Poniatowska, Elena -De noche vienes
Pero atención, porque las mujeres de Poniatowska son serviciales, pero no serviles; son atentas y solícitas, pero no sometidas. Es cierto que bajo la mirada del fotógrafo Agustín Casasola, las soldaderas se perciben candorosas y frágiles, con las caras lavadas, los ojos bajos y las blusas de percal; y también que la Esmeralda de “De noche vienes”, se muestra con sus ojos limpios y su apacible tersura, como de “una criatura frente a un caleidoscopio” y que la niña Lilus Kikus es “diáfana y alegre, ha caminado descalza sobre la hierba fría, dando saltos, riendo y cantando”; sin embargo, Poniatowska se encarga de que sus personajes femeninos se alcen con una voz poderosa y dominante. Tanto es así que en “De noche vienes” Esmeralda pasa a ser simplemente “la de la voz” (“todos deseaban que la de la voz regresara”); ella, que es feliz entregándose al servicio de sus maridos y de su padre, también es capaz de demandar la atención indiscutible de todos los que la rodean, la admiran, la desean y se desviven por complacerla. La voz de Esmeralda es asimismo la voz de la rebeldía contra el status quo de una sociedad que permite el