La Plática ­ por Gary Soto
Mi mejor amigo y yo sabíamos que íbamos a llegar a ser feo. En un césped en el patio, con la luz del verano al oeste de la morera junto a la casa de la chica más hermosa en nuestra calle, hablábamos de lo que podríamos hacer: agitar la suciedad de la segunda base de nuestro pelo, lavarnos las manos del olor de rana y el agua del canal, y aprender a sonreír sin mostrar los dientes torcidos. Tuviéramos que dejar de escupir cuando las niñas estaban mirando y aprender a no acumular alimentos en un tenedor y después en una mejilla ya llena y batiendo comida caliente. Teníamos doce años, con cuerpos delgados que estaban empezando a crecer de maneras extrañas. En primer lugar, nuestros cabezas se …ver más…

"Pues aunque sea yo feo, mi esposa va ser guapa", le dije. "Ella va a tener un montón de vestidos y yo tendré más camisas que tengo ahora. ¿Sabes cuánto ganan los carpinteros?" Entonces vi la luz del dormitorio encenderse y la hermosa niña caminaba en la habitación secándose el pelo con una toalla. Le dí un codazo al brazo corto de Scott y él vió lo que yo vi. Nos echamos los tallos de hierba, nos levantamos y nos acercaron a la cerca para mirar a como lo secaba el pelo. Ella se sentó en la cama y empezó a peinarlo, lentamente al principio porque estaba enredado. Con una liga, se lo ató en una colita y agarró un libro que era igual de grueso como un sándwich de buen tamaño.
Scott y yo la veía leer un libro, ahora ambas piernas en el aire y entrelazados, uñas de los pies pintadas como pétalos rojos. Pasó por las páginas lentamente, con mucho cuidado, y de vez en cuando bajaba la cara en la almohada. Ella parecía triste pero hermosa, y no sabíamos qué hacer, excepto darnos unos codazos suaves en el corazón, y arrastrarnos hacia el patio delantero. "No puedo soportarlo más. Tenemos que hablar de esto ", dijo Scott.
"Si lo intento, creo que puedo hacerme más guapo ", le dije. "Leí un artículo sobre una chica que blanqueaba los dientes con agua y harina."
Así que caminamos por la calle, deprimidos. Por cada paso que daba yo, Scott dió dos mientras que con sus brazos cortos bombeaban para no quedarse atrás. Por cada vez que Scott