Resumen De "De Magistro"
De Magistro es una obra de San Agustín que constituye un dialogo con su hijo Adeodato en el que se produce una dialéctica entre el locutor y el interlocutor, en el dialogo San Agustín expresa algunas ideas sobre la didáctica que nosotros la consideraremos como el arte de enseñar y como orientar el aprendizaje, las principales ideas las resumimos a continuación:
San Agustín sostiene que no existe maestro alguno que enseñe la ciencia al hombre, excepto Dios, tal como está escrito en el Evangelio: “Vuestro único maestro es Cristo”.
San Agustín se vale de las cosas corporales como recursos para llegar a las cosas incorpóreas y conducir a los demás hacia ellas. Su reflexión sobre los signos …ver más…
El docente objeta para que los oyentes propongan nuevas conclusiones; 4. El docente, por último, recoge el proceso en una expresión que él formula.
Asimismo en el diálogo propone una nueva relación pedagógica entre el docente y el discípulo. No hay respuestas hechas, y menos prefabricadas. La respuesta la hace el oyente abriéndose críticamente a lo que propone el docente y queriendo oír al Maestro interior de la verdad.
Para San Agustín, la finalidad de la actividad de hablar es enseñar, aprender y advertir, sostiene que cuando preguntamos, queremos aprender, que las palabras son signos y estos están formados por letras y pueden dividirse en sílabas. Toda palabra, como signo, debe significar algo; de lo contrario sería un sonido pronunciado en vano en la conversación.
Propone que para estudiar el signo lingüístico hay que tener en cuenta cuatro cosas: el nombre, la cosa, el conocimiento del nombre y el conocimiento de la cosa. Nada puede mostrarse sin ayuda de un signo, a excepción, quizás, del lenguaje y de la acción misma de mostrar.
San Agustín piensa que el hombre, con las palabras, tan sólo se siente estimulado a aprender; que es muy poca cosa el hecho de que, a través de la expresión hablada, se manifieste el pensamiento de quien habla; y que en cambio, la verdad de lo dicho solamente la enseña el que, con sus palabras, nos ha advertido de su morada interior en nosotros. En consecuencia