Los Tres Lobitos Y El Cochinillo Feroz

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Los tres lobitos y el cerdito feroz

Había una vez tres tiernos lobitos de piel mullida y colas de pelusa que vivían con su mamá. El primero era negro, el segundo, gris y el tercero, blanco.
Un día la loba llamo a los lobitos y les dijo
-Mis hijos, hay un momento en la vida en que es importante salir a recorrer el mundo. Viajar y construirse una casa. Pero siempre hay que tener cuidado con el cerdito feroz-
-No te preocupes, mama. Nos cuidaremos de el-
Dijeron los lobitos, y salieron a recorrer el mundo.
Muy pronto encontraron un canguro que estaba empujando una carretilla llena de ladrillo rojos y amarillos.
-Por favor, ¿podrías regalarnos algunos de tus ladrillos?-
Preguntaron los tres lobitos.
-Por su puesto- dijo el canguro
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El cerdito toco el timbre y dijo –Lobitos, miedosos, ¡quiero entrar!
-¡No, no, no! ¡Es nuestra casa y no puedes pasar!
-Entonces, soplare y resoplare y la casa derribare-
Los lobitos no abrieron y el cerdito soplo y resoplo, pero la casa no se cayó.
Pero por algo le llamaban feroz al cerdito feroz.
Trajo un enorme taladro y destrozo la casa.
Los tres lobitos lograron escapar, pero estaban muertos de miedo y sus rodillas no paraban de temblar.
-construiremos una casa mas fuerte-
En ese momento, vieron un camión lleno de barras de hierro, placas blindadas, alambres de púas y pesados candados.
-Por favor, ¿podrías regalarnos unas cuantas barras de hierro, varias placas blindadas, alambre y algunos pesados candados?
-Por supuesto- dijo el rinoceronte generoso y de buen corazón.
Así, los tres lobitos construyeron una casa muy fuerte.
Era la casa mas fuerte y mas segura que se pueda imaginar. Se sentían tranquilos y completamente a salvo
Al día siguiente, como de costumbre, el cerdito feroz paso merodeando por el camino. Los lobitos estaban jugando a la rayuela en el jardín. Al ver al cerdito feroz, corrieron a la casa, pasaron el seguro de la puerta y cerraron los sesenta y siete candados.
El cerdito toco el timbre y dijo
-Lobitos miedosos de rodillas tembleques, ¡quiero entrar!
¡No, no, no! ¡Es nuestra casa y no puedes pasar!
-Entonces soplare y resoplare y la casa derribare-
Los lobitos no abrieron y el lobo soplo y resoplo,

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