Resumen Del Libro Eso No Me Lo Quita Nadie
(Fragmento)
Por ANA MARÍA MACHADO∗
Cuando vi por primera vez a Bruno, supe que era el hombre más hermoso que había visto en mi vida. Fue sólo observarlo de lejos, mientras caminaba en la playa, con paso lento, en dirección a nosotras dos. No se necesitó nada más. Un chico muy atractivo. De esos que casi nos dejan sin habla. No era necesario ningún esfuerzo para ver que era alguien fuera de lo común. Pero lo que nada permitía suponer en ese instante es que yo supiera todo acerca de su vida, O, al menos, un montón de cosas. El nombre y apellido. El colegio en donde estudiaba. La calle en donde vivía. Que tenía —que todavía tiene, pues creo que es mejor hablar de todas estas cosas en presente— un hermano pequeño …ver más…
Y fue contándolas. A mí y a la hinchada del Flamengo... como dice mi papá. Pero también del Vasco, del Corinthians, de cuanto equipo existe. Todo el mundo sabía del enamoramiento de Dora por Bruno: tías, tíos, primos, abuelos, madrinas, amigas de la vecindad, hasta el loro del patio debía de haber aprendido a repetir: “iBruno! iBruno!” A veces me daba un poco de vergüenza, porque soy muy diferente. Mi madre dice que tengo la manía del secreto. Pero no es verdad. Sólo que no me gusta que se enteren de mi vida, y no salgo por ahí contándolo todo, como Dora. Cuando me gusta un chico, por ejemplo, me lo guardo para mí misma. No quiero que se queden comentando. A Dora, no. No le preocupa. Sólo quería
que él no se enterara. Mas, como nunca se aproximaba a él, ni a quien fuera amigo de él, no existía el mínimo peligro. Y pasó dos años --jdos años, hombre! ¿Te imaginas?— hablando de Bruno, soñando con Bruno, suspirando por Bruno, sin acercar-se nunca a Bruno. Había una facilidad (o una dificultad, para quien no quiere estar cerca). Y era que los dos estudiaban en el mismo colegio. Y aunque los horarios de recreo eran diferentes para la primaria y la secundaria, siempre era posible observarlo de lejos, pegar una conversadita con alguien aquí o allá, e ir poco a poco descubriendo una cantidad de cosas. Cuando supo su apellido, fue un tremendo avance. Porque mi tía Carmen (que debía oír hablar de Bruno de la mañana a la noche,