La historia comienza cuando la Kaky va a cumplir 15 años. Nunca pensó que aquello fuera algo tan complicado. Sus papás, tíos y aquellos que forman parte de la gran familia Arévalo, le habían advertido que saldría de la "edad del pavo" y se le pasarían todas las tonterías. Ella dice que se supone que a esta edad nos definimos, algunas podrían dedicarse a las pasarelas y otras nunca pasarán por delante de una cámara televisiva, salvo como una reportera internacional. Nadie aspira a ser la modelo tonta de un shampú; que es mejor ser piloto de guerra, doctora o genio matemático, pero a los quince años siempre se les recuerda a las chicas la apariencia física, algo que les sigue pesando toda la vida. Como consuelo es bueno saber que para …ver más…

El premio era la publicación del tema, un computador y un galvano de honor para el colegio.
La Flo, que también estaba en el taller, dijo que ella podría escribir sobre la destrucción de la Torres Gemelas en Nueva York. A la Kaky no se le ocurría ningún tema, y fue la Madame quien le propuso que el reportaje fuera sobre los graffiteros, los cantantes, hablar de ese mundo marginal y desconocido que nadie toca. Le dijo que con su nuevo look no sería difícil, ¿Arte urbano o barbarie? es un buen título para el reportaje y la Coté puede tomar las fotografías.
La Coté, el Pancho y la Kaky fueron al Festival de hip hop en el estadio del Llano de Subercaseaux. Según el Pancho el festival es viejo, lo hacen desde 1992. Había mucha gente y la mayoría iba con pantalón ancho, caído (como para que se les notara harto el calzoncillo) y con enormes zapatillas de marca, pero sin cordones, casi todas las cabezas con peinados rastas o con jockey al revés, con muchos collares y pulseras de metal.
Conocieron a un tipo más o menos bajo, de pelo amarrado con una moña y con una especie de pelusa en el mentón. Se veía algo malandra con su larga camiseta negra, pintada a mano con unos graffitis rojos, resultó ser un super amigo del Pancho que había sido compañero de liceo y estudiaba Literatura en la Universidad. Era él quien lo había metido en el club de los huevitos, las famosas Isettas. Era un experto del graffiti en Santiago, dijo que