Solo vengo por tarea, no a darla
[75] Garatuza extendió el papel y leyó; era como el fragmento de una carta. «La orden es que el grito se dé el día 5 porque es preciso no dar tiempo a las pesquisas sobre el tumulto, que pueden darnos triste resultado. »Es necesario que las sospechas de la conspiración recaigan sobre los criollos, y apruebo lo que me decís del anónimo: así se encontrarán aislados». -No dejéis de poner al... (roto el papel)... que de esto depende nuestra fortu... -Comprendo -dijo Garatuza. -Bien, vete y no dejes de ponerme al tanto. Una hora después, el virrey y el visitador, que estaban tratando de los negocios de la tierra, oyeron llamar a la puerta suavemente. Era Benjamín. Benjamín entró con todo el aire de un ministro de policía. -¿Qué hay de nuevo? -dijo el virrey. -Excelentísimo señor, muy poca cosa. -Habla. -Pues cumpliendo con el mandato de Su Excelencia, fui a la casa del señor oidor Don Pedro de Vergara Guviria, adonde tengo conocimiento con unos lacayos, y en donde solía escuchar eso de la conspiración de que hablé a V. E. -Adelante. -Me entré al cuarto del cochero, y dos señores españoles hablaban bajo; pero yo percibí que trataban de lo mismo y mentaban mucho el día cinco, y a los criollos, y a S. E. y al señor visitador, y