Las ancas de rana no eran tan malos como los niños habían esperado. Se deslizó rápidamente de la lata y en la sartén, que Susie llevaba sobre el fuego. A pesar de que eran de color marrón grisáceo y muy desagradable, Marta se sintió aliviado al ver que no se parecía a las piernas real. Ella había estado sintiendo lástima por los pobres ranas.
Pero William estaba buscando mal humor en la sartén. "Hemos pagado mucho por ellos!" dijo. "Espero que se lo merece."
Los niños habían hecho un pequeño incendio junto a la puerta del granero. A menudo se vino a jugar aquí, ya que sólo fue a las afueras de la aldea de Steeple Hampden, donde vivían. Nadie más parecía a utilizar el edificio grande y vacío. las antiguas murallas de la cuadra estaban …ver más…

Un poco de viento soplaba sobre el suelo de piedra e hizo ruidos extraños triste en el techo. Los niños fueron a mirar a la sartén.
Al principio no se dio cuenta de que una cuarta persona había unido a ellos. Se quedó mirándolos durante varios minutos antes de que alguno de ellos la vio.
Por fin habló. "Cerveza de una bruja, ¿verdad? ' Todos saltaron. Martha sólo vio su figura negro sobre la luz en la puerta, pero vio que era viejo y encorvado, con un palo. Marta dio un pequeño grito y se puso las manos sobre su rostro, todo su cuerpo temblaba.
William, que estaba más cerca, vio a la persona con más claridad. Se dio cuenta de que ella debe ser la anciana que vivía en la casa junto al granero. Miss Hepplewhite, no era que su nombre? Él espera que ella no paraba de ellos jugando en el granero.
Susie fue el que respondió. -Sí, es-dijo ella-.
Miss Hepplewhite entró en el establo. -Ah-dijo, tocando la lata vacía de ancas de rana con la punta de su bastón, muy inteligente! ¿Y cómo ha encontrado las otras cosas? '
Le dijeron, y ella escuchó con atención. Por la expresión de su rostro, era imposible ver lo que estaba pensando.
Por fin Marta preguntó, temblando, "¿Importa? ¿Hemos hecho algo malo? '
El fuego ya no estaba en llamas, y la cerveza estaba fría. Fuera, el viento había cesado, y en la quietud oscura llegó gruesas gotas de lluvia, como los dedos tocando las hojas de los árboles.
"No sé lo que has hecho nada malo",