PERU, LA REVOLUCION AMBIGUA.
Por Guepart, Franco Luis.
1. Realistas y reformistas
El Perú estaba habitado por diversas razas sin cohesión entre si. Esta región fue el centro y el nervio de la reacción realista, a punto de llegar a casi dominar la revolución sudamericana por algún tiempo y prolongar la lucha por el espacio de quince años. En vísperas de la revolución, Perú tenía una población de algo más de un millón de habitantes. Los indios y los mestizos estaban concentrados en la región andina, donde practicaban una agricultura de subsistencia y proporcionaban mano de obra para las minas, obrajes y haciendas. Pero en Lima y en los valles costeros, donde una agricultura comercial y una economía de plantación exigía una fuerza de …ver más…

Después de la pérdida del Alto Perú, el comercio de la colonia descendió. El comercio exterior se apoyaba en las exportaciones de plata. La situación empeoro después de 1808, cuando la guerra y la revolución en Hispanoamérica desorganizaron aun más las actividades comerciales.
La revolución americana supuso la libertad económica para los rivales del Perú: Buenos Aires y hasta cierto punto Chile podían ahora mejorar su posición en los mercados del Alto Perú y del mismo Perú. Esto hacia que algunos intereses económicos en Perú se los pensaran dos veces antes de desertar de la causa de España y del monopolio.
Los peruanos continuaban intentando reformas, no la independencia de España, a partir de 1808 se sintieron animados en sus esperanzas por la emergencia de un régimen liberal en la península.
Los criollos eran la clave de la situación, con su superioridad numérica sobre los españoles, podían promover o impedir el cambio político. En Perú la presencia española era más poderosa que en el Rio de la Plata o en Chile. Pero sin el apoyo de los criollos, el virrey Abascal no podía mantener en sus manos al Perú, y muchos menos lanzar la contrarrevolución contra las provincias vecinas. La restauración de Fernando VII en 1814 hizo pedazos las esperanzas de reformas.
El propio virrey era quizás el principal recurso con que contaba la causa española en Perú. José Fernando de Abascal tenía el instinto del liderazgo y