LA REBELIÓN DE LOS COLGADOS
I
Por no contar con los doscientos pesos que requería para la operación de su esposa, Cándido Castro, indio tsotsil, empeña su vida y la de su familia, con el poder de su firma, para dedicarse a las monterías. Sin embargo, el tiempo que transcurre desde que observa que es necesaria la atención de su esposa y el pacto que consigue con los “monteros” (Don Gabriel) para obtener el dinero y pagarle al doctor es demasiado, resultando ya tarde la atención médica, pues su esposa había ya fallecido. Cándido, junto con sus dos hijos, iniciará una aventura que lo cambiará por siempre, dejando la tierra que lo vio nacer: Cuishin.
II
Habiendo hecho uso de cincuenta de los doscientos pesos conseguidos en el trato …ver más…

VII
Urbano y Pascasio, dos de los sobrevivientes del castigo anterior deciden escaparse. Al cabo del mediodía, “La Mecha” y “El Faldón”, capataces, les dan alcance y empieza la persecución; Pascasio da muerte a “La Mecha” mientras que “Faldón” le regresa el cumplido a Pascasio. Urbano es llevado con Don Acacio, quien decide darle su merecido. Se lo lleva a lo apartado y le promete que lo que seguirá será el peor de los tormentos, Urbano sólo desea morir, pues así se evitaría ya el sufrimiento. Planea hundirse en el río, pero antes, decide atacar a don Acacio, a quien golpea y lo amarra. Le encaja en los ojos unas espinas y se tira al río. Martín Trinidad sale de su escondite, se lleva el revólver y entierra la cartuchera de Don Acacio y marcha. Don Acacio, recogido ya por Faldón y llevado a la aldea, se da un tiro y muere.
VIII
Asustados por lo recién acontecido y por la situación revolucionaria que estaba viviendo el país, Don Severo ordena tratar con más consideración a los leñadores, para evitar que el ambiente se viera ensombrecido por más muertes como la de su hermano. Aurea, mujer de Don Acacio se va con Don Severo. Sin embargo, a los tres días de la reunión y de lo establecido, tanto los capataces como Don Severo y Don Félix vuelven a tratar a los leñadores y a los boyeros como siempre, olvidándose así de la forma en cómo murió Don Acacio.
IX
Cándido sigue siendo ayudado por