quedaba tirada sobre la silla. Estoy casi segura de que también dormían durante el día bajo mi cama. ¡Qué difícil acostumbrarse! La cosa es que cuando mis amigos decían que ya no les tenían miedo a los fantasmas, yo también mentía: en realidad me daba pánico mi cuarto por las noches.
Si no hubiera sido por Lorena, todavía seguiría sin dormir.
Desde que la conocí llevaba el pelo casi pegado a la cabeza y jamás había explicado por qué se lo cortaba tanto. Como era bonita y se vestía con gusto, parecía cosa de la moda. Felizmente, porque una vez Rodrigo-de-primero-de-secundaria …ver más…

Ya me había acostumbrado a su silencio. Me gustaba que
Lorena estuviera cerca, con su cara seria y atenta, como si yo tuviera mi guardaespaldas. Por eso me asusté el día que me dijo:
–Hoy te voy a contar mi secreto –y se puso a hablar hasta que se hizo de noche; le pidió a su mamá permiso para quedarse a dormir y siguió hablando hasta que se hizo de día.

11

Interiores un fantasma.indd 11

03/02/2009 17:22:45

Lo que me contó Lorena
“Yo no puedo tener el pelo largo; a mí el pelo se me para.
Crece un poco y ¡zaz!, se para. Ni el doctor entiende por qué, pero es facilísimo darse cuenta. Yo se lo he dicho con todas las palabras que sé: ‘Es miedo, doctor. Es pánico, doctor. Es terror, espanto, pavor’. Pero no me hace caso.
No me mires con esa cara de boba. Le tengo miedo a los fantasmas de mi cuarto.
A veces he pensado que mis papás saben algo, que son medio parientes de vampiro. No soportan la luz en las noches.
Apagan todas las luces; ni creas que dejan la del pasillo o una lámpara en la sala de abajo, nada. ¿La luz de mi mesa de noche? Ni hablar. Cuando grito vienen corriendo con una linterna de mano que les alumbra las bocas renegando, y entonces ya no sé qué me da más miedo.
No duermo. Los espero. ¿A quién va a ser? ¡A los fantasmas! Se trepan en mi cama y empiezan a olerme detrás de las orejas, me lamen la nariz, me mordisquean el pijama. Siempre es igual. Lo espero sobre todo a él, a Ojos
Colorados. Algo quiere.